El exjefe del Grupo Scout San Cipriano de Diamante, Juan Alberto Forcher, se sentará en el banquillo de los acusados a partir de este lunes, a las 9, en los Tribunales de Paraná. El exresponsable de los niños y adolescentes scout de la parroquia San Cipriano enfrenta una causa penal caratulada «Forcher Juan Alberto s/Promoción de la corrupción agravada», y enfrenta una solicitud de condena de 2o años de cárcel.
Forcher -jefe scout entre 2005 y 2013- se enfrentará a un tribunal conformado por tres exfiscales que ahora cumplen funciones de jueces de juicio: Gervasio Labriola, Carolina Castagno y Alejandro Cánepa, en audiencias que se extenderán entre el lunes 24 y el jueves 27. El viernes 28, en tanto, serán los alegatos de las partes: los fiscales, Gilberto Labriola y Laureano Dato, y el defensor del acusado, Nelson Schlotahuer. Durante los cuatro días de audiencias, se recibirán los testimonios de un total de 33 testigos citados.
La investigación penal arrancó a finales de junio de 2015 después de la presentación de la denuncia por parte de dos víctimas, dos ex integrantes del Grupo Scout San Cipriano. Entonces se empezó a correr el velo del horror: Forcher, profesor en el Colegio Santa María, jefe del Grupo Scout N° 287 San Cipriano, fue siempre un líder carismático, querido por todos. Pero lo que nadie sabía es lo que ocurría en los campamentos que organizaba con niños y adolescentes: no siempre salían a las afueras de Diamante; también los campamentos tenían lugar en pleno centro, sobre calle Belgrano, detrás de la parroquia San Cipriano, o en la casa del jefe del grupo Scout, en Urquiza al 500.

En esas reuniones campamentiles, Forcher organizaba juegos, según el detalle que elaboró el Ministerio Público Fiscal, y que sirvió de base para la acusación. Uno de esos juegos se llamaba “cortar riendas”, liberar la cabeza del pene del prepucio; otra, ocuparse de la depilación de la zona pélvica, alrededor del pene; en ocasiones, someter a cada uno de los adolescentes a una rutina precisa: medir la extensión del miembro viril. Todos esos “juegos”, claro, eran con una condición sine qua non: todos los scouts debían estar completamente desnudos.A lo sumo, con ropas mínimas. Eso era así cuando jugaban al juego de la “toldería de los indios”, y Forcher los hacía desnudar y sólo vestir con taparrabos.

Pero casi siempre el guiño era sacarse la ropa y quedarse desnudos: los chicos del Grupo Scout San Cipriano y también el jefe del Grupo Scout San Cipriano, Juan Carlos Forcher. Todos sin ropa. “No se preocupen, que esto no sale de acá”, los convencía.

A veces los tocaba también: les tocaba la zona de los genitales a los scouts, y los filmaba.

Forcher filmó todas y cada una de las juntadas con los chicos.

Todo lo que hizo Forcher en sus años al frente del Grupo Scout de Diamante quedó prolijamente filmado: en videocasetes, en DVD, en pendrive, y archivado en su casa.

Verdaderas colecciones de pornografía infantil, todo prolijamente ordenado, prolijamente guardado. Miles de horas de filmaciones que muestran, sin mediación, de cómo corrompía adolescentes, de qué modo los hacía desnudar, de qué modo él participaba en los juegos, desnudo; de qué manera los tocaba, con cuánta lascivia se excitaba viendo adolescentes sin ropa.

Su casa, una videoteca gigante de pornografía infantil: Forcher dirigió el Grupo Scut San Cipriano entre 2005 y 2013. Pero su trabajo con chicos viene de antes, de principios de la década de 1990.

Uno de esos juegos se llamaba “cortar riendas”, liberar la cabeza del pene del prepucio; otra, ocuparse de la depilación de la zona pélvica, alrededor del pene; en ocasiones, someter a cada uno de los adolescentes a una rutina precisa: medir la extensión del miembro viril. Todos esos “juegos”, claro, eran con una condición sine qua non: todos los scouts debían estar completamente desnudos.

Desde la denuncia, finales de 2015, se inició en los Tribunales de Diamante una compleja investigación penal preparatoria que llevó más de dos años, y que incluyó un allanamiento a la casa del exjefe scout. El miércoles 18 de octubre de 2o17 la causa fue elevada a juicio oral por el juez de Garantías de Diamante, Julián Vergara, con una petición durísima de parte de los fiscales: pidieron 20 años de cárcel para Forcher.

El 11 de noviembre de 2017, juez Rafael Martín Cotorruelo, vocal del Tribunal de Juicios y Apelaciones de Paraná, rechazó el planteo del defensor Schlotahuer, y confirmó una resolución que ya había adoptado el juez de Garantías Julián Vergara: elevó la causa a juicio oral.

Schlotahuer  había reclamado el sobreseimiento de su defendido, y el incidente se trató en audiencia en los Tribunales. Cotorruelo rechazó el recurso que había interpuesto el defensor, pidiendo el sobreseimiento.

Todo se disparó, la investigación de los abusos, la decisión de las víctimas, eso presumen los fiscales, después de que los casos de abusos que salpican a tres miembros del clero paranaense –Justo Ilarraz, Juan Diego Escobar Gaviria y Marcelino Moya—despertaron la inquietud de los denunciantes. Primero, sondearon a su exjefe del Grupo Scout: averiguaron si esas filmaciones que les había hecho desnudos se guardaban. Se comunicaron por mensaje privado de Facebook.  Cuando supieron que era así, y reconstruyeron lo que habían soportado siendo menores, decidieron presentarse en la Justicia.