Los pasacalles ganan los postes de luz, las columnas de semáforos, los troncos de los árboles. Los pasacalles ocupan las equinas de las plazas, la zona céntrica, los alrededores. Hay restricciones que no se cumplen. La ley dice que en el perímetro de la Plaza 1° de Mayo no se pueden colgar pasacalles. Pero los pasacalles están. Se instalan. Y cuando el tiempo de su vida útil pasa, quedan, envueltos en los postes. Hasta que desaparecen. La ley dice, sin embargo, que no. Hay una ordenanza, la N° 7.977, que prohíbe en su artículo 55° la colocación de anuncios políticos “en plazas y parques” y “expresamente” a través de pasacalles “en columnas del alumbrado público, señales luminosas de tránsito y árboles” y que aclara además en su artículo 27, referido a las áreas disponibles para hacer publicidad, que “los anuncios publicitarios no podrán afectar lugares frente a fuentes, estatuas, monumentos, plazoletas, plazas, parques o paseos públicos, frentista, colindante o adyacente a edificios declarados de interés municipal, individualizados en el listado de la ordenanza Nº 7.305”. Pero hecha la ley, hecha la trampa. Y siempre está la trampa.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.

