Guillermo Dubra es empleado de carrera del Instituto de Ayuda Financiera a la Acción Social (Iafas), el organismo que explota, administra y regula los juegos de azar de la provincia.

Ejerce el rol de oficial de cumplimiento ante la Unidad de Información Financiera (UIF), que depende del Ministerio de Justicia de la Nación y, a su vez, es presidente de la Unidad Coordinadora de Prevención de Lavado de Activos (UCPLA) de la Asociación de Loterías Estatales Argentinas (ALEA).

Su trabajo consiste en informar a la UIF respecto de todas las operaciones que ocurran en las salas de juego o tómbolas, con el fin de que el organismo detecte operaciones que tengan que ver con delitos de lavado de dinero o, en el peor de los casos, de financiación del terrorismo.

En diálogo con el programa Puro Cuento, por Radio Costa Paraná 88.1, Dubra explicó que el juego de azar está dentro del sector no financiero de la prevención de lavados de activos de la UIF que, a su vez, aplica normas de un organismo supranacional, creado en 1989, para combatir el lavado de dinero y la financiación del terrorismo: el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI).

El funcionario del Iafas señala que hace una década Argentina estaba en una lista gris del GAFI, ya que no cumplía a rajatablas con sus normas, pero que ahora la historia cambió. Los controles son más exhaustivos.

Consultado sobre los controles del Iafas, asegura: “En Entre Ríos estamos trabajando muy bien, sobre todo desde 2010 que se formó la Unidad Coordinadora y fui designado como Oficial de Cumplimiento, que tiene el deber de cumplir la normativa que tiene la UIF”.

A su vez, explica que el organismo envía dos tipos de reportes a la UIF: “Los sistemáticos, que es cuando debemos informar mensualmente sobre todas las operaciones mayores a 100 mil pesos que se realizan. El deber de informar es con los premios cobrados, no de los montos jugados. Por otro lados están los Reportes de Operaciones Sospechosos (ROS), que no necesariamente tiene que existir un movimiento de dinero, sólo puede haber una intencionalidad de hacerlo”.

En cuanto a los ROS, puntualiza que se realizan cuando detectan que un jugador realiza jugadas que no responden a su perfil económico o porque cambia la modalidad de juego.

Señala que uno de los juegos donde más pueden existir movimientos sospechosos es en el de paño, por las fuertes apuestas de dinero que aparecen.

Sin embargo, dice, los controles del Iafas no han sido burlados por jugadores que buscan “forzar su suerte”. “Antiguamente, al no haber tanta tecnología, y seguimiento a través de las cámaras, se podía ver alguna actitud o un empleado infiel en arreglo con un jugador. Hoy por hoy, con los niveles de controles que tenemos, es casi imposible”.

Los controles en el juego se profundizan en las zonas fronterizas. No obstante, en la provincia, dice Dubra, no hay problemas: “Nuestra zona fronteriza es con los hermanos uruguayos, que si bien nos visitan no son muy concurrentes a las salas de juego”.

Además, marca como ventaja dos puntos: conocer a los clientes que concurren a jugar; y que los casinos provinciales sean medianos o chicos, a  excepción del casino de Victoria.

“La suerte siempre existe. Nosotros deseamos que quien concurre a nuestras salas pase un buen momento, o que también pueda ser beneficiado, pero la suerte no es para todos”, resalta.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.