Avenida Ramírez tiene doble mano, es una ancha avenida, y es una vía de acceso -o de saluda, por el sur de la ciudad. Pero Avenida Ramírez es Avenida hasta que se cruza con Avenida de las Américas.
Más allá se convierte en una calle de barrio. Después de Báez sube una pequeña lomada, y se desbarranca en una pendiente suave luego de atravesar Luis Noacco. Entonces, se convierte en una callecita que extiende un pavimento muy pobre hasta donde está el Colegio El Madero.
Más adelante, hay un trecho de imposible tránsito: es un «valle» entre Luis Noacco y Crisólogo Larralde. Los vehículos, cuando llegan a esa especie de badén, detienen la marcha y hacen malabares para seguir más allá de Larralde. Zanjas profundas, lagunas y un camino cuarteado que se agrava cada día, con cada aguacero.
A finales de 2021, los vecinos decidieron cortar ese tramo de Avenida Ramírez, donde Avenida Ramírez pierde el pavimento y se convierte en una calle de tierra.
Pusieron un cartel a lo ancho de la calle, pintado de rojo sobre una madera blanca, está puesto en un tacho de plástico y sostenido por una madera. Escribieron: «Calle cerrada».
La calle que está cerrada es Avenida Ramírez, al sur, casi en la intersección con Crisólogo Larralde. Después de Luis Noacco, Ramírez se vuelve una calle de tierra. Más bien, de broza, y el paso diario de los vehículos, sin aminorar la marcha, ha generado no pocos reclamos de los vecinos por el polvo suspendido que genera problemas de salud.
Unos meses antes, otros vecinos habían instalado pasacalles en toda la zona sur de la ciudad para pedir una solución a la Municipalidad de Paraná.
Pero después resolvieron pasar a la acción: de un lado, el cartel que indica que la calle está cerrada; del otro, han amontonado ramas de árboles, puestas a modo de barricada. De ese modo, el tránsito ha sido interrumpido.
Ahora hay indiferencia y desazón entre los vecinos. Un arreglo pobre duró lo que debía durar. Ahora la calle está otra vez destrozada y de imposible tránsito.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora