Ricardo López es párroco de Nuestra Señora de Guadalupe, de barrio La Floresta. Llegó en 2015, tras la renuncia de Gustavo Mendoza, el cura que anunció después de una misa que dejaba los hábitos porque se había enamorado.

Llegó a una geografía difícil, cruzada por el desempleo, la pobreza, la droga y la falta de contención de muchos chicos que, entre los 8 y los 10 años, se inician en el consumo. Llegó para ver de cerca cómo los planes sociales de asistencia cruzan a varias generaciones y de qué modo la falta de empleo en blanco hace estragos.

Este miércoles 1°, Día del Trabajador, le tocó celebrar la tradicional misa en la Iglesia Catedral, en reemplazo del obispo Juan Alberto Puiggari, ahora en Roma.  Y habló de la necesidad de la justicia social y en contra de la perpetuación de los planes sociales; de la dignidad y de la libertad. “No sé si es lo políticamente correcto. Es un tema que se habla, que se sabe”, dijo este jueves, cuando se lo consultó por el tono de su homilía en la Catedral.

“Uno no está en contra de los planes sociales. Al contrario, uno quiere que haya más trabajo digno. La verdad es que una persona no puede  estar siempre dependiendo de otro”, dijo en diálogo con el programa Informales de Radio Costa Paraná 88.1.

En la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, reveló, asisten a diario en el comedor a 250 personas. “Sabemos lo que es asistencia y sabemos lo que es el laburo. Hemos abierto la panadería social, la fábrica de trapos de piso, la peluquería social, hemos encarado planes de capacitación para los más jóvenes, que son los que más sufren en estos barrios. Porque no solo que no hay trabajo, sino que no hay posibilidad de obtener un título, tener una capacitación y que puedan perseverar en el tiempo”, aseguró.

Y agregó: “No basta solamente en pensar que tengan o no un plato de comida o que tengan un subsidio. Lo que realmente hace que se cambie la sociedad, que se transforme, es tener un trabajo, un trabajo digno, un salario digno”.

En ese sentido, remarcó: “Los planes sociales van contra la justicia social. Y eso ya lo sabemos. El plan de asistencia es ante una emergencia, una situación concreta específica y temporal. En 2001, cuando surgieron estos planes, muchos surgieron para salir de una emergencia, pero no para quedarse eternamente. La falta de cultura del trabajo en una o dos generaciones nos está afectando. Muchos jóvenes no tienen proyección de vida. Estamos hablando de la felicidad de una persona”.

Pero fue más allá: “No voy en contra de los planes, al contrario, son una ayuda y sostienen a una familia, porque hay situaciones complicadas, que necesitan sí o sí de la ayuda. Lo que digo es que hay que buscar trabajo. La Argentina no sale de la situación en la que está si no trabajamos. Sin trabajo es difícil poder crecer y avanzar”.

El tono del cura López, el que usó en la homilía, el que utiliza en el contacto con los medios, dice, es el propio y responde a lo que ve en su realidad cotidiana. Dijo que no consultó al obispo Puiggari qué decir, cómo decirlo. “Él no me dijo, ni yo le dije lo que iba a decir. Esto es lo que piensa la Doctrina Social de la Iglesia. Y lo puede decir cualquier sacerdote. Es una realidad difícl, dura, que nos toca vivir. Nadie se puede sentir mal por lo que es , por lo que realmente sucede, por lo que nos pasa”.

También habló de la droga, y de la realidad concreta que ve a diario. “Los chicos con problemas de adicciones son una de las áreas en las que se debe trabajar mucho, en  cómo reintegrarlos a la cuestión laboral después que se tratan de sus adicciones. Si queremos que salgan de las adicciones hay que buscarle un laburo, otro elemento sustentable que no sea la venta de droga”, apuntó.

“Yo te diría (que la droga) a veces es la única solución para sobrevivir frente a tanto dolor, tanta angustia, tanta desesperación. Yo no lo justifico, pero los entiendo cuando consumen por las situaciones que viven, que han vivido y que son desesperantes”.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.