Por Jorge Monge (*)

 

Este 31 de octubre se celebra el “Día de la Reforma Protestante”  en distintas partes del mundo.

En la ocasión, de manera especial en atención a que este año se conmemora el quinto centenario de aquella calenda de fines de la Edad Media en la que el monje agustino Martín Lutero, clavó sus propuestas de reformas en la puerta de la iglesia del castillo de Wittemberg, Alemania para debatir, principalmente, la doctrina y las prácticas de las llamadas indulgencias papales.

Estas propuestas fueron popularmente conocidas como las 95 Tesis y pondrían en marcha un proceso de cambio en gran parte del mundo occidental no sólo en el plano religioso, sino además económico, cultural, educativo y con innegables influencias en la Revolución Francesa y en la constitución de Filadelfia.

La Constitucional Nacional de 1853 produjo la apertura al mundo y a la modernidad y tiene claras disposiciones sobre la materia en los artículos 14, referido a los habitantes y el 20 destinado a los extranjeros además de las prescripciones del preámbulo. Nuestra Carta Federal ha logrado garantizar la libertad de culto, pese a algunas andanadas de sectores ultramontanos y de que empleaban la expresión “sinarquía internacional”.

En Entre Ríos, esa apertura ya había comenzado de la mano del General Urquiza, el cual promoverá, entre otras cosas, la creación del Histórico Colegio, el primero laico en el país y luego el presidente Sarmiento con la creación de la Escuela Normal de Paraná a la que traería maestros y hasta un director protestantes.

La llegada de los Alemanes del Volga, sin duda alguna, implicó una presencia más activa del credo evangélico, sobre todo a partir de una de las aldeas madre, Aldea Protestante.

Nuestra provincia tiene una larga y rica tradición en materia de libertad religiosa y no intromisión del Estado, respondiendo al pluralismo y respeto hacia las diversas corrientes inmigratorias en las que encontramos la práctica de distintos cultos religiosos. Durante casi toda la historia institucional entrerriana el Estado ha sido neutro en esta materia, es decir, no adopta religión oficial alguna, a excepción del lapso 1949-55.  En efecto, las cartas magnas  de Entre Ríos, han sido muy generosas al respecto, salvo  la constitución justicialista del ’49 que estableció una  religión oficial y para la enseñanza religiosa en la educación pública

La constitución de 1933 sancionada durante el gobierno de Etchevehere acorde a esa apertura y pluralismo, estableció el artículo 7º (hoy 9º) mediante el cual veda al estado dictar leyes u otras medidas que restrinjan o protejan culto alguno y ratifica la educación estatal laica.

Ello, lejos de ir en desmedro del sentimiento religioso de la entrerrianía, distingue “lo que es del cesar y lo que es de Dios”, separando el Estado de la religión.

Saludamos a las distintas comunidades evangélicas de Entre Ríos, en este día tan importante para sus miembros, reconociendo el aporte que realizaron y realizan al progreso entrerriano, al pluralismo y a la convivencia armónica en la sociedad con el resto de las confesiones.

 

 

 

(*) Diputado provincial, UCR Cambiemos.