El domingo 6 se cumplirán 3 años de la condena a 25 años de cárcel del cura Juan Diego Escobar Gaviria, el único de los tres sacerdotes sentenciados a prisión por la Justicia por los delitos de abuso y corrupción de menores que está tras las rejas.

Escobar Gaviria, colombiano de nacimiento, enrolado en la Cruzada del Espíritu Santo, la congregación que dirige el rosarino Ignacio Peries, fue un cura sanador de alto perfil que solía recorrer la provincia dando misas multitudinarias. Pero su estrella empezó a apagarse a finales de 2016, cuando se presentó la primera denuncia judicial por abuso a menores.

El cura fue condenado el 6 de septiembre por haber abusado a cuatro menores. En tres casos se lo acusó de promoción de la corrupción de menores reiterada, agravada por su condición de guardador; y en uno por abuso sexual simple agravado por ser cometido por ministro de culto.

El fallo condenatorio del Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay contiene 304 páginas, en las que se encuentran todas las actuaciones del caso. Desde las primeras testimoniales tomadas a los menores cuando denunciaron los abusos, hasta las declaraciones de testigos –familiares, amigos, colaboradores de la parroquia-, y otros elementos que le permitieron al Tribunal llegar a la conclusión de que Escobar Gaviria cometió abusos, condenándolo a una pena proporcional a la gravedad de los delitos: 25 años de prisión efectiva.

La presidenta del Tribunal, María Angélica Pivas, fue quien realizó el voto al que adhirieron los vocales Cadenas y Crespo. Entre las frases más contundentes de la resolución se encuentra la siguiente: “Las conductas reprochadas fueron realizadas personal y directamente por el acusado (art. 45 del C.P), como así también las mismas se perfeccionaron con el pleno conocimiento y la voluntad de realización de actos de contenido sexual que contaban con las características exigidas por los tipos. Escobar Gaviria actuó, en todos los casos,  con  intención y voluntad, en todos los casos, quiso lo que hizo e hizo lo que quiso”.

Otro sacerdote del clero paranaense, Justo José Ilarraz, fue condenado en 2018 a 25 años de cárcel por abuso y corrupción de menores. Gozó del ala protectora de la cúpula eclesiástica Ilarraz, manejó las finanzas del Seminario Arquidiocesano, dio vida a lo que es hoy la Librería San Francisco Javier, del Arzobispado de Paraná, y cumplió el rol de prefecto de disciplina: de él dependían los adolescentes que estaban alojados en el internado, camino al sacerdocio. Pero en vez de prepararlos para ser hombres de Dios, abusó de muchos de ellos.

Su condena, dictada en 2018 por el Tribunal de Juicios y Apelaciones conformado por Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel, fue confirmada por la Cámara de Casación Penal y por la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ). Y ahora espera definición de un recurso extraordinario para ir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Mientras, Ilarraz cumple arresto domiciliario en un departamento de un edificio ubicado en calle Corrientes al 300.

Marcelino Ricardo Moya recibió condena en 2019: 17 años de cárcel por abuso y corrupción de menores. La condena le fue impuesta por el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Concepción del Uruguay. Pero la decisión fue apelada por los defensores del cura, y el caso está a resolución, desde hace más de un año, de la Cámara de Casación Penal de Concordia. Moya está en libertad, en casa de sus padres, en María Grande.

En cambio, Escobar Gaviria está en la cárcel de Victoria. Y eso que sus defensores han insistido, de todos los modos posibles, lograr su excarcelación.

En noviembre pasado, Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ) no hizo lugar a la impugnación extraordinaria presentada por los defensores Milton Ramón Urrutia y María Alejandra Pérez, y de ese modo rechazó el pedido de excarcelación para el cura Juan Diego Escobar Gaviria, condenado en septiembre de 2017 a 25 años de prisión por los delitos de abuso y corrupción de menores, y quien desde abril de ese año cumple prisión preventiva en la Unidad Penal de Victoria.

Con el voto de los vocales Martín Carbonell y Miguel Giorgio, y la oposición de Daniel Carubia, la Sala Penal consideró que hay «riesgos procesales» y que estos consisten en el real peligro de fuga del excura de Lucas González. en función de que posee doble nacionalidad -argentina y colombiana- y recursos económicos como para ausentarse del país en caso de ser dejado en libertad. De ese modo, el máximo tribunal confirmó lo resuelto por la Cámara de Casación Penal que había confirmado la prisión preventiva del sacerdote. Escobar Gaviria se mantendrá así en prisión hasta que la sentencia dictada en su contra adquiera firmeza. Resta, precisamente, que se pronuncie sobre la cuestión de fondo, la condena, la Sala Penal.

Desde el 21 de abril de 2017, Escobar Gaviria está en la cárcel. Aunque tiene condena de un tribunal de primera instancia, y confirmación en Casación, resta que el caso sea analizado por el STJ. La pandemia ha elongado los plazos y lo ha puesto a esperar una resolución que se tarda más de lo que el cura desearía. También espera que la Justicia ponga fecha para el segundo juicio al sacerdote, que ya fue suspendido en cuatro oportunidades.

Ninguno de los tres sacerdotes condenados por la Justicia -Juan Diego Escobar Gaviria, Justo José Ilarraz, Macelino Ricardo Moya- ha sido apartado del clero: siguen siendo hombres de Iglesia.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora