La docente Noemí Guadalupe Suárez, 51 años, integrante del equipo directivo de la Escuela Primaria N° 68 Hernando Arias de Saavedra, de Hernandarias, fue hallada muerta por sus familiares la mañana del domingo 24 del actual en su vivienda de calle Lavalle al 800, de Cerrito.

La hipótesis que maneja la Justicia es que se trató de un femicidio, y por el hecho está detenido la expareja de la mujer, Oscar Bertuni, de 54 años.

Hoy, en audiencia ante la jueza de Garantías Eliza Zilli, se acordó entre los fiscales Cristian Giunta y Fernanda Rufatti y el defensor oficial Jorge Balbuena, que el acusado cumpla  60 días de prisión preventiva en la Unidad Penal de Paraná ante los riesgos procesales de entorpecimiento de la investigación y la posibilidad de fuga.

El caso, que tiene la pena en expectativa de perpetua, será juzgado en juicio por jurados, según adelantó el Ministerio Público Fiscal.

La autopsia al cuerpo reveló que la muerte se produjo por “apuñalamiento”. Los forenses detectaron “30 cortes profundos”, varios de ellos en el cuello.

Asimismo, los profesionales corroboraron que la muerte dataría de 12 horas anteriores al momento en que se dio intervención a la Policía, es decir que el crimen se habría producido en horas de la mañana del domingo.

El examen forense confirmó la “muerte por apuñalamiento”. El crimen habría ocurrido durante la mañana del domingo. La autopsia determinó que dos de los cortes resultaron letales para la mujer de 51 años.

Los fiscales Cristian Giunta y Fernanda Ruffatti decidieron imputarle al único detenido por el crimen de Noemí Guadalupe Suárez, el delito de homicidio doblemente agravado por el vínculo, por la relación de pareja con la víctima y por haberse perpetrado en contexto de violencia de género.

En la audiencia ante la jueza Zilli, el fiscal Cristian Giunta detalló, de modo claro, la sucesión de hechos que derivaron en el femicidio de la docente:  dijo que  se le imputa a la expareja haber ingresado durante la madrugada del domingo al domicilio de la víctima, haberla sorprendido durmiendo y asestarle 33 puñaladas, “de diferentes dimensiones y trayectos”.

Contó, además, que entre ambos hubo una relación de pareja de 10 años “signada por la constante violencia psicológica, que había terminado hace 3 meses por decisión de  la víctima, ante la insistencia del acusado”.  El fiscal calificó el hecho como homicidio doblemente agravado.

Detalló, además, lo que ocurrió en la escena del crimen: estando la Policía en el lugar, y luego de haber ingresado por la puerta trasera, llegó el acusado e ingresó aparentemente con una llave propia por la puerta del frente, y mintió haber visto el cuerpo, y la sangre en el lugar cuando habló posteriormente con dos personas ligadas a la víctima.

“Bertuni ingresa al domicilio por la puerta de adelante. Hay que sortear una reja y después la puerta de ingreso. Todavía no sabemos cómo ingresó. Los policías dicen que escucharon un ruido, un ruido fuerte, y que después lo vieron a Bertuni. Pero Bertuni no llegó a ver el cuerpo de la víctima”, subrayó el fiscal.

Bertuni le mintió a Bruno, el novio de Agustina, la hija de Noemí, que había visto sangre en la cama. “No pudo haber visto nada porque los policías le impidieron ingresar a la habitación”, contó Giunta. También faltó a la verdad cuando habló con Daniel Torres, la expareja de Noemí, ante quien lloró y le dijo no saber nada de lo que había ocurrido.

La fiscal Fernanda Rufatti dio cuenta de la relación de constante violencia psicológica al que sometió Bertuni a la víctima después de que la mujer decidió cortar la relación. “Le fue infiel. Le mandaba fotos con las mujeres con las que estaba”, señaló. “También hubo violencia sexual en la relación que adoptó Bertuni cuando Noemí decidió ligarse las trompas. Noemí debió pedir ayuda psicológica y psiquiátrica para lograr cortar la relación. Y cuando cortó la relación, Bertuni empezó a hostigarla”, agregó.

Fue así que empezó un proceso de intentar “recuperar” la relación. “Cuando vio que todo eso no tenía efecto, empezó a perseguirla. No solo se le aparecía en la casa y le cortaba el pasto, sino que la espiaba. A las 10 de la noche, un viernes, la espiaba”, contó Rufatti. “Entendemos que está probado que esta relación era una relación violenta, y que cuando la víctima decide cortar, él decide recuperarla, y cuando vio que no podía, hizo lo que hizo”, puntualizó.

Ante la posibilidad de “la pena en expectativa, que es perpetua, no es descabellado que se pueda llegar a fugar, y además puede hacerlo, porque tiene los medios económicos y la logística para hacerlo”.

En base a los argumentos de los fiscales y el acuerdo del defensor oficial, la jueza Zilli decidió aplicarle 60 días de prisión preventiva a Bertuni en la Unidad Penal de Paraná.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora