Los coletazos de la crisis de 2001 no habían acabado en la provincia.
Gobernaba el radical Sergio Montiel y las cuentas en el Estado hacían agua en su principal frente: el pago de sueldos a los estatales.
Los sueldos, el motor que mueve todo, se pagaban mal y peor: había atrasos.
Los maestros llevaban la delantera en el malhumor social.
El 14 de mayo de 2003, un congreso de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) determinó un paro por tiempo indeterminado, desde el inicio de ciclo lectivo, con lo cual ese año el horizonte escolar se oscureció: no se sabía si habría clases.
El gremio exigió un reclamo que todavía hoy, más de una década después, sostiene: la derogación del decreto N° 3.394 por el que la administración Montiel, igual que ahora, aplicaba descuentos salariales por adhesión a las huelgas. También, Agmer pidió, como estos días, la devolución de los montos ya descontados.
También demandó el pago al día de los salarios y la actualización de las partidas de funcionamiento en las escuelas.
Nada parece haber cambiado demasiado desde entonces hasta ahora.
Como no había cómo responder a las demandas, lo que hizo el Gobierno entonces fue prorrogar, en dos oportunidades, el inicio del ciclo lectivo 2003.
Finalmente, la fecha de comienzo del calendario escolar se estableció para el 24 de marzo.
Pero el 21 de ese mes Agmer convocó a otro congreso y ratificó el no cierre del ciclo 2002 y el no inicio del ciclo lectivo 2003.
El escenario no podía ser peor.
Agmer volvió a convocarse en congreso el 3 de abril y como el contexto no había variado ni un ápice, lo que se resolvió fue lo esperable: sostener la no vuelta a clases. Un paro por tiempo indeterminado.
El 24 de abril, otra vez lo mismo: otro congreso de Agmer. Sin clases.
Hubo anuncios del Gobierno, promesas de pago de la deuda salarial, pero los docentes consideraron que no estaban dadas las garantías. El 9 de mayo, un nuevo congreso de Agmer vota continuar con el paro.
Mientras, el conflicto docente ingresaba en un callejón sin salida.
El 12 de mayo de 2003, el Ministerio de Trabajo convocó a una audiencia de conciliación, pero la audiencia fracasó.
En forma paralela, un grupo de defensores de Menores entabló una demanda para obligar a los docentes a volver a clase.
El 11 de mayo de 2003, Susana Medina de Rizzo era jueza de Instrucción, y en ese rol dictó un fallo que obligó a los docentes del departamento Paraná a levantar el paro y volver a clase.
Agmer acató el fallo, pero el conflicto parecía a punto de estallar nuevamente.
Mientras, nuevos pronunciamientos judiciales en Federación, Colón, Gualeguaychú, Victoria y Tala obligaron a los docentes a levantar la huelga que habían dispuesto por tiempo indeterminado.
Entonces, intervino en el conflicto la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera). Su titular, Marta Maffei, asiste al congreso provincial de Agmer del 27 de mayo.
Mientras los congresales sesionaban, la Ctera inició una silenciosa negociación con la administración del recién asumido presidente Néstor Kirchner.
El interlocutor fue el entonces ministro de Educación, Daniel Filmus, que preparó el terreno para que ese mismo 27 llegara a Paraná Kirchner y sellara el acuerdo que supuso el fin del conflicto. La firma del acta acuerdo fue en una tumultuosa reunión que tuvo lugar en el salón de actos del Consejo General de Educación (CGE), donde el gobernador Montiel soportó golpes y empujones y terminó por el piso. Víctor Grandoli, entones dirigente de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), se trabó en lucha con Montiel, y terminó provocándole una caída. En la caída, el gobernador perdió los anteojos.
Gabriel Perotti era entonces secretario gremial de Agmer; Marta Madoz, secretaria general; y Sergio Elizar, secretario adjunto.
“Fui uno de los representantes por Agmer en la elaboración del acta acuerdo que se firmó en el Hotel Mayorazgo. En esa reunión, estaban Filmus; Maffei por Ctera; Juan Colobig y Oscar Berón, por la provincia. Además, Madoz”, recuerda ahora Perotti, ya alejado del sindicalismo docente, y ahora funcionario de Cambiemos en Alcaraz.
Así recuerda aquel día Perotti: “Luego de la elaboración del acta acuerdo, el texto se puso a consideración del congreso de Agmer, que había pasado a un cuarto intermedio. Luego de que es aprobado, Marta Maffei me comunica que el presidente había decidido venir a Paraná. Fue emocionante”.
El acta-acuerdo estableció que la Nación se comprometió a girar a la provincia 80 millones de pesos de un crédito del Banco Mundial para cancelar deudas de salarios atrasados.
El acuerdo se logró tras la llegada de una asistencia de 400 millones de dólares que había gestionado el gobierno del expresidente Eduardo Duhalde con el Banco Mundial.
Con esos fondos se creó un Fondo Fiduciario para las siete provincias con mayor riesgo económico, a fin de garantizar el pago en tiempo de los sueldos docentes y, en consecuencia, la normalidad del dictado de clases.
Con el pago de los salarios adeudados, los docentes se comprometieron a no realizar más paros ese año, pero al final de 2003, la salida de Montiel se dio en medio de nuevas huelgas docentes.
La recuperación de los días perdidos de clase nunca se logró.
Y aquel año, 2003, terminó siendo el peor en materia de conflicto docente en Entre Ríos de este siglo.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.