Dolores Carmen Etchevehere dice que su familia la estafó y la dejó afuera de los negocios.

Dolores es hija del fallecido exdirector de El Diario, Luis Félix Etchevehere (nacido el 6 de julio de 1934, muerto el 6 de septiembre de 2009)  y de Leonor Barbero Marcial, casada con Segundo Güiraldes Lennon, hijo, a su vez, de Adolfo José Güiraldes Videla Dorna y de Natalia María Lennon Rossi, madre de cuatro niños.

Dolores cuenta esta historia, a través de la página web de la recientemente creada ONG Proyecto Artigas: el 4 de agosto de 2009, Luis Félix Etchevehere se encontraba internado y entubado en Buenos Aires, luchando por su vida. Sin embargo, según el acta de directorio de Las Margaritas SA estaba en Paraná, presente en la reunión donde le delega a Leonor Barbero Marcial, su esposa, la administración de la principal empresa del Grupo Etchevehere, dueña de 5.000 hectáreas de campo. Su esposa e hijos varones falsifican la firma para tomar de facto la administración de los campos.

Ese documento, dice Dolores, sería un elemento clave para que su propia familia llevara adelante una serie de «maniobras financieras fraudulentas». Una de las maniobras que detalla con la paciencia de la araña es el vaciamiento de El Diario.

«El 6 de septiembre de ese mismo año (2009) falleció Luis Félix Etchevehere. Una vez más, la esposa e hijos varones utilizaron el recurso de la falsificación de firma -esta vez la firma de Dolores Etchevehere- para tomar de facto la administración de los bienes heredados y dejarla en manos de Leonor Barbero Marcial», se lee en el documentado dossier que publicó Proyecto Artigas.

Ahora, Dolores Etchevehere mantiene una durísima batalla judicial y mediática con su madre, Leonor María Magdalena Barbero Marcial de Etchevehere, y sus tres hermanos, Luis Miguel, Arturo Sebastián y Juan Diego, y en esa tarea, el jueves 15 de este mes dio un golpe de efecto: en alianza con el dirigente social Juan Grabois tomó el campo Nuestra Casa, en el acceso a Santa Elena, 370 hectáreas adquiridas a precio de remate al Estado como parte del desguace el Frigorífico Regional Santa Elena, uno de los cinco campos que posee la familia. La ocupación permanece, aunque fue denunciada la «usurpación» por parte de su madre y sus hermanos ante la Unidad Fiscal de La Paz.

La muerte del pater familias en 2009 supuso la exclusión de Dolores del reparto de la herencia. «Los hermanos Etchevehere, con la intención de despojar a Dolores de sus derechos hereditarios, cometieron actos intimidatorios, tráfico de influencias, abuso de poder, amenazas de todo tipo, violencia psicológica y económica, intentaron obligarla a renunciar a sus derechos firmando un acuerdo vil y a desistir de todas las denuncias en su contra que tramitan en la Justicia. Lo hicieron mientras la asfixiaban económicamente, a ella y a sus hijos, como modo de extorsión. Particularmente Luis Miguel Etchevehere lo hizo abusando del cargo de Ministro de Agroindustria de la Nación, y aprovechándose de los beneficios, ventajas y capacidad de influencia sobre personas, organismos y medios de comunicación que ese lugar privilegiado de poder y dinero le otorgaba», detalla Proyecto Artigas.

En esa historia de apartamiento de la única hija mujer de la familia Etchevehere cobra particular relevancia el desguace de El Diario. «Con el objetivo de excluir a Dolores Etchevehere de los bienes hereditarios, Luis Miguel, Juan Diego, Sebastián y su madre Leonor constituyeron la empresa Construcciones del Paraná Sociedad Anónima y procedieron al vaciamiento económico y patrimonial de Sociedad Anónima Entre Ríos -empresa dueña de El Diario de Paraná, históricamente perteneciente a la familia Etchevehere- a través del traspaso de propiedades», relatan.

Y apuntan que un actor clave en el vaciamiento fue el empresario Walter Grenón, dueño de Mutual Modelo, en ese entonces dueño del 66% de las acciones de Sociedad Anónima Entre Ríos (Ivar y Arturo Roosvelt Etchevehere, hermanos de Luis Félix y tíos de Dolores, Luis Miguel, Arturo Sebastián y Juan Diego, le habían vendido su porción accionaria).

Los Etchevehere -sin Dolores- y el Grupo Grenón se repartieron 18 propiedades de la Sociedad Anónima Entre Ríos, respetando la porción accionaria. Los Etchevehere -sin Dolores- se quedaron con el 33% del total en la empresa fantasma Construcciones del Paraná, y el Grupo Grenón se quedó con el 66% restante en las empresas Nexfin S.A. y Arroyo Ubajay S.A.

El vaciamiento de Sociedad Anónima Entre Ríos tuvo como consecuencia el despido de 70 trabajadores de El Diario en 2018.

Al ser Construcciones del Paraná S.A. una empresa nueva sin capital, los Etchevehere simularon un préstamo de un millón de dólares — $4.500.000 al cambio de ese momento— de la Asociación Mutual Unión Solidaria (AMUS) vinculada con el empresario Walter Grenón, sin garantías para la devolución. Para pagarlo, pusieron en marcha una compleja ingeniería financiera. Parte de esa ingeniería se refleja en la siguiente maniobra: desde otra de las empresas del Grupo Etchevehere, Las Margaritas S.A., le pidieron al Banco Itaú tres préstamos por un total de U$D 500.000 para productores de soja a tasa subsidiada por el Estado.

El garante de ese préstamo fue el grupo Los Grobo SA. Pero el destino de ese dinero no tuvo nada que ver con la producción agropecuaria. Los socios retiraron el dinero de Las Margaritas y se comprobó que luego de pasar por Sociedad Anónima Entre Ríos terminó en las arcas de AMUS, la Asociación Mutual de Grenón.

El crédito del Banco Itaú no fue utilizado para producir soja, sino que fue desviado para solventar financieramente la operación de vaciamiento de El Diario. ¿Cómo hicieron para pagar el crédito del Banco Itaú? Entre otras maniobras, tomando más deuda: un crédito del Banco Nación por un total de $900.000 a tasa subsidiada por el Estado para que pequeños productores cubran los daños ocasionados por inundaciones. Por supuesto, inundaciones que no afectaron los campos de los Etchevehere.

En la causa que tramita el juez de Transición Carlos Ríos por la denuncia de estafa que planteó Dolores Etchevehere contra toda su familia hay datos que sorprenden.

En la historia, cobra relevancia un informe de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), un organismo que depende de la Procuración General de la Nación, que da cuenta de que, al mismo tiempo que los socios de Las Margaritas SA se repartieron para sí el crédito pedido a tasa subsidiada al Banco Itaú, conformaron una nueva sociedad, Construcciones del Paraná SA.

El periodista Sebastián Premici lo describe así: “Según datos de la AFIP, el contrato social de la empresa Construcciones del Paraná fue suscrito en octubre de 2011. Sin embargo, la empresa, cuyos accionistas son Luis Miguel Etchevehere, sus hermanos y la madre de éstos, no registraba movimientos comerciales al momento de la denuncia efectuada por la Procelac. En una primera comunicación del 27 de julio de 2011, el contador Guillermo Budasoff les manifestó a Leonor Barbero Marcial y Juan Diego Etchevehere que dentro de sus honorarios ya deberían empezar a incluir a la nueva sociedad anónima. Todavía faltaban algunos meses para concretar la autocompra de inmuebles”.

Y agrega: “En la asamblea del directorio de la empresa SAER (editora de El Diario de Paraná) realizada el 20 de marzo de 2012, el Grupo Etchevehere, junto al grupo mayoritario NEA Capital Creativo, decidieron la transferencia de los siete inmuebles por 4,5 millones de pesos hacia Construcciones del Paraná. La operación terminó de concretarse en septiembre de aquel año, luego de recibir las ayudas económicas de AMUS (Asociación Mutual Solidaria”.

La Procelac sostuvo que el “vaciamiento económico y patrimonial de SAER” derivó en un “incremento patrimonial injustificado” por parte del Grupo Etchevehere, al “comprar” los inmuebles a través de una empresa en apariencia insolvente al momento de la operación. Pero la liquidación de los inmuebles que estaban patrimonializados en SAER no comenzó en la asamblea de directorio de marzo de 2012 o en septiembre del mismo año, que fue cuando se realizó la autoventa. Sino que desde el inicio de la relación con los accionistas mayoritario del diario, el grupo NEA Capital Creativo SA, el objetivo sería el “vaciamiento”.

Ese vaciamiento, según la tesis del Ministerio Público Fiscal que lleva adelante la investigacíno penal preparatoria a partir de la denuncia de Dolores, no sólo supuso que SAER asumiera deudas, sino la venta a precios irrisorios de inmuebles de su propiedad, algunos de valor histórico y patrimonial, como el que ocupa la administración de El Diario, en Urquiza y Buenos Aires. La enajenación fue en beneficio de los propios socios de SAER pero con otra sociedad. Como ninguno de los Etchevehere denunciados por Dolores Etchevehre podía incorporar a su patrimonio cualquiera de esos inmuebles propiedad de SAER, lo que hicieron fue constituir otra firma, Construcciones del Paraná SA, que integra la familia. Pero a través de un sistema de triangulación del que participaban la Asociación Mutual Solidaria (AMUS) y la Mutual 10 de Abril.

El puzzle financiero, según la tesis de los investigadores, habría funcionado así: por cada escritura de venta de inmuebles –Urquiza 1119/23 (subsuelo), Urquiza 1119/23, Urquiza 1119/23 primer piso, Urquiza 1119/23 segundo piso, Camoirano 63, Etchevehere s/n, Urquiza y Buenos Aires- se confeccionó un contrato de mutuo –una parte entrega a la otra un bien para que use en provecho y, en un tiempo determinado, se lo devuelva-, del que habrían participado una mutual que hacía las veces de prestamista.

Así, un inmueble insignia de El Diario, el ubicado en la esquina de Urquiza y Buenos Aires, está en trámite de escrituración ante el Juzgado Civil y Comercial N° 7 a nombre de la Mutual 10 de Abril, operación que se pactó en una cifra ínfima, $2 millones.

Las maniobras escondieron un movimiento circular: el vaciamiento consistía en que por cada escritura de venta de un inmueble se confeccionó un contrato de mutuo, emitido por una mutual que hacía las veces de prestamista, y un cheque a nombre de Construcciones del Paraná SA. Esta sociedad endosaba esos valores a favor de SAER por la escrituración de cada inmueble y luego SAER derivaba los cheques a los prestamistas. De modo que el dinero daba un giro circular, y volvía a su primer dueño, pero las propiedades cambiaban formalmente de dueños, aunque en la práctica quedaban en las manos de los mismos empresarios, con otra sociedad.

Pero a la par que se producían esas transferencias, fueron avanzando distintas causas en el fuero civil contra SAER. Por ejemplo, un juicio de ejecución por deudas impagas por tasas e impuestos a la Municipalidad y a la Provincia, que se entabló a Construcciones del Paraná, que es dueña de varios inmuebles,que SAER le vendió y luego le alquiló. Pero ocurrió un hecho insólito: la demanda no avanzó contra Construcciones del Paraná SA sino contra SAER, que se presentó en el juicio como el deudor efectivo.


.