El más cerrado misterio rodea al robo de 327 dosis de vacunas antigripales -hecho que se detectó el viernes 27 de marzo de 2020 en el Hospital Materno Infantil San Roque, de Paraná-: no sólo que no se ha encontrado a los culpables sino que tampoco se dio dar con lo sustraído, a 9 meses de sucedido el hecho.
Gonzalo Badano, el fiscal a cargo de la investigación, ordenó varios allanamientos a la Policía luego de la presentación de la denuncia por parte de las autoridades del Hospital San Roque, sin resultados. «Pero las vacunas nunca aparecieron», se sincera. Hasta el momento, sólo está imputado un empleado, que ya declaró en Tribunales, pero no mucho más.
El hecho, el robo de 327 dosis de vacunas antigripales, se detectó el viernes 27 de marzo y fue puesto en conocimiento, primero, de la Comisaría 2°, y luego de se dio intervención al Ministerio Público Fiscal. La denuncia la formuló el entonces director del Hospital San Roque, el bioquímico Víctor Brondi. Una semana después, el viernes 3 de abril, Brondi hizo una ampliación de la denuncia ante la Fiscalía. Lo hizo con el asesoramiento del responsable legal del Ministerio de Salud, Germán Coronel.
La sustracción de las dosis de vacuna se hizo de forma vandálica: se destruyó el candado que resguardaba el lugar, y además quienes lo hicieron tenían conocimiento de la seguridad del lugar por cuanto eludieron ser registrados por las cámaras de seguridad.
“La Dirección del Hospital Materno Infantil San Roque y su equipo informan a la comunidad que, efectivamente, luego de detectado el faltante de 327 dosis de vacuna antigripal, el viernes 27 de marzo pasado (al mediodía), se ha procedido a realizar, tanto la denuncia en la Justicia como la apertura del pertinente sumario administrativo interno”, indicó un comunicado oficial.
“Esta Dirección –agregó-, y el personal de la institución, se encuentran plenamente abocados a la emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19. Al momento que nueva información surja sobre el caso, se hará pública”.
Al comienzo de la investigación, sin embargo, en el Ministerio de Salud se barajaron varias hipótesis.
El principal dilema que se presentó a las autoridades es qué destino podrían darle quienes robaron las vacunas por cuanto hay un dato clave que se debe observar: respetar la cadena de frío. Y de qué modo, eventualmente, pudieron ser volcadas a un mercado paralelo de venta de medicamentos, si es que ello así ocurrió.
«Para un centro de salud, más de 300 dosis es importante, pero para el Ministerio, no. Han llegado 40 mil dosis a la Provincia, y hemos logrado alcanzar al 100% del personal de salud del sector público y el sector privado con la vacunación», evaluaban en la cartera sanitaria en los días posteriores al robo.
La sustracción de las dosis, además, ocurrió en el momento de mayor incertidumbre con la pandemia de coronavirus que recién comenzaba en el país. Por esa razón la investigación se vio complicada al comienzo. Entonces -una hipótesis que luego habría quedado descartada- en el área que dirige la ministra Sonia Velázquez se hablaba de una vendetta hacia las autoridades del Hospital San Roque por una decisión adoptada en procura de aplicar un sistema de transparencia en el área de servicios: la separación del cargo de dos personas con causa en la Justicia por violencia de género. «Son dos pesados, muy pesados», ilustraban por esos días desde Salud.
El juez de Garantías José Eduardo Ruhl les impuso a esos dos emplados hospitalarios -con rango jerárquico y prestación de tarea en el área de servicios- la prohibición de realizar «todo tipo de actos violentos, molestos y/o perturbadores» hacia dos compañeras de trabajo que los denunciaron por violencia de género; y la prohibición «de acercamiento a un radio de 200 metros» durante un plazo de 45 días. Luego de esa decisión judicial, sobrevino la determinación del director del Hospital San Roque, Víctor Brondi, quien les quitó la responsabilidad de las áreas que manejaban «con mucha discrecionalidad», según detallaron desde Salud.
En Salud leen el robo de vacunas antigripales como una acción que busca erosionar la figura del director Brondi luego de haberles quitado poder a esos dos trabajadores, además con causa en la Justicia por violencia de género. «Fue una vendetta«, explican.
Brondi ya no está al frente del Hospital San Roque. Su lugar ahora lo ocupa el bioingeniero concordiense Germán Hirigoyen. De las vacunas robadas, nada se sabe aún.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.
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