Julio Chivel Arévalo es músico, es entrerriano y ahora mismo está en el corazón de Colombia: hasta allá lo llevó la pasión por el tango, pero no solo tango. También es un cultor de la música del Litoral, el chamamé, de modo que allá, en Colombia, Julio Chivel Arévalo recorre escenarios, ora en la ciudad de Pereira, en el corazón del país, ora en Medellín, y hace sonar su música, da a conocer el ritmo de este lado del mundo.

Chivel Arévalo, nacido en Federal, afincado luego en Concordia y ahora residente en Federación, es chamamecero y también tanguero. Se formó con Santos Maggi –que integró las orquestas de Héctor Varela y Mariano Mores-, aunque su amor por el tango viene de pequeño: de los domingos, cuando su madre los escuchaba por radio.

«Llegué por un intercambio cultural a trabajar en el eje cafetero en la ciudad de Pereira, que queda en el corazón de Colombia esta ciudad», cuenta.

El tango, claro, atrae mucho a los colombianos; pero también reciben bien el chamamé. Julio Chivel encuentra similitudes en el folclore de Colombia y los acordes de la música del Litoral, de modo que allá anda, con su música y su experiencia.

Antes de irse consiguió que la Cámara de Diputados declarara de interés legislativo la tarea que desarrollará el bandoneonista en Colombia, invitado por la Asociación Gardeliana de Colombia, donde formará parte del proyecto dedicado a la promoción y fortalecimiento del tango.

“La Asociación Gardeliana de Colombia es una fundación que se creó en 1970. Se sabe muy bien que allá falleció Carlos Gardel y el tango tiene mucho auge desde hace mucho tiempo y se hacen festivales muy importantes”, comentó el músico y docente, quien al país caribeño en septiembre y se permanecerá hasta los primeros días de febrero de 2025.

“La idea es poder hacer un intercambio cultural y uno mostrar lo que ha estudiado a lo largo de este tiempo. Yo tuve la oportunidad de hacerlo en Concordia con el maestro Santos Maggi, que fue un gran bandoneonista que ha tocado con grandes tangueros. También he estudiado con el maestro Walter Ríos”, describió.

Con Colombia tuvo un primer contacto por streaming hace dos años, cuando se desarrolló el encuentro Bandoneones del Mundo. La primera vez hizo chamamé, no tango, y su recorrido mezcla ambos géneros. Lo próximo es una presentación en Tacuarembó, Uruguay, aunque es asiduo visitante del sur de Brasil. Muestra su música, tango, chamamé, su arte.

“Me propusieron ir para allá, a Colombia, llevar el tango y la música regional. Me enganché enseguida. Ellos apoyan mucho lo que es el tango. Voy a estar entre septiembre de este año y febrero del año que viene. En el medio, se viene el Festival de Medellin, donde van tangueros muy importantes de todo el mundo”, cuenta.

Julio habla con soltura y agradecimiento del trato que recibe en Medellín. Y se asombra por la buena recepción de la música que hace, sobre todo el chamamé. «Acá todos conocen `Merceditas`. No sé si soy el primero que trae el chamamé, pero gustó mucho», cuenta.

«En todos los espacios en los que yo estoy, me dan un momento, de los más valiosos, y presento mi espacio. Lo llamo `El Chamamé que respiro`. En ese espacio, cuento de donde vengo, de la provincia, de la música del noreste argentino. Lo bueno que lo titulo así, y eso recibe una muy buena recepción del púbico», agrega.

En una tanguería colombiano, Julio se atrevió a hacer sonar el chamamé. «Hay un espacio de música del Litoral. Es un espacio familiar. En ese teatro, donde hay un espectáculo de tangos que se hace a lo largo de 15 años, en ese teatro hice chamamé. No sé si fue el único, si fui el primero, pero lo hice con gran éxito», asegura.

Por delante, tiene una presentación en diciembre, en Medellín, y aunque extraña a la familia que quedó en Entre Ríos, disfruta de la riqueza del intercambio y de lo bien que reciben los colombianos su música.

 


 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora