• Por Santiago García (*)

Mica abrió los ojos y todo le resultó un poco más familiar. Llevaba dos semanas en su nuevo departamento y eso la hizo sentir tranquila. De a poco, se iba apropiando de los ruidos y los olores del nuevo hogar. La reflexión duró apenas unos segundos porque sin mirar la hora supo que, como siempre, le quedaba poco tiempo para llegar a la Facultad.

–Le encantaba dormir a “La Negra” –contaron después sus amigas y amigos.

Se lavó la cara y los dientes, se puso lo primero que encontró a mano y salió volando rumbo al Complejo Educativo.

Aquel viernes 31 de marzo de 2017, Micaela García terminaba la primera semana de clases de su último año en el Profesorado de Educación Física de Gualeguay. Llevaba la carrera al día, con el mejor promedio de su promoción. Quería recibirse cuanto antes y le faltaba el último esfuerzo. En su cuadernillo, ya había destinado una hoja para el horario, con cada uno de los días de la semana pintados de color violeta.

No hubo mucho para anotar porque en esos primeros encuentros se discutían las condiciones para aprobar y el programa de las materias. Sin embargo, La Negra y su promoción tenían muchos motivos para festejar. Les tocaba organizar su primera peña para recaudar fondos para la fiesta de recepción. El grupo de WhatsApp “Los wanaqueros” (que reunía a las amigas y amigos más íntimos de Micaela) se activó con otro tema que estaba en agenda: la gran joda de esa noche. Hasta el clima acompañaba: cálido y no tan húmedo, como suelen ser algunas jornadas de otoño en el Litoral. Todo hacía suponer que el boliche King iba a estar repleto. No sólo estaría casi toda la Facultad, sino también algunas amistades de localidades vecinas como Larroque, Islas del Ibicuy y Gualeguaychú.

Micaela eligió el Profesorado de Educación Física de Gualeguay, dependiente de la Universidad Autónoma de Entre Ríos, después de analizar otras alternativas.

Descartó las provincias de Santa Fe y Buenos Aires porque no pretendía convertirse en entrenadora de alto rendimiento: apuntaba a la docencia y el deporte social.

Otro hecho que pesó para su decisión es la distancia que la separaba de Concepción del Uruguay, su lugar de residencia y militancia. Cada semana, “La Negra” recorría los ciento cincuenta kilómetros que unen ambas localidades en una camioneta Renault Kangoo blanca que la familia le había cedido. Durante los viajes, hacía paradas intermedias en Larroque y Gualeguaychú, donde subían o bajaban sus compañeras de estudio, Jésica Tronco y Candela Leiva. Pero en aquella semana, la chata estaba rota y eso obligó a las amigas a trasladarse en colectivos de larga distancia.

Precisamente, fueron Jésica y Candela las que la invitaron a almorzar aquel día. Milanesas de pollo con ensalada era el menú que se repetía sistemáticamente.

Antes de llegar a la casa de sus amigas, Mica pasó por el almacén de la esquina y compró pan y jugo.

Durante la comida, acordaron que, por la mañana, después de la joda, tomarían un remís con Candela para ir juntas hasta la Terminal de Ómnibus. Cuando no quedó nada en el plato, La Negra mojó el resto del vinagre y el aceite en el pan y se tomó un vaso de jugo.

–Cuando terminábamos de comer, necesitábamos algo dulce –recordó Jésica, quien compartía esa misma costumbre.

Lavaron los platos y se fueron en grupo a la puerta del boliche a vender las últimas entradas anticipadas.

Tal como se lo imaginaban, en un rato se agotaron. Reinaba la euforia porque sabían que iba a ser una fiesta tremenda.

(*) Santiago García es periodista. Este texto es un adelanto del libro «Micaela García. La piba de la sonrisa eterna», que publicará Editorial. Chirimbote que verá la lu próximamente. «Surgió de mi trabajo como periodista en Gualeguay. Sentía que tenía que hacer un libro sobre esa historia que me marcó tanto. Antes que nada, pedí la autorización de la familia. Fueron súper amables y me abrieron literalmente las puertas de su casa. Hice más de treinta entrevistas en diversas ciudades (Gualeguay, Concepción del Uruguay, Colón, Buenos Aires). Hablé con todos los ámbitos en los que se desempeñaba Micaela», cuenta Santiago. Micaela García fue asesinada el 1° de abril de 2017, en Gualeguay, a la salida del boliche King. Por el femicidio, cumple perpetua Sebastián Wagner. En tanto, Néstor Pavón, espera nuevo juicio.