Raúl Martín, que el sábado último tomó posesión del cargo de arzobispo de Paraná, dispuso la continuidad del sacerdote Eduardo Tánger como vicario general de la diócesis, algo así como un primer ministro.

La decisión, contenida en un decreto que firmó Martín, dispone la continuidad de la función de Tanger  “con todos los derechos y obligaciones que el Derecho le confiere”. Además , confirmó en la continuidad de su oficio al Ecónomo Arquidiocesano,  Andrés Sebastián Ríos , ”con todos los derechos y obligaciones que el Derecho le confiere”.

Tanger había sido designado como vicario general por el exarzobispo Juan Alberto Puiggari el 14 de septiembre de 2012. Tanger nació el 14 de febrero de 1955 y recibió su ordenación sacerdotal el 12 de diciembre de 1986 de manos del entonces arzobispo, Estanislao Esteban Karlic.

«Que sepa escuchar»: el pedido del nuevo arzobispo

Su llegada supuso el reemplazo de quien hasta entonces había sido el vicario general, Silvestre Cecilio Paúl.

En cada diócesis, el obispo debe nombrar un vicario general, que, dotado de potestad ordinaria, ha de ayudarle en el gobierno de toda la diócesis.

El vicario general debe ser sacerdote, de edad no inferior a treinta años, doctor o licenciado en derecho canónico o en teología o al menos verdaderamente experto en estas materias, y dotado de sana doctrina, honradez, prudencia y experiencia en la gestión de asuntos.

En virtud de su oficio, al vicario general compete en toda la diócesis la potestad ejecutiva que corresponde por derecho al obispo diocesano, para realizar cualquier tipo de acto administrativo, exceptuados, sin embargo, aquellos que el obispo se hubiera reservado o que, según el derecho, requieran mandato especial del obispo.

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora