El ministro de Salud, Ariel de la Rosa, tropezó con sus propias palabras, pero alcanzó a decir lo que desde hace semanas se rumorea: que le pedirá la renuncia al director del Hospital San Martín, Eduardo Elías.
Lo dijo anoche, en el noticiero de canal 9, aunque no lo verbalizó de un modo tal que no quedaran lugar a dudas: explicó que habría cambios en los equipos técnicos, que quizá Elías dé un paso al costado, que no tiene el nombre del reemplazante, que para hablar de relevos primero quiere tener a mano el decreto firmado por el gobernador Gustavo Bordet.
Dejó en claro que no tiene ese decreto firmado por Bordet, aunque tampoco tiene la anuencia de Elías para dejar el cargo. “Eduardo no quiere renunciar”, cuenta una fuente de Salud.
Elías ya consiguió que un grupo de jefes de servicio lo avalara. Pero al parecer no ha sido suficiente. De la Rosa insiste con reemplazarlo.
Quienes lo han tratado en los últimos días a Elías dicen que el director del Hospital San Martín se siente a gusto en su sillón, que no piensa renunciar, y que seguirá en su puesto, a pesar de lo amagues del ministro De la Rosa. El titular de Salud no está conforme con la situación financiera del San Martín y por eso quiere cambios.
“Podría haber elegido un mecanismo distintos, como meterlo un equipo de auditores, y no levantar a los jefes de servicio”, dicen en el Ministerio de Salud, y saben de qué hablan. De la Rosa se atrevió a decir lo que casi ningún ministro ha dicho: que hay jefes de servicio en el Hospital San Martín que figuran en hologramas, y que casi no cumplen su horario de trabajo, y adelantó que quiere actualizar las orgánicas.
Los jefes de servicio empezaron a hacer lo que nunca hacen: dejarse ver, hacer conocer su malestar, hablar de faltantes, y presentar petitorios.
Después de decir eso, De la Rosa puso a dos funcionarios de primera línea: el secretario de Salud, Mario Imaz; y el secretario de Gestión Sanitaria, Sergio Schmunk, a escuchar lo que cada jefe de servicio tiene para decir.
El jueves fue el turno de Daniel Amato, jefe del Servicio de Neurocirugía, uno de los más críticos, que antes le había elevado un petitorio poniéndolo al corriente de lo que todos saben: lo que falta, lo que no hay.
Guillermo Grieve, jefe de Terapia Intensiva, uno de los que estuvo reunido, dice que las autoridades deben resolver lo más urgente: la falta de insumos, de equipamiento, de camas, y evitar que todo derive en un colapso.
Antes de Grieve, también estuvo Luz Don, del Servicio de Cardiología; y José Carlos Cuestas, del Servicio de Emergencias. Todos, cada uno a su modo, hablan de las deudas con proveedores que tiene el Hospital San Martín, de lo caro que se paga todo porque las compras se complican ante la falta de recursos, de la falta de actualización de las partidas, y de la ausencia de una política sanitaria que viene de hace tiempo, de los equipos que se han vuelto obsoletos, de la infraestructura que es muy deficitaria.
En los próximos días, las rondas de consulta con los jefes de servicio continuará, aunque ya hay algunos sectores que han empezado a pedir otra renuncia, la del ministro. Aunque quienes lo piden en forma pública son los delegados de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE). De la Rosa es hombre salido del riñón de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN).
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.