Este martes desde las 19 horas en la Plaza 20 de Diciembre (detrás del hipermercado de avenida Larramendi) habrá un acto para homenajear a las víctimas de la represión en Paraná en 2001.
La convocatoria fue lanzada por la Asociación Trabajadores del Estado de Entre Ríos —ATE— la Central de Trabajadores de la Argentina Autónoma de Entre Ríos —CTA-A— la seccional Paraná de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (Ctep), el Partido Comunista Revolucionario (PCR), Partido del Trabajo y del Pueblo (PTP) y adhieren el Partido Socialista (PS) y Partido Socialista Auténtico (PSA).
La multisectorial que lo organiza definió que se leerá un documento conjunto de las organizaciones “que va a analizar la situación política y social actual, relacionándolos con estos acontecimientos de 2001 y poniendo en valor las luchas del pueblo que permitieron frenar un período de ajuste con la gente saliendo a la calle y peleando”. Se recordará a José Daniel Rodríguez y Romina Iturain y Eloísa Paniagua, muertos a manos de la represión policial de esos días.
El acto será “en función de la conmemoración del 20 de diciembre de 2001, del Argentinazo, en el contexto de la realidad actual, valorizando lo que fueron aquellas luchas, lo que fue la pueblada generalizada de ese momento y las particularidades que tuvo en Paraná, con los saldos lamentables de los entrerrianos asesinados: nuestro compañero José Daniel Rodríguez y Romina (Iturain) y Eloísa (Paniagua), muertos a manos de la represión”, señaló Víctor Sartori, secretario de organización de ATE.
El dirigente anunció que la conmemoración consistirá, principalmente, en un acto en la Plaza 20 de diciembre, donde se leerá un documento conjunto de las organizaciones “que va a analizar la situación política y social actual, relacionándolos con estos acontecimientos de 2001 y poniendo en valor las luchas del pueblo que permitieron frenar un período de ajuste con la gente saliendo a la calle y peleando”.
Sartori destacó además la necesidad de avanzar en “un camino de unidad” ante las políticas actuales: “Dentro de un contexto de ajuste nacional, con esa realidad, tenemos que bregar por la unidad, ante los aumentos de la desocupación, la situación de la economía donde se pierden mensualmente miles de puestos de trabajo y donde los sectores populares están sufriendo una crisis grave”, apuntó.
Asimismo, valoró que “la declaración de la emergencia social es producto justamente de la lucha y la unidad de los sectores más postergados, nucleados en organizaciones de las cuales nuestra CCC fue parte”.
Los sucesos
A pesar de que el 20 de diciembre hubo tres muertos en Paraná, solamente en un caso se condenó al autor material. Se trata del cabo Silvio Martínez, quien disparó con su pistola 9 milímetros contra Romina Paniagua, una joven de 13 años que había concurrido a pedir comida a un supermercado, luego de que en una radio anunciaran que en la sucursal de calle San Juan se iba a repartir mercadería entre la gente.
El entonces jefe de la fuerza, Victoriano Ojeda, había dicho que a Martínez se le cayó el arma y se disparó accidentalmente.
El cabo fue sentenciado en mayo de 2003 a la pena de 10 años de prisión. Estuvo alojado en la Unidad Penal Nº 1, pero en 2009 se acogió al beneficio de la libertad condicional.
Los restantes casos siguen impunes y no hubo condena de los responsables políticos. En esa fecha Sergio Montiel, quien falleció en 2011, gobernaba la provincia.
Eloísa Paniagua tenía 13 años y había ido a pedir comida a distintos supermercados junto a sus hermanos. Recibió un balazo por parte de un efectivo policial, el cabo Silvio Martínez, en una corrida que provocaron las fuerzas de seguridad, arrinconando a los manifestantes en el Parque Berduc. El autor del disparo fue condenado por el hecho y salió de la cárcel en 2009, gozando del beneficio de la libertad condicional. Fue el único que enfrentó a la Justicia por las muertes de 2001.
Romina Iturain estaba de visita en la casa de una prima que vivía cerca del supermercado Wal Mart. A ese lugar llegó un grupo de personas que venía de reclamar en la puerta del comercio y comenzó a ser seguida por la Policía. Estando dentro del domicilio cuando una bala la alcanzó. Los efectivos policiales se negaron a llamar a una ambulancia, desatendiendo el reclamo de su primo, y cuando la atención médica finalmente llegó, fue tarde: la joven de 15 años murió antes de llegar al Hospital San Martín.
José Daniel Rodríguez tenía 25 años y era militante de la Corriente Clasista y Combativa (CCC). Salió de su casa la noche del 21 de diciembre de 2001 y ya no volvió. Estuvo algunos días desaparecido y posteriormente su cadáver fue encontrado detrás del supermecado Wal Mart, en el Parque Nuevo, días después de los hechos, debajo de unos neumáticos, golpeado y quemado. Se determinó que el joven había muerto el 19 de diciembre. Aunque su muerte quedó impune, la vinculación con la represión desatada por aquellos días fue evidente.
Claudio “Pocho” Lepratti fue asesinado en la Escuela Nº 756 José M. Serrano, en el Barrio Las Flores, donde trabajaba como ayudante de cocina. Nació en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, el 27 de febrero de 1966. Era el mayor de seis hermanos. Hizo la primaria en la Escuela Nº 30 de Concepción del Uruguay y la secundaria en el Colegio Santa Teresita, perteneciente a la orden salesiana. Con los años siguió vinculado con los salesianos, y una vez que abandonó la carrera de Derecho que estudiaba en la Universidad Nacional del Litoral, entró al Seminario Ceferino Namuncurá de Funes, Santa Fe.
Fue cuando abandonó el seminario que llegó a Rosario. Allí se asentó en el barrio de Ludueña para dar clases de Teología en la escuela del padre Edgardo Montaldo y coordinar talleres para niños. “Pocho consagró su vida a chicos que corrían el peligro de perder sus sueños”, dijo el padre Edgardo Montaldo en Sueños alados, un documental sobre la obra de Pocho Lepratti en el barrio Ludueña.
En Ludueña, Pocho realizaba distintas actividades por y con los pibes del barrio. Armó la revista El ángel de lata y formó varios grupos de jóvenes como La Vagancia, el primero de todos y el más recordado. “La Vagancia era un grupo de jóvenes que nos juntábamos para hacer cosas porque no había actividades ni propuestas para los adolescentes y los jóvenes en la villa. Entonces nos empezamos a juntar, primero para ir a algún campamento, para ir a La Florida los domingos, hacer tortas fritas, tomar mate y charlar”, explicó Pocho en un documental sobre el colectivo que él mismo encargó y, hace unos pocos años, sus realizadores lo digitalizaron y lo subieron a internet.
Nosotros. “El ‘nosotros’ de Pocho era un nosotros mucho pero mucho más grande que el que podamos pensar y recorrer en auto o en tren. Era un nosotros como de doscientos idiomas, mil religiones, y millones de fiestas de cumpleaños y pesebres”, escribió Gustavo Martínez, amigo y compañero de militancia en ATE, en el prólogo del libro ¡Pocho Vive!
“Hay que pasar el invierno, el invierno eterno no existe. Si despertamos, se va. Podemos y debemos construir la primavera”, solía gritar Pocho desde su bicicleta. Le dispararon en la garganta para intentar callarlo, pero no pudieron borrar el camino que dejó marcado con sus huellas por las calles de Rosario. No hay dudas de que el invierno eterno no existe, la primavera llegará y ojalá venga acompañada de justicia por Pocho y todos los asesinados y asesinadas en diciembre de 2001.
Fuente: ATE