El cura Mario Javier Gervasoni está imputado en una causa por falso testimonio en la Justicia, que todavía no se ha cerrado pero que se aguarda que avance en la toma de testimoniales al fin de la feria judicial de enero.
«Ya se le tomó declaración como imputado. Y ahora lo que falta son testimoniales», indicó el fiscal Juan Francisco Ramírez Montrull, a cargo de la inestigación por falso estimonio al sacerdote que es, ni más ni menos, que el secretario personal del arzobispo Juan Alberto Puiggari. Gervasoni nombró como defensor a Daniel Lambarri.
Gervasoni quedó seriamente comprometido en la Justicia tras la declaracción testimonial que brindó el 8 de abril de 2015, en el marco de la causa penal contra otro cura, Justo José Ilarraz, ya procesado, con siete denuncias por abuso de menores, y a punto de ir a juicio oral.
Esa vez Gervasoni mintió, según el fiscal Ramírez Montrull. O mejor aún, no dijo todo lo que sabía. Retaceó información.
Gervasoni llegó con muchos “no sé” a Tribunales, y cuando le preguntaron qué tanto sabía de la investigación sobre Ilarraz, sobre las gestiones de la Iglesia y el rol del arzobispo Puiggari, respondió que poco y nada, y fue durante ese trámite que el fiscal Ramírez Montrull le recordó que estaba testimoniando bajo juramento de decir la verdad, y que no contar todo lo que sabía lo haría incurrir en el delito de falso testimonio.
Entonces, la cúpula de la Iglesia de Paraná tenía una actitud distante con la por entonces única investigación judicial por abuso de menores que involucran a miembros del clero. Después, en junio de 2015, apareció la investigación contra Marcelino Ricardo Moya, y en octubre de 2015, la causa sobre el cura Juan Diego Escobar Gaviria. Pero hay un cuarto caso que involucra a un sacerdote, que nunca fue denunciado por la Iglesia en la Justicia.

Gervasoni dijo, en abril de 2015, que jamás conoció a las víctimas haber soportado abusos, que nunca ningún sacerdote le comentó nada de Ilarraz, y lo recordó como a un cura que acompañaba a los seminaristas en el estudio y en el deporte. Pero otros testigos aseguran que Gervasoni conocía el caso, y bien de cerca, que intervino como intermediario en los encuentros que Puiggari mantuvo con algunas víctimas, y con uno de los querellantes, el abogado Milton Urrutia.

El tema fue abordado por el vocal de la Sala Penal del STJ, Carlos Chiara Díaz, en su voto de rechazo al planteo de prescripción formulado por la defensa de Ilarraz. Chiara Díaz planteó que es “factible asimismo que los límites de esta investigación” no sólo “podrá ampliarse con el aporte de otros damnificados y denunciantes que suministren nuevas evidencias, tal como lo afirman los representantes del Ministerio Público Fiscal, sino que podrá enriquecerse en el aspecto fáctico con el descubrimiento de otros delitos conexos a cargo de otros imputados, partícipes o encubridores, tal cual se insinúa y concreta de lo requerido por el Agente Fiscal de la ciudad de Paraná, Juan Francisco Ramírez Montrull, quien solicitó por ahora a la señora jueza de Transición medidas sólo contra Ilarraz, pero también la remisión de testimonios de algunas declaraciones ante la probable comisión del delito de Falso Testimonio por parte del sacerdote Mario Gervasoni”.
Bueno, en eso está la Justicia: al aguardo de establecer si el cura Gervasoni incurrió en falso testimonio, lo cual agregaría un nuevo manto de sospecha a los manejos reprochables de la Iglesia a todos los casos de pedofilia.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.