Silvio Orestes Vivas, 48 años, nacido en Bolívar, provincia de Buenos Aires -igual que Marcelo Tinelli- contador, es el presidente del Instituto de Ayuda Financiera a la Acción Social (Iafas), organismo al que llegó diez años atrás para asumir como gerente general.

No echó raíces en Entre Ríos: viaja cada semana a Buenos Aires, donde está su familia -una foto lo muestra en Instagram con sus cuatro hijos-, pero tiene muy en claro qué ocurre en cada punto de la entrerrianía donde hay una sala de juegos. Lo sabe por cierta obsesión que disimula de modo cortés: en su oficina, en la sede central de Iafas, tiene una enorme pantalla, a modo de Gran Hermano, que le permite estar al corriente de qué ocurre en cuál lugar.

Un día de invierno, cuando la noche ya abrazó la ciudad, Vivas se presta a tomarse una selfie, pero antes pregunta: «¿Estoy bien así o me saco el saco?». Se lo saca. Está acicalado como para empezar de nuevo un día que ya consume sus últimas horas, y daría lo mismo que se quedara con el saco puesto: tiene un dominio milimétrico de lo que hay que mostrar.

El saco queda a un lado y Vivas habla con la soltura de un experto en números, muestra de qué modo cambió el organismo que maneja el juego oficial en la provincia. La tecnología, claro, es la clave de la transformación de Iafas. Pero también la administración eficiente: eso dice.

“Iafas tiene un gran presente pero tiene un futuro mucho mejor», elogió el gobernador Gustavo Bordet en febrero último, cuando inauguró las monumentales instalaciones del organismo sobre calle Belgrano, a un costo de $78 millones.

«En Iafas hay muchos buenos números para mostrar», se ufana Vivas, y mira su reloj. Son casi las 9 de la noche, y sabe que en minutos más cerrarán los juegos de tómbola del día, y cuenta, con la precisión de pocos, cuánta recaudación estima. Relojea todo lo que ocurre alrededor de esa gran maquinaria del juego que es el Iafas: lo hace con el trajín propio del minuto a minuto en la tele.

«Lo que se hace es maximizar los recursos», dice, para explicar de qué modo ha crecido el aporte de Iafas para ayuda social sin que ello suponga un salto cuantitativo en la cantidad de apostadores en las salas de juego. «Hay un mito popular que dice que en épocas de crisis, el juego aumenta. Eso no es así. La recaudación viene creciendo muy por debajo de los niveles de inflación. Pero lo que nosotros podemos demostrar, con números, es que la utilidad neta ha crecido por encima, o ha seguido la inflación. Y eso se debe a un control de gasto muy importante que aplicamos», cuenta.

Hoy, Iafas financia la mayor parte de los programas sociales de la provincia, cubre el 100% de la jubilación de amas de casa, aporta al deporte, a la seguridad y a las políticas dirigidas a los micremprendedores.

Entre 2016/2017 crecieron un 38% las transferencias para ayuda social, no porque hayan aumentado los apostadores, sino por reducción de gastos, indica Vivas. Ni tampoco porque se haya aumento el número de salas. Actualmente, el organismo cuenta con 10 casinos, 31 salas y 921 agencias. Y 1.300 empleados en toda la provincia, con un índice de ausentismo bajísimo, del 5,27%.

«En esto también se aplica la tecnología. En Iafas, todas las personas tienen la obligación de marcar la huella digital en el reloj, y todo se reporta directamente a un sistema integrado de recursos humanos. Está de acuerdo a las normativas. No se puede llegar más de 10 minutos tarde», cuenta Vivas.

«Otro aspecto en el que se mejoró es en las situaciones de inseguridad y robo que se daba en las distintas salas de juego. Hay un control on line. Hoy tenemos conectadas todas las máquinas: es un control que funciona desde la sede central de Iafas. Y en casinos, en los juegos de paños, no solo hay control con un circuito cerrado de televisión desde la propia sala, sino que además hay un segundo control desde la sede central. Hay doble control y sistemas cruzados.  En base a estos controles, podemos tener el resultado de una mesa, bola a bola, o cómo le fue al pagador. Hay un control importante. Todo el sistema de control hace que la gente trabaje más ordenada», asegura.

-¿Cómo desarrollan el control en el juego para prevenir operaciones de lavado?

-Tenemos la obligación de controlar. Tenemos un responsable para esa tarea, que es el director Guillermo Dubra. Es responsable de todo lo que es obligaciones de la ley de prevención de lavado de dinero.  Se hacen reportes en forma mensual  En todo pago mayor a 50 mil pesos, tenemos la obligación de reportarlo, sea el juego que sea. Ha habido operaciones sospechosas en determinadas jugadas con mucha inversión. Siempre se reporta. No son muchos, de todos modos.  Tuvimos un caso en la costa del Uruguay, un apostador que tuvo dos aciertos, por más de 8 millones. En ese caso, se investiga al apostador y al agenciero. Pero en ese caso no hubo ninguna irregularidad.

Vivas dice que «Iafas tiene la obligación por ley de aportar la totalidad de sus recursos a distintos programas de asistencia social. Eso ha sido siempre así. Pero desde que asumí, le he dado una impronta a esa tarea de ayudar. Queremos mostrar más ese costado social de Iafas. Y dar una mano más allá de lo que la ley nos obliga. Es el caso del chico de Colón que recibió una silla de ruedas, o la instalación de juegos en el Parque Berduc de Paraná, o el libre acceso a las Termas de Ayuí.  Apuntamos a darle importancia a esa función de responsabilidad social que tenemos como organismo para hacer un poco más allá de lo que la ley nos impone -cuenta-. Ahora mismo estamos trabajando en un proyecto de ley que nos permita otorgar un punto más de ayuda a cuestiones de salud y para situaciones de urgencia».

Pero ése no parece ser el último proyecto de Vivas. Seguramente en unos minutos más estará mirando la pantalla multicontrol que tiene en Iafas y auscultando nuevos caminos por recorrer.

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.