Carlos «Caluncho» Cardenia dijo adiós, para siempre. El hombre que desde siempre manejó la balsa que atraviesa el arroyo Las Conchas falleció esta semana. Es imposible escindir la historia de la balsa de la historia de “Caluncho” Cardenia. La de hoy es la quinta balsa que cumple la función incansable e incesante de ir y venir de una orilla a otra. Desde 1905 se sucedieron una a otra, pero siempre con su sistema rudimentario, básico pero seguro. “Nunca hubo ningún accidente”, supo jactarse Carlos Bautista Cardenia, que hizo girar la palanca o corrió la cadena de la balsa durante 40 años, desde mediados de la década del 50. Cuando Carlos Bautista comenzó a realizar ese trabajo, el arroyito tenía 15 metros de ancho. Pero ya se sabe, el inquietante correr del agua hace su trabajo y hoy la balsita anacrónica y bella recorre 75 metros para cruzar los autos, máquinas del campo y motos de una costa a otra. En su parte más honda del caudal, el arroyo Las Conchas tiene 15 metros de profundidad. Cerca está la casa de los Cardenia.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora