Siete años después de que la Legislatura de Entre Ríos sancionara una ley de por el cual la Provincia expropió un predio de 11 hectáreas que contienen el casco de la histórica estancia San Eusebio, propiedad de la familia Goldaracena, en Maciá, departamento Tala, el trámite quedó definitivamente cerrado con el acuerdo judicial de pago de esa propiedad.
El acuerdo, logrado en el marco de la quiebra judicial del Grupo Goldaracena Hermanos, fue autorizado por el Juzgado Civil y Comercial N° 3, de Gualeguaychú, a cargo de José Víctor Arakai, el 23 de septiembre de 2014, pero la firma de los documentos de pago recién se firmaron el 13 de febrero de 2015. Finalmente, el Ejecutivo aprobó todo ese trámite el 17 de noviembre de 2015, con la firma del decreto N° 4.187.
La cláusula segunda de ese a cuerdo establece que la provincia paga al síndico de la quiebra $995.000, que fue el valor del predio fijado por el Consejo de Tasaciones de la Provincia, más un 10%, por lo que el monto final quedó en $1.094.500. El cierre de ese larguísimo trámite, que comenzó en 2008 con la sanción de la ley de expropiación, se dio el 17 de noviembre, cuando el exgobernador Sergio Urribarri firmó el decreto N° 4.187 que autorizó el acuerdo, trámite que se publicó el jueves 19 del actual en el Boletín Oficial de Entre Ríos.
La ley de expropiación estableció de modo taxativo que el inmueble “deberá tener como destino el funcionamiento de un museo y un predio de actividades culturales, recreativas y sociales, para lo cual se deberán realizar las tramitaciones pertinentes para su declaración como Monumento Histórico Provincial”.
El casco de la estancia perteneció a Mario Juan Goldaracena, dueño de un grupo de empresas que quebró en 1990, ubicada en la ciudad de Maciá.
En todo este tiempo, el asunto de la expropiación de la estancia de los Goldaracena se “comió” tres leyes de la Legislatura (N° 9.871; N° 10.009; y N° 10.267). El 7 de julio de 2014, el Gobierno publicó el decreto N° 2.140 por el que se resolvió establecer una modificación presupuestaria que permita finalmente hacer frente al pago de la indemnización por esa expropiación: claro que ahora el valor es sensiblemente mayor, $ 1.094.500.
El artículo 3° de ese decreto dice: “Dispónese que la Dirección General del Servicio Administrativo Contable del Ministerio de Gobierno y Justicia emita la respectiva orden de pago por la suma de $ 1.094.050”.
Pero tuvo que pasar otro año hasta que en noviembre de 2015 se cerrara la negociacio´n judicial y se pagara la expropiación.
De ese modo, el Estado va a poder dar por concluido un trámite farragoso: la Ley Nº 10.009, sancionada el 16 de diciembre de 2010 por la Legislatura, había ratificado la vigencia de la declaración de “utilidad pública” de ese inmueble que se había dictado en 2008.
La incorporación al patrimonio público del casco de la estancia tiene por fin destinarlo al funcionamiento de un museo y convertirla también en un predio de actividades culturales, recreativas y sociales.
El casco de la estancia supo albergar parte de la historia de Maciá, un pueblo ubicado en el centro de la provincia, y fue ese el punto de inicio de todo el poblado.
Su primer dueño fue un tal Acebal, quien pactó con los ingleses de la Entre Ríos Railways Compny Ltd., durante la gobernación de Salvador Maciá (1895-1899), extender el ferrocarril entre Gobernador Sola y San José de Feliciano. La prolongación del ramal del tren es el hito fundacional del pueblo.
Es así que, el 11 de octubre de 1899, quedó formalmente inaugurada esa vía férrea.
Con pasar del tiempo, la estancia fue pasando de mano en mano, hasta que fue adquirida por Eusebio Goldaracena.
Joaquín Goldaracena, hijo de Eusebio, fue el primero que intuyó la necesidad de que el caserío que se había formado alrededor de la estación tuviera un desarrollo urbanístico pensado como un asentamiento regular. Luego, Mario Goldaracena, hijo de Joaquín, se casaría con Artemia Tezanos Pinto, quién aportó parte de sus propiedades para que el crecimiento del pueblo y que se emplazara así, el Hospital Falucho.
Luego de la adquisición de los Goldaracena, San Eusebio no volvería a cambiar de propietario. Pero la estancia corrió la misma suerte que el grupo empresario, y a mediados de 2008, estuvo a punto de ser rematada. La movilización de los maciaenses la puso a resguardo de la subasta. Y ahora, queda definitivamente en manos del Estado.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.