La Obra de Don Uva -debe su nombre al sacerdote italiano Pascuale Uva, fundador de la congregación Siervas de la Divina Providencia, dedicada a la atención de personas con discapacidad- atraviesa un momento de grave desequilibrio financiero al punto que ya debió despedir al 8% de su planta de 98 empleados, puso en venta propiedades y cerró el hogar de sacerdotes ancianos que funcionaba en calle Italia al 400, aunque aún así no logra salir del estado de «emergencia económica» en el que ingresó en mayo pasado.

Ahora, la Obra de Don Uva -una iniciativa que surgió en Paraná en 1988, con la llegada de tres religiosas italianas de la congregación de la Divina Providencia-, y a pesar de las medidas de ajuste aplicadas, arrastra serias complicaciones para hacer frente a gastos corrientes. «Esto viene acentuándose desde hace más de un año. Las grandes obras sociales nacionales, como PAMI y le Programa Incluir Salud, empezaron a demorar los pagos de las prestaciones de las personas con discapacidad que se atienden en el Hogar, y eso ha generado  un desequilibrio financiero», dice el abogado Joaquín Gareis, asesor legal de Don Uva.

-¿Cuántas personas atienden? 

-Entre las 5 instituciones que funcionan en calle General Paz al 4000 -el Centro de Día, la Escuela Especial N° 19 Nuestra Señora de la Divina Providencia; la residencia para personas con discapacidad; una residencia gerontológica para ancianas, y una residencia para sacerdotes- se atiende a 130 personas, y contamos con una planta de 98 empleados.

En Paraná, la obra de Don Uva se origina con la llegada al país, en 1989, de tres religiosas provenientes del sur de Italia que inician el trabajo de asistencia a niños y adolescentes con discapacidad en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen. Más adelante, y luego de varias mudanzas, las religiosas deciden invertir los ahorros de toda la congregación en Italia en la construcción de una estructura en el sur de la ciudad –que se finaliza en 1995- y que da servicios de escolaridad y pre talleres. Con el tiempo, se fue adaptando a los cambios normativos y sociales y en el 2014 abre el Centro de Día Don Uva.

 

El desbarajuste financiero que ahora atraviesa Don Uva obligó a desprenderse de propiedades y a cerrar el hogar sacerdotal de calle Italia, despedir personal y reducir el nivel de prestaciones. «Históricamente, las obras sociales funcionaban con demoras en los pagos de 60 días, que podía llegar a 90 días. Pero por más que se demoraran, nosotros podíamos contar con un ingreso regular y seguir funcionando. Todos los meses recibíamos los pagos, aunque atrasados. El problema es cuando se suspenden los pagos. Esto empezó más o menos hace un año. Todavía nos deben diciembre de 2018. Esta situación provoca que se desequilibre financieramente la institución. Primero, el problema fue financiero por demora en los pagos. Ahora tenemos problemas económicos, y por eso las reestructuraciones que debimos encarar», contó Gareis al programa Puro Cuento de Radio Costa Paraná 88.1.

A los atrasos en los pagos, indicó, se suma la falta de actualización de los montos: el Programa Federal Incluir Salud, que costea el gasto prestacional de personas con discapacidad sin obra social, y que depende de la Nación, actualizó el valor de las prestaciones en 2018 un 13%, y la inflación ese año fue del 47%.

-Cuando habla de reestruturaciones, ¿a qué se refiere?

-Reestructurar significa acomodar los gastos corrientes a los ingresos corrientes que tenemos. Por ejemplo, en el caso de Don Uva, nosotros hemos puesto en venta propiedades que pertenecen a las hermanas de la Divina Providencia. Hemos cerrado propiedades donde atendíamos a personas en calle Italia, y hemos unificado toda la atención, en función de achicar costos, en calle General Paz. Además, hemos tomado decisión de tocar el personal, en forma más paulatina. Esto es reducir la planta de personal, porque el pago de sueldos también entra dentro de los gastos corrientes. El proceso de reestructuración de la planta de personal que la Obra de Don Uva decidió iniciar es paulatino, viendo las necesidades que tiene la institución en general. Hemos afectado desde el inicio del plan de reestructuración el 8% de la planta. Esto significa que se ha producido un 8% de desvinculaciones de personal.

-¿Esas medidas resolvieron la situación de desequilibrio financiero?

-La situación crítica continúa. No sabemos qué decisión final tomar. Las tres instituciones que conforman el Foro de Discapacidad -Don Uva, Apana y Hogar San Francisco- hoy estamos trabajando en conjunto, tenemos como principal misión básicamente la de sostener las estructuras institucionales y garantizar el servicio para las personas con discapacidad. Estamos en una situación de emergencia económica que se declaró en mayo y que no ha cesado todavía. En el caso de Don Uva, esto significó la readecuación de gastos y recupero de créditos, incluso se han recortado prestaciones. Por ejemplo, en el invierno tuvimos que demorar en prender  las calefacciones para las abuelas, porque nos cuesta 100 mil por mes en consumo de gas. Por otro lado, se suspendieron las actividades en piletas climatizadas porque no podemos costear el costo del gas. Son medidas que vamos tomando sobre la marcha.

Entre las tres entidades más importantes de la ciudad que brindan atención y asistencia a personas con discapacidad, engloban 350 empleados. Don Uva tiene un costo mensual en salarios de más de $3 millones; el Hogar San Francisco, $5 millones; y Apana, $1,5 millones.

 

 

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora