El pez siempre por la boca muere.
El cura Juan Diego Escobar Gaviria quedó preso, literalmente, producto de su inclinación a los insidiosos mensajes a través de redes sociales, whatsapp, principalmente, que mantuvo con sus víctimas y que lo dejaron en evidencia.
Escobar Gaviria tiene cuatro denuncias en su contra por abusos a menores –tres caratulados como corrupción agravada; uno como abuso sexual simple agravado–, hechos que se presume ocurrieron mientras fue párroco de San Lucas Evangelista de Lucas González, entre 2005 y finales de octubre de 2016, cuando la Justicia abrió una investigación en su contra.
Desde el 21 de abril, el sacerdote está en la cárcel y pasa sus días en la Unidad Penal Nº 5, de Victoria, y allí estará, según ha resuelto la Justicia, hasta que se le dicte sentencia definitiva en la causa por abusos, tras el juicio oral previsto para la segunda quincena de agosto próximo, en Gualeguay.
Primero le dieron prisión preventiva por 20 días; el 10 de mayo, le extendieron la medida por otros 20 días; y antes de que venza ese plazo, el viernes, en Gualeguay, se debatió en audiencia ante el juez de Garantías Esteban Santiago Elal si cabía prorrogar la prisión o ponerlo en libertad, tal como reclamaron los defensores del sacerdote, Milton Ramón Urrutia y María Alejandra Pérez.
El juez siguió la tesis de los fiscales,Dardo Tórtul, de Gualeguay, y Federico Uriburu, de Nogoyá, y decidió mantenerlo en prisión hasta que se dicte sentencia en la causa.
“En fin, el cúmulo de evidencia sobre el marco de presiones e intimidaciones que existen es harto suficiente como para que el imputado mantenga su privación de libertad cautelar hasta tanto se dicte sentencia en el juicio oral y la misma adquiera firmeza –señaló Elal en su resolución–, dado que esta es la única posibilidad de valorar adecuadamente sobre la conclusión firme y definitiva del proceso, aventando cualquier posibilidad de influencia sobre la producción de evidencia”.
El magistrado se apoyó para tomar esa medida en la “gravedad de los hechos imputados” y en “el monto elevado punitivo”, ya que el Ministerio Público Fiscal dio por probados los abusos que se le endilgan al cura y pidió la pena de 25 años de prisión.
El juez valoró los chats que se incorporaron como evidencia a la causa, y en los que Escobar Gaviria intimó a denunciantes y testigos. Y señaló que “quien se ve con una amenaza punitiva tan elevada, si antes de conocer ello habría buscado doblegar vía intimidación la psiquis de quienes serían las víctimas, con mayor razón intentará hacerlo ante tan elevada amenaza de pena”.
Elal justificó la presión en los chats del cura con sus víctimas, y que evidenciarían la presión que ejerció sobre éstos para que no denuncien.
Así, el juez se apoyó en una de las capturas de los whatsapp que Escobar Gaviria envió al denunciante AE, en la que le pide que “no se aleje de Dios”, una forma de decirle que se mantenga a su lado.
El viernes, cuando habló por primera vez en una audiencia judicial desde que se inició el proceso en su contra, Escobar Gaviria aceptó la existencia de esos chats.
Escobar Gaviria le atribuye a Dios palabras que él mismo pronuncia: no quería que AE, el denunciante, se alejase de Dios, pero en realidad no quería que se alejase de la Parroquia de Lucas González, dado que la víctima, dice el juez en su fallo, “se había alejado de la Iglesia por los hechos de los que habría sido víctima, lo cierto es que incluso en la audiencia el propio imputado intentó una explicación al respecto diciendo que en el contexto en el cual lo decía tenía otra entidad -problemas de pareja-, pero lo cierto es que con esta actitud habría reconocido la existencia del mensaje y en principio comparto la valoración que ha realizado la fiscalía de que ese mensaje se ha remitido con motivo del alejamiento AE por los hechos que habría sido víctima”.
La presión del cura, concuerda el juez a partir de un informe pericial, ha llevado a que dos víctimas, F F y J D P, se desdijeran a pesar de haber sido supuestas víctimas de los abusos de Escobar Gaviria.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.