La ciudad está ausente. Ahí atrás, se adivina, está la ciudad. Una niebla espesa cubre todo, y una llovizna imperceptible moja de modo indolente. La hora, poco después de las 7 de la mañana, y el día, un sábado, convierten a calle Corrientes en un sitio inhóspito, sin gentes ni autos. Después, sí, hay promesa de buen sol, pero ahora, a esta hora, este día, la ciudad parece que no está. O que el horizonte es mínimo, acá nomás.

 

 
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.