Leía las novelas de Agatha Christie pero en inglés y estudiaba danzas españolas. A veces le tocaba acompañar a su padre a repartir pan, galletas y cara sucia a los almacenes de los pueblos vecinos de General Campos. En la escuela Carlos Saavedra Lamas empezó a discutir de política y fue secretaria del centro de estudiantes antes de los 13 años. En su casa ganaba la tradición radical en los debates de domingo, pero Carolina Gaillard es una mujer peronista y es la secretaria de Turismo y Cultura de la gestión de Gustavo Bordet.
En su Instagram escribe y postea encuentros relativos a su gestión, su actividad política tanto como una salida con amigas, un cambio de look en la peluquería o la novela que está leyendo. Descontractura, Gaillard y sigue. Dice que le gusta escribir y que ahora viviendo en Paraná tiene ganas de retomar un ejercicio al que se dedicó desde niña. Su primer cuento se titulaba, recuerda, Perro Verde.
Está en su despacho, en calle Laprida y San Martín. Son poco más de las 19 de un jueves. Gaillard organiza el mate y la conversación va y viene entre sus cosas. Ella maneja un ritmo intenso que por momentos entra en un paréntesis donde, en apariencia, busca reordenar su narrativa y arranca de nuevo.
“Los momentos más duros los transito sin pensar”.
Cuando terminó la secundaria en General Campos, se fue a Buenos Aires porque había una tía que la podía recibir y ella quería a estudiar abogacía con una noción de justicia menos dirigida a los estrados que a la actividad política. Empezó en el Frente Grande con Vilma Ibarra como referencia. Militó en la facultad ya en las filas kirchneristas, trabajó en el Ejecutivo Porteño y luego en la legislatura nacional. Participó del proyecto de ley de matrimonio igualitario y también en el de identidad de género, como asesora y luego secretaria de bloque.
Antes de los 28 años, Gaillard tenía una agenda desbordada, la convicción de estar en el camino correcto, encolumnada en un proceso histórico y sumergida en cada una de las batallas que proponía la coyuntura desde el enfoque del gobierno que defendía. A la vez, de un momento a otro, le tocó tantear el aire con un pie: la experiencia del miedo.
“Fue a la guardia de un sanatorio por un dolor de cabeza muy fuerte. Me pidieron una tomografía y ahí pensé que podía ser algo complicado. Tenía un tumor en la cabeza. El momento de mayor susto fue cuando me dijeron que tenían que operar. Había una serie de riesgos complicados en los que nunca pensé. Yo transito los momentos duros sin pensar”.
La operación salió bien. Nada más queda una cicatriz escondida y algún control de vez en cuando. Arrancó otra vez, con algunos replanteos, dice ahora y deja lugar a una pausa.
La función
En 2011 Gaillard asumió al frente de la Casa de Entre Ríos. Era el segundo gobierno de Sergio Urribarri. “Esa experiencia me facilitó el trabajo en este lugar que ocupo hoy”, analiza. En ese marco entró en contacto más directo con el ámbito artístico y, también, con la oferta turística de la provincia. Dos años después, llegó a la Cámara de Diputados en una lista organizada por el líder del sueño entrerriano.
“Vivo las experiencias intensamente, pero después cierro. Cuando se terminó la diputación, pasó. Cambio el chip. Me quedaron cosas pendientes como diputada y trato de hablar con los que me sucedieron para seguir esas iniciativas, tanto con Juanjo (Bahilo) como con Mayda (Cresto), con ella estamos trabajando muchas cosas juntas. Y con Sigrd (Kunath) en el Senado”.
La mitad del período fue oficialismo y, tras la victoria de Cambiemos, quedó del lado opositor. Dos proyectos marcaron su agenda en la cámara: la creación de una agencia nacional de laboratorios públicos y la ley del cannabis medicinal. Pero también defendió su pertenencia kirchenrista, en tono alto, tanto en el recinto como en la TV nacional.
En el trajín político, dice ahora, luego de una hora y pico de conversación, se construyeron y se extinguieron dos relaciones importantes. Una de casi 9 años, con un joven colombiano que llegó a la argentina a realizar una maestría y, posteriormente, otra de dos años con un político de origen chileno. Los viajes, esa agenda rebalsada, parecen haber sido alguna de las razones. Lo da a entender de ese modo. Y sigue.
“Venir a vivir acá me cambió la vida, estoy muy feliz de vivir en mi provincia”.
Desde hace ocho meses es la secretaria de Turismo y Cultura. Ocupa el despacho en el que habla en este momento y produce una propuesta cultural oficial que busca agitar la laguna inmóvil que había sido el área durante dos años. En este rol no se la ve discutir en tono alto.
“En el rol de disputado prevalecen las posiciones políticas y acá estoy abocada a la gestión. Va más allá de tus posicionamientos, yo estoy a favor de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, creo en la legalización de la marihuana, pero eso a quien le importa. Estoy en esto, soy intensa, combativa, peleadora, no he dejado de ser eso, pero la función pública es un servicio y esa energía está dedicada a que las cosas salgan, me peleo en todo caso en función de eso”.
Gaillard habla de los ciclos de Cultura, de una propuesta turística que trascienda los encantos naturales más difundidos de Entre Ríos, para poder ofrecer otras geografías de la provincia y también otras historias. “El primer objetivo es que el entrerriano se enamore de su provincia. Nadie que puede ofrecer lo que tenemos sino le resulta atractivo”.
Reivindica su pertenencia al proceso que integró desde la facultad. Dice que Néstor y Cristina demostraron que “se puede transformar la realidad sin tirar los ideales por la borda”. Esboza, también, una autocrítica: “Sí, como generación, creo que tenemos que entender el fundamentalismo a ultranza tampoco sirve, tenemos que ser más abiertos y no creernos que tenemos la verdad revelada”.
Paul Auster, Mark Iwan, Hanning Mankel, son los escritores que prefiere hace un tiempo. Ha viajado y tiene especial interés en el diseño y su relación con las artes plásticas. De ese cruce hay una muestra en la oficina: un par de cuadros cubanos en la pared que enfrenta su escritorio.
“Me gusta mucho la libertad, igual creo que me voy preparando para otra instancia, voy ordenando mi vida, no soy la viajera de antes”, dice Gaillard o a lo mejor piensa en voz alta. Ya no queda casi nadie en el edificio de San Martín y Laprida. La jornada se termina y de una tarde sucia y desapacible nace la noche que lo tapa todo, casi como un consuelo.
(Entre Ríos Ahora comienza con esta entrega, una serie de perfiles sobre mujeres dedicadas a la actividad política. La secretaria de Turismo y Cultura de Entre Ríos, Carolina Gaillard, inaugura la saga)
De la Redacción de Entre Ríos Ahora