Miguel Jesús García, párroco de Nuestra Señora de Guadalupe, de barrio La Floresta, en Paraná, decidió poner blanco sobre negro respecto de la situación en torno al funcionamiento de la Panadería Social San José, surgida en 2019 como forma de dar empleo a personas de la zona, que creció bajo el amparo parroquial pero que no tiene ningún lazo legal ni administrativo con la Iglesia ya que se trata de un comercio que funciona de modo independiente.
El primer paso –dice el sacerdote, que llegó en 2022 para suceder a Ricardo López, el anterior párroco que impulsó el surgimiento de la panadería social- fue consultar los libros contables: no había nada. Ningún instrumento legal. Tampoco el producido por la panadería repercutía en la economía parroquial: a pesar de que se promociona como ligada a Nuestra Señora de Guadalupe, no tiene nada que ver.
El segundo paso fue recuperar el local donde funcionaba, y que había sido entregado en comodato. El lugar ahora es ocupado por un salón de reuniones y también para el trabajo de los voluntarios que sostienen el comedor comunitario que dos días a la semana, martes y jueves, entrega raciones de comida para 50 familias de la zona. La Panadería Social San José se mudó a otro local, contiguo a la secretaria parroquial, pero que fue cedido por la Fundación Puentes, que es la entidad que sostiene al comercio.
“Con motivo de verse involucrada, al ser mencionado su nombre y a los fines de evitar confusión, engaños de buena fe o error a quienes pueda llegar esta información, solicita: abstenerse de publicar mensajes, hacer publicidad y/o difundir notas que la relacionen con la denominada ´Panadería Social San José´, cuyas instalaciones funcionan lindante a este templo ya que no la une ningún vínculo con dicha panadería”, dice el comunicado que firmó el párroco de Nuestra Señora de Guadalupe.
“La Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe no ha percibido, ni percibe beneficio económico alguno, ni de otra índole, ni participa de las actividades desarrolladas por el mencionado comercio”, completó.
En diálogo con Entre Ríos Ahora, el sacerdote contó: “Hace un año, cuando llegué, me encontré con esta situación. Todo el mundo creía que era algo ligado a la parroquia, y no lo es. Es un negocio que no tiene nada que ver. Hasta noviembre funcionó en las instalaciones de la parroquia esa panadería, pero ese mes gracias a Dios se pudo rescindir. No depende de nosotros; depende de la Fundación Puentes”.
Dijo que esa mudanza de la panadería les permitió “recuperar un espacio que ahora podemos utilizar para actividades parroquiales, para el funcionamiento del comedor social, que lo trasladamos al lugar originar y poder tener un salón para reunión de grupos”.
La decisión de emitir el comunicado, agregó, se tomó luego de leer varias informaciones en medios de comunicación que ligaban la venta de los productos de la Panadería Social San José con la parroquia. “Mucha gente piensa que comprando los productos colabora con la parroquia, y no es así. No sé si cuando arrancó empezó siendo de la parroquia, y ahora es de esta fundación. No lo sé. Lo que sé es que ahora no tiene ninguna dependencia ni relación”, añadió.
Respecto del funcionamiento del comedor comunitario, dijo que atienden a 50 familias, con 150 raciones, pero que solo pueden atender dos días a la semana porque el dinero que reciben del Estado, alrededor de $60 mil, no alcanza más que para eso, a pesar de que también cuentan con la ayuda de voluntarios.
En relación a la Panadería Social San José, el sacerdote pidió que “no se use más el nombre de la parroquia para vender productos ni para gestionar maquinarias. No queremos que nos involucren más porque no tenemos ninguna relación”.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora