Silvia Muñoz es la mamá de Renzo.

Renzo tiene 11 años y ya sabe lo que es estar en los Tribunales, declarar en la Justicia, contar parte del infierno.

Es la primera víctima que denunció al cura Juan Diego Escobar Gaviria por abusos que, se sospecha, ocurrieron en la Parroquia San Lucas Evangelista, de Lucas González.

Primero lo contó a un amigo, después a la maestra del Colegio Castro Barros San José. La maestra s0e lo contó a la directora, y la directora puso al corriente a la madre general de congregación Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas, Marta Jacob.

Juntas, se presentaron el viernes 28 de octubre de 2016 ante el defensor oficial de los Tribunales de Nogoyá, Oscar Rossi, y lo pusieron al corriente del caso.

Antes, hablaron con el arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, que viajó a Lucas González el jueves 27 de octubre, y le comunicó Escobar Gaviria que quedaba suspendido como sacerdote.

“Apenas se conocieron dichas versiones, el pasado 27 de octubre, el arzobispo dio indicaciones para que den inicio las investigaciones preliminares, según lo expresa el Código de Derecho Canónico en el canon nº 1717, reguladas por las normas de Gravioribus Delictis”, informó entonces la Iglesia. El apartado citado se trata de la reforma que introdujo en 2010 el Papa Benedicto XVI , pero que ya había esbozado su antecesor, Juan Pablo II y que entre otros cambios, introdujo la ampliación del plazo de la prescripción de la acción criminal, que fue llevado a 20 años.

Ese apartado del Código, además, permite adoptar medidas cautelares mientras se tramita la investigación contra el sacerdote acusado, en este caso, como lo dispuso Juan Alberto Puiggari: la suspensión de Escobar Gaviria de sus facultades para oficiar como sacerdote.

Desde entonces, sumaron cuatro denuncias por abuso contra el cura Escobar Gaviria, que había llegado a Lucas González en 2005 y tenía fama ganada de sanador, y recorría distintos puntos de la provincia. Pero esa notoriedad escondía otra realidad: lo que ahora contienen las denuncias en la Justicia, graves hechos de abuso a menores.

Luego de haber sido apartado de Lucas González, protagonizó un raid curioso. Estuvo prófugo de la Justicia, se escondió en la Casa Padre Lamy, después buscó albergue en un departamento de Oro Verde y últimamente reside en la casa general de la Cruzada del Espíritu Santo, orden religiosa a la que peretenece, en calle Comandante Espora al 500, de Paraná.

La Justicia le prohibió pisar Lucas González, y está obligado a informar, una vez a la semana en la comisaría más cercana cuál es su paradero.

En la Justicia, acumula una denuncia por abuso sexual simple y tres por promoción a la corrupción, agravada por su condición de sacerdote. Pero ahora la Justicia está tras la pista de un posible quinto caso de abuso. La próxima semana en Tribunales de Nogoyá está previsto un turno de cámara Gesell para recibir el testimonio, trámite que coordina el defensor oficial, Oscar Rossi.

De confirmarse el caso, se sumaría una quinta denuncia al cura Escobar Gaviria. De momento, el modus operandi se repite: los nenes, que fueron monaguillo en San Lucas Evangeslita, eran invitados a dormir a la casa parroquial, y en la habitación del cura, ocurrían los abusos.

Silvia Muñoz lo sabe de boca de su hijo. Sabe qué hacía Escobar Gaviria con los monaguillos. Y por eso fue el martes 14 de febrero, cuando el sacerdote debió notificarse en Tribunales de una cuarta imputación, y lo esperó. Lo esperó sólo para verlo a la cara, sostenerle la mirada.

Después, pasó algo que de lo que pasa siempre: las dudas sobre los denunciantes. Las dudas sobre el testimonio de Silvia Muñoz. Las dudas sobre la investigación. “Sigo escuchando la misma basura –dijo la mujer–: yo miento y ellos no”.

La Justicia resolverá esa discusión. Entre finales de febrero y comienzos de marzo, la causa será elevada a juicio oral. Entonces, Escobar Gaviria deberá rendir cuentas.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.