Renato Bella vio entrar a su taller de reparación de PC a un hombre macizo, de acento extraño al hablar.

El hombre macizo, de acento extraño al hablar, le trajo una computadora. Y con el encargo de que necesitaba repararla, para que pudiera funcionar. Y funcionar bien.

–Anda medio lenta –dijo, y no dijo más nada. Se fue.

“Yo ni sabía que se trataba del cura. Nunca fui de andar cerca de la Iglesia, así que mucho después me enteré que el dueño de la computadora era el cura”, dice Renato Bella, exintendente de Lucas González.

Bella está en el primer piso de los edificios de Tribunales de Gualeguay al aguardo de ser llamado para declarar como testigo de la Fiscalía. Federico Uriburu y Dardo Tórtul pidieron su testimonio para que cuente una anécdota que, cuando empezó a conocerse, corrió con la velocidad de los chismes de pueblo.

El hecho ocurrió a poco de llegar Escobar Gaviria a Lucas González.

Entonces, circa 2005, Bella, que antes fue jefe comunal, no estaba en la Intendencia sino que atendía un taller de reparación de computadoras, donde además su mujer, Araceli Tesaro, daba clases de computación.

Allí, a ese taller de reparación, llegó Juan Diego Escobar Gaviria.

Cuando Bella empezó a ver qué ocurría con el sistema operativo, vio archivos temporales que le llamaron la atención.

El usuario de las máquinas tenía un largo historial de visita a páginas porno.

Se lo hizo notar cuando fue por su máquina.

Le dijo a Escobar Gaviria que evitase visitar esos sitios para que no se le cargara de virus.

–Tratá de evitar eso –le aconsejó, y  cuando se lo dijo no pensó estar hablando con el párroco de Lucas.

Escobar Gaviria minimizó la recomendación.

–No, deben ser los chicos de la parroquia los que se meten a esos sitios.

–Si queres, le puedo meter algún filtro, para que no se metan a esas páginas –propuso Bella.

–No, deja que yo me encargo. Los vigilo que no sigan entrando –respondió Escobar Gaviria.

De algún modo, el tema se convirtió rápidamente en comidilla en el pueblo, y comentario recurrente en las tertulias: el cura veía páginas porno en la computadora de la parroquia de Lucas González.

Eso, de a poco, empezaron a conocerlo todos en Lucas González.

Todos. También el cura.

Encolerizado, Escobar Gaviria llamó a la casa de los Bella, y habló con la mujer, Araceli Tesaro. La charla transitó el sendero más escabroso y concluyó con una amenaza del cura: que si seguían hablando de qué es lo que ve en la computadora, terminarían todos con una denuncia judicial.

Fueron cuarenta minutos de amenazas y lenguaje soez del cura, y todo se cerró con una amenaza: “Si queres seguir viendo a tus hijos, dejá de comentar esas cosas”.

Durante la larguísima primera audiencia de este martes en el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay, Bella, que fue intendente de Lucas González entre 1991 y 1995, y su esposa, ratificaron todo cuando ya habían contado ante los fiscales Rodrigo Molina y Federico Uriburu. Que el cura los señaló, que les impidió que su hijo tomara la comunión, y que hizo todo cuanto pudo por abrir una grieta en el pueblo.

La grieta que ahora divide a unos y otros. A favor del cura, en contra del cura.

“Somos tres gatos locos, y todos peleados con todos”, repite amargamente Araceli Tesaro. Son casi las 7 de la tarde y afuera sopla una brisa helada. Ya todos se han ido de Tribunales por la puerta del frente.

Sólo Escobar Gaviria salió, raudo, por una puerta lateral, que da a calle Rocamora, donde por la mañana la Policía lo había ingresado, en contramano.

Lo devolvieron al penal de Gualeguay, donde permanecerá hasta que concluya el juicio, el lunes 28.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.