El Monasterio de la Preciosísima Sangre y Nuestra Señora del Carmen, ubicado en la zona sur de Nogoyá, frente a barrio San Miguel, parece buscar reponerse al escándalo que lo atravesó en 2016.
Una denuncia que publicó la revista «Análisis» derivó en la apertura de una causa en la Justicia, caratulada “CCD s/Privación ilegítima de la libertad agravada”. Dos excarmelitas contaron ante el fiscal Federico Uriburu, de la Unidad Fiscal de Nogoyá, los tormentos que soportaron en la clausura, y responsabilizaron de esos hechos a la priora, Luisa Toledo.
Toledo, que fungía como priora con el nombre de madre María Isabel ya no está en el carmelo de Nogoyá. Fue destituida de su cargo y enviada al destierro al Chaco, donde espera la resolución de la causa judicial abierta en su contra. Con Toledo afuera, el convento carmelita de Nogoyá inició un tímido proceso de apertura y renovación.
En principio, el Vaticano ha resuelto la conformación de un nuevo equipo de superioras, y por esta vez ha echado a un lado las constituciones de la congregación que indican que las prioras se eligen por votación de la comunidad. En vez de eso, Roma decidió nombrar como priora a Itatí Miño, una misionera de 38 años, que desde hace dos décadas está en el convento.
Otra etapa
Hubo voces que alertaron a la Iglesia por lo que se vivía en el carmelo de Nogoyá. Pero el jefe de la Iglesia de Paraná, Juan Alberto Puiggari, hizo como que no escuchó. Eso cuenta la madre de la nueva priora, que habló con Entre Ríos Ahora.
«Ya pasó el gran dolor que vivimos», dice la mamá de la priora, María Elena Villalba de Miño. «Tengo, sí, un gran dolor porque la cabeza nunca nos apoyó, un apoyo que sí lo tuve del padre Jorge Bonnin (se refiere al párroco de la Basílica del Carmen, de Nogoyá, NdelR)».
-¿Nunca sintieron el apoyo del arzobispo Juan Alberto Puiggari cuando le contaban lo que pasaba con la priora anterior?
-No, nunca, para nada. Inclusive, una vez cuando vino a mi casa, cuando fue el allanamiento al convento, dijo que todo era un show mediático. En mi propia casa me mintió el obispo. Ni siquiera me llamó él para comunicarme que mi hija había sido designada priora. No le hubiese costado nada levantar el teléfono y avisarme. Me enteré por otra persona.
-¿Cambió mucho la situación adentro del convento ahora?
-Sí, totalmente. Antes eso era una cárcel. Eso se lo había dicho a Puiggari. Esta mujer (habla de Luisa Toledo) nos tenía sometidos a todos, hasta a las familias. Una vez me enteré lo que pasaban ahí adentro. Yo siempre le llevaba cosas a mi hija, y le pedía a la hermana que me atendía en el torno que se lo diera. Un día mi hija se acercó llorando y me dijo, a través del torno: «Mami, por favor, cuando vengas, decile: `Entreguele esto a nuestra madre, para que después ella se lo entregue a mi hija´. Ahí me di cuenta de que estaban muy sometidas.
De Roma
El carmelo de Nogoyá es un monasterio autónomo, gobernado por sus superioras, elegidas según las constituciones por las propias religiosas. Se trata de una casa religiosa de derecho pontificio, es decir, erigido por la Santa Sede de cuya potestad depende en lo que se refiere al régimen interno y a la disciplina, aunque se encomiende al obispo diocesano, Juan Alberto Puiggari, el actual, el cuidado de estos monasterios en algunos aspectos muy precisos, y siempre respetando la legítima autonomía del monasterio y aquello dispuesto en sus Constituciones.
No hubo esta vez elección interna de las nuevas autoridades. Itatí Miño fue nombrada nueva priora del convento carmelita de Nogoyá desde Roma.
Ahora, el panorama del carmelo es diferente.
Lo que se ve ahora son cambios externos en el convento: la reja que cubre el frente que da a calle Illia, por donde ingresaron los policías que allanaron la casa religiosa en 2016, luce ahora sin los chapones negros que impedían observar hacia el interior del predio. Queda, sin embargo, el cerco que finaliza sobre los altísimos tapiales que rodean el convento, y que le dan un aspecto de penitenciaría.
Las comunicaciones externas de las monjas se dan ahora a través de una cuenta de correo electrónico, y los contactos con las familias de las religiosas que viven en la comunidad se realizan por medio de whatsapp.
El nombramiento de autoridades en el convento llegó después de casi un año de acefalía. Luisa Toledo fue apartada de su cargo de priora a mediados de septiembre de 2016.
El 8 de junio de 2017, Puiggari envió un informe a la Justicia en el que da razones de que por qué la monja Luisa Toledo fue sacada de su cargo de priora del Convento Carmelita de Nogoyá, y enviada muy lejos de allí, a una casa religiosa en el Chaco.
Puiggari, en realidad, no hizo más que reenviar un informe elaborado por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, del Vaticano, con una advertencia: le dijo que la documentación enviada desde Roma “involucra temas que no tienen relación con la causa” y por eso mismo pidió “reserva de la información”.
El informe, fechado el 8 de noviembre de 2016, y firmado por el arzobispo José Rodríguez Caballo, explica que luego de una visita apostólica al Monasterio Preciosísima Sangre y Nuestra Señora del Carmelo de las Monjas Carmelitas Descalzas de Nogoyá, se resolvió apartar a la monja de su rol de priora, y enviarla a otro monasterio.
Roma, además, pidió a Puiggari hacer un seguimiento del monasterio tras los graves hechos ocurridos, en la que dos religiosas denunciaron graves tormentos y la privación de la libertad.
Esa investigación recaló en la Justicia de Nogoyá.
Hay una orden impartida por el procurador general de la provincia, Jorge García, para que la Justicia de Nogoyá retome la investigación, y eleve la causa a juicio, aún cuando todavía no está resuelta la competencia. El Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú resolvió que no es competencia del fuero provincial; y del mismo modo, la Justicia Federal se declaró incompetente, como ya reveló Entre Ríos Ahora.
Una de las últimas medidas que adoptó el fiscal Federico Uriburu, de la Unidad Fiscal de Nogoyá, fue pedir explicaciones al arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, de las razones por las cuales la superiora del convento carmelita fue apartada de su función y mudada a una casa religiosa del Chaco. Puiggari respondió de forma escueta e insuficiente: admitió el traslado pero no dio motivos.
El delito que se le reprocha a la superiora es el de privación de la libertada agravada por el uso de violencia, a partir de una denuncia que publicó la revista “Análisis”.
La causa penal que se abrió el 25 de agosto de 2016 investiga las denuncias de dos exmonjas sobre aplicación de tormentos y privación de la libertad en el Monasterio de la Preciosísima Sangre y Nuestra Señora del Carmen, de Nogoyá.
Luisa Toledo, que tomó los votos como religiosa carmelita con el nombre de Madre María Isabel, fue separada de la dirección del convento carmelita de Nogoyá el 15 de septiembre de 2016 por resolución adoptada por el juez Acosta. Primero, se la alojó en Lucas González, una ciudad ubicada a 27 kilómetros de Nogoyá.
Allí, convivió con las monjas Terciarias Misioneras Franciscanas, que dirigen el Colegio Castro Barros San José, las mismas que denunciaron al cura Juan Diego Escobar Gaviria por abusos.
Pero allí Toledo estuvo poco tiempo. A mediados de diciembre último, fue autorizada a radicarse en la localidad de Presidencia Roque Sáenz Peña, Chaco.
En esa ciudad está alojada en el Monasterio Cristo Jesús y la Inmaculada Carmen, de las Monjas Descalzas de la Orden la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, una casa de religiosas que depende de la diócesis Diócesis de San Roque de Presidencia Roque Saenz Peña.
Ahora, el convento carmelita transita otra etapa. Mientras, la Justicia aguarda avanzar con la causa penal contra la monja Luisa Toledo. Y otra vez, Puiggari, en el centro de una polémica.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.