No cree en el preservativo como método de prevención de enfermedades de transmisión sexual ni para prevenir embarazos no deseados. Y no cree porque afirma que el sexo debe ser un asunto nada más reservado al matrimonio y con el solo objetivo de procrear hijos. Que así, que eso, reservar el sexo para el matrimonio y darle un fin utilitario, concebir hijos, es el “plan de Dios”. En ese plan de Dios, entonces, no tiene cabida el preservativo.

“Todo acto matrimonial tiene que estar abierto a la vida, lo cual no quiere decir que de cada acto (sexual) deba surgir un embarazo. Hay medios naturales que se han pensado (para evitar los embarazos). Cada vez, la técnica ayuda más. Hay que afinar eso. Cada vez la técnica ayuda más y es más segura, si hay motivos graves, no cualquier motivo, eh”, sostiene el cura Luis Alberto González Guerrico, que se hizo conocido en la década de 1990, cuando gobernaba Mario Moine, Carlos Menem era presidente, y Alfredo Miroli dirigía el Programa Nacional de Sida. Miroli diseñó una serie de spots para televisión, y uno trataba del modo de utilizar el preservativo. González Guerrico, que entonces dirigía la vicaría de Educación de la Iglesia de Paraná, lo prohibió de modo enfático.

Este viernes, frío y ventoso, camina sostenido por su bastón por la vereda de la Iglesia Catedral, y mira con asombro la larga fila de personas que espera en la curia para realizar su trámite de apostasía. Dice que le “duele”. Lo dice así González Guerrico: “Me duele que la gente renuncie porque pierde bienes enormes que ellos no valoran debidamente. Pero la Iglesia los respeta. La iglesia no obliga a nadie”.

¿Quién es González Guerrico?

Es porteño. Nació en 1953, estudió en el Colegio Champagnat de los Hermanos Maristas y tiene el título de abogado, que obtuvo en la Universidad de Buenos Aires. Pero se preparó para cura en Paraná: el 8 de diciembre de 1985 lo ordenó el entonces arzobispo Estanislao Karlic.

En 2007, González Guerrico fue autorizado por el exarzobispo Mario Maulión a trasladarse a la diócesis de San Rafael, Mendoza, donde ocupó tres lugares clave: secretario canciller, y además estuvo a cargo de la pastoral educativa y de la formación del clero.

En Paraná, donde estuvo 22 años, ocupó funciones de vicario en la Basílica Nuestra Señora del Carmen, en Nogoyá, hasta 1990, y luego como párroco de Nuestra Señora de La Paz, de la ciudad de La Paz.

De Mendoza emigró a comienzos de 2016 para asumir como vicario general de la diócesis de Puerto Iguazú, Misiones. Pero allí estuvo sólo hasta diciembre de 2017, cuando renunció. El obispo de Puerto Iguazú, Marcelo Martorell, explicó que González Guerrico presentó la renuncia “por motivos de salud”. Desde entonces reside en Paraná, otra vez.

Su nombre cobró notoriedad en la década de 1990 cuando sostuvo una polémica pública con el director del Programa Nacional de Sida del menemismo, el médico Alfredo Miroli: González Guerrico rechazó que un video que enseñaba el uso del preservativo sea difundido en las escuelas católicas.

Aquella censura del video la justificó por “contradecir gravemente la moral cristiana” y por ser de “alta peligrosidad” para los jóvenes. El cura consideró que “el lazo de la castidad es el único medio seguro y virtuoso de poner fin a la trágica plaga del sida” y opinó que el video “es expresión genuina de la mentalidad secularista de la sociedad en que vivimos”.

Ahora


No ha variado mucho su pensamiento respecto del sexo, y el uso del preservativo. Tampoco acepta los métodos anticonceptivos. A regañadientes, admite los métodos “naturales”.

“Cuando hay motivos serios, no egoísmo, se pueden espaciar los nacimientos, o evitarlos. Pero muchas veces uno escucha que hay egoísmo o hay incluso hasta diría soberbia. La mujer dice que quiere tener el derecho de elegir ser madre o no ser madre. Entonces, estás poniéndote en el lugar de Dios”, afirma González Guerrico.

Y agrega: “Es el plan de Dios y Dios es infinitamente sabio. En la medida en que lo aceptemos, viviremos un poco mejor en la tierra, y seremos felices en el cielo. En la medida que nos alejamos….”

-¿Por qué cree que la gente decide apostatar y renunciar a la Iglesia?

-No lo sé. Me gustaría conversar con alguno de ellos. Estoy muy disponible.

Nadie conversa con González Guerrico. La larga fila en la curia se mantiene: todos han venido a apostatar. Y están pendientes de ese trámite.

-Quizá muchos deciden apostatar disconformes con la postura que adoptó la Iglesia durante la discusión por la legalización del aborto.

-¡Cómo vamos a estar a favor del aborto! Es un asesinato, es una cosa espantosa, es matar a un niño inerme. Usted sabe que la campaña del aborto ha estado llena de mentiras. (Han dicho) que ha habido una multitud de muertes maternas, que fueron muchas menos, y muchas más en otras cosas. Yo no recuerdo las cifras: 200 parturientas muertas por desnutrición y creo que 30 por abortos clandestinos no atendidos. Pero independientemente de eso, pensar que alguien puede estar a favor de la muerte de un niño, es indefendible. Cristo confirmó los diez mandamientos a Moisés, y el quinto mandamiento es no matar. ¿Qué esperan de la Iglesia, que aplaudamos el aborto?

-¿Qué postura tiene en relación a la educación sexual?

-La iglesia es pionera en esto. Yo fui párroco de La Paz desde el 90 al 2000 y hace 25 años hicimos un par de veces cursos para profesores de educación sexual, que llamamos educación para el amor. Así es que la Iglesia no está en contra de la educación sexual. Está a favor de la verdadera educación sexual, de no pervertir a los jóvenes, a los niños, sino darlo gradualmente, lo que cada uno necesita. Y por supuesto la Iglesia va a defender los principios morales

-¿Está en contra del uso del preservativo?

-¡Pero por supuesto! En todo acto matrimonial, lo correcto es que el sexo se desarrolle en el matrimonio. Ese es el plan de Dios. Yo soy sacerdote y no le puedo decir otra cosa. Sin duda que va a contrapelo de lo que piensa el mundo. Pero yo no puedo decir otra cosa. No me interesa para nada quedar bien con el mundo. San Pablo dice que el predicador que quiere agradar a quienes los escuchan no es buen predicador. Entonces, primero hablamos del amor matrimonial . Todo acto matrimonial tiene que estar abierto a la vida, lo cual no quiere decir que de cada acto tenga surgir un embarazo. Hay medios naturales que se han pensado. Cada vez la técnica ayuda más. Hay que afinar eso. Cada vez la técnica ayuda más y es más seguro, (y se pueden usar los métodos naturales de prevenir embarazo) si hay motivos graves, no cualquier motivo, eh.

Abusos


González Guerrico no está tan seguro de que la Justicia haya actuado bien al condenar a 25 años de cárcel por abuso y corrupción de menores a los sacerdotes Juan Diego Escobar Gaviria y Justo José Ilarraz. Pone en duda la veracidad de las pruebas colectadas, y hasta los juicios.

«Hay que probarlo muy si es que un sacerdote es responsable de eso, y hacerlo con pruebas muy serias -sostiene-. Lo que ocurre es que el delito de abuso es uno de los delitos más difíciles de probar, como el delito de cohecho. Si un agente publico pide en una ruta un dinero ilegal, es muy difícil probar eso. Con estos delitos, también (ocurre igual). Un homicidio es más fácil de probar».

-Pero Escobar Gaviria e Ilarraz fueron condenados.

-Fueron condenados, pero a mí me gustaría ver la causa y ver las pruebas, ¿no? Porque yo no sé si usted está muy conforme con el Poder Judicial argentino . Yo no estoy conforme. Yo soy abogado, hace 40 años que me recibí, y pertenezco a una familia de abogados. Soy la novena generación de abogados en la Argentina, así que conozco algo de eso.

-No está seguro de cómo se los juzgó.

-No estoy seguro. No conozco la causa, me gustaría leerla bien, por supuesto sé que no se puede pedir una prueba tan clara como en un robo. Si usted roba un televisor y lo encuentran en su casa, usted tiene que explicar muy bien qué hace ese televisor robado en su casa. Esto es más difícil. Pero lo importante es lo siguiente: si hay un miembro de la iglesia, sacerdote, religioso, laico, profesor, quien sea, a quien se le acredita con pruebas un delito de estos, que reciba toda la pena que le corresponda. Por (el bien) de la sociedad y también por la Iglesia, porque la Iglesia también toma sus medidas, lo que pasa es que no las publicita hasta que no son definitivas. Porque ése es el problema. Usted publicita una simple denuncia contra alguien, la denuncia es simplemente la noticia de un posible delito. Pero ya todos los medios de comunicación, todos, lo condenan a la persona. Y yo he sido testigo de casos en los que, dos años después, esa persona ha sido absuelta. Y cuando se presentó la denuncia, se hizo con media página, y cuando fue absuelta, un cuadradito muy pequeño en los diarios.

 

 

 

 

Ricardo Leguizamón

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.