Por César Pibernus (*)

Hoy en la provincia de Entre Ríos, un docente cobra en un cargo testigo (cargo de maestro de primaria sin antigüedad ni zona) $9.329.

Algunos tratan de escapar a este dato diciendo que la precariedad salarial va desapareciendo cuando los docentes ascienden o van acumulando años de antigüedad. La realidad dice, de todos modos, que un docente en este mismo cargo testigo, casi por jubilarse, cobra $15.759, y un director de las poquísimas escuelas primarias de primera categoría de la provincia, cobra $10.549 sin antigüedad y $23.118, con el máximo. Es evidente que la cosa no cambia en absoluto.

Hablamos de montos de bolsillo, pues debemos destacar que en todos estos casos son liquidados en negro $1.210 (en concepto de Fondo de Incentivo Docente), a pesar del fallo del Superior Tribunal de Justicia que ordenó hace más de dos años al gobierno que lo remunere.

Nación y Provincia ya son campeones en pasarse la pelota respecto a este tema. Tenían la medalla de bronce cuando ambos gobiernos eran del mismo signo partidario y tienen la dorada ahora que aparentan no serlo.

Peloteando entre sí, ni Macri ni Bordet discuten salario con los docentes.

Es real que los docentes de, por ejemplo, Santa Fe, tienen un salario con más componente en negro y que su régimen jubilatorio prevé más años de servicio y de edad (1). Pero tan real como esto es la notable diferencia que existen entre ambos salarios de bolsillo. Un maestro sin antigüedad cobra de bolsillo en Santa Fe $12.052, casi $3.000 o un tercio más que de este lado del río Paraná.

Esta semana y de forma contundente, los docentes santafesinos rechazaron una propuesta insuficiente respecto al valor de la canasta, que hubiese llevado el salario de bolsillo en el cargo testigo a $13.177  en marzo y a $14.224 en julio, un incremento del 19, 5 %, pagado en dos tramos. Al rechazar, resolvieron tres días de paro para la semana próxima, dos más para la segunda y confirmar la adhesión al paro “nacional de 48 horas en cumplimiento de lo resuelto por el Congreso Nacional de Ctera” para la tercera semana.

Esta dura realidad es consecuencia de una política de fragmentación e injusticia advertida desde siempre por los docentes y que han convocado a jornadas históricas como la Marcha Blanca. Lleva años de existencia y apuesta a reforzar sus rasgos estructurales para seguir sobreviviendo a los avatares de la vida institucional argentina.

La extensión propuesta por este prestigioso medio demanda que nos dediquemos aquí sintéticamente sólo a la cuestión salarial. Pero, como es sabido, este es un asunto urgente entre muchos otros, que no están en mejor situación, como infraestructura, transporte, partidas, estabilidad o viviendas para docentes, si elegimos los temas más registrados por la opinión pública.

De allí que los trascendidos sobre la instalación de dispositivos de reconocimiento facial en las escuelas por parte del CGE habrían generado más carcajadas que lágrimas, si la iniciativa no se hubiese confirmado en las últimas horas. Estas máquinas pasmarían tanto a Capusotto como a Trump y no tienen nada que envidiarle al muro yankee.

Es evidente que este proyecto también está destinado a afectar el salario de los trabajadores, como ocurre desde hace unos meses con el nuevo y horroroso sistema de liquidaciones. Más que el control, los dispositivos de reconocimiento facial tienen como principal objetivo que los docentes paguemos sus previsibles fallas con nuestro sueldo.

Nos ha costado muchísimo, a quienes nos hemos dedicado a hacerlo desde el jueves, encontrar entre sus resoluciones, la última vez que el congreso de Agmer decidió 120 horas de paro continuo que incluye la convocatoria a dos movilizaciones (una nacional y otra provincial).

Sea inédita o no, esta resolución también es termómetro de la declinante situación en que se encuentra la educación pública entrerriana y del horizonte oscuro que los docentes ven desde su experiencia como trabajadores.

 

(*) Secretario de Organización de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) por la minoría Rojo y Negro.
(1 )Cuatro años más de edad para las mujeres, seis para los varones y cinco más de servicio para todos.