Desde hace 20 días, los vecinos de Urquiza al Oeste, una zona que se ha urbanizado bastante en la ciudad de Gualeguaychú, cargan con la sensación de vivir dentro de un thriller, en una de esas películas en las que un grupo de delincuentes encapuchados ingresan a una vivienda, reducen a las personas que allí se encuentran, exhiben sus armas para atemorizarlas, roban y se van del lugar ostentando cierto aire de profesionalismo para quebrantar la ley. Pero no se trata de una sensación. Esto ocurrió y más de una vez en el último tiempo. Pero a diferencia de lo que pasa en las buenas películas, todavía no está claro si los investigadores van por buen camino para dar con el paradero de “la banda de encapuchados” que atemoriza a los vecinos de Urquiza al Oeste.

“Esto es otra cosa”, dicen. Vecinos provenientes de diferentes latitudes, que eligieron esa zona de Gualeguaychú para vivir, vecinos de los barrios que han ampliado el mapa de la ciudad que se derrama hacia el suroeste, acusan a la creciente presencia de la droga en el territorio y a la falta de infraestructura para garantizar la seguridad del lugar (desde más cámaras de vigilancia, pasando por más efectivos policiales patrullando en la zona, hasta la necesidad de más luminarias) como los principales desencadenantes de los robos que hace años sufren de manera cotidiana. “Pero esto es otra cosa, es otra modalidad”, dicen. “Va más allá de los robos ocasionales que siempre hubo y habrá, esto es otra cosa”, repiten.

“Tenemos miedo, ya no podemos conciliar el sueño, ni concurrir a nuestros trabajos sin pensar que cuando volvamos seguramente vamos a encontrarnos con lo peor”, dijo una señora al fondo del salón de escuela en el que se congregaron vecinos de diferentes puntos del corredor que concluye en ruta 14. Cada uno con una historia distinta pero a la vez parecida, repetida hasta el hartazgo, sin respuesta en la mayoría de los casos: robo de herramientas, de vehículos, de dinero, de animales, de electrodomésticos. En parada 5, en parada 7, en parada 10, en parada 14, en el barrio Las Marías, en Los Cencerros, en el Loteo Florida, y así multiplicadas por decenas los testimonios fueron surgiendo a borbotones con la impaciencia de los desesperados.

 

En ese marco complejo, el Consejo de Seguridad Ciudadana asistió a la reunión que comenzó puntual a las 20,30  en el Salón de Usos Múltiples (SUM) del establecimiento educativo Las Victorias. Junto a los integrantes del Consejo –compuesto por instituciones y ONG´s, pero también por representantes del Estado local y provincial- intentaron explicar el accionar de la Policía, de la Justicia y de la Municipalidad ante un auditorio furibundo.

“Queremos un plan para los próximos 20, 40 días”, exigían los vecinos que levantaban las manos y lanzaban preguntas retóricas –la mayoría de las veces- a modo de descargo, mientras algunos de ellos intentaba moderar un debate que al final de la noche no cubrió las expectativas de nadie.

“Cuando ingresaron a la casa de un médico vecino de la zona, hace unos 15 días, los delincuentes sabían bien lo que hacían. Sabían que esta persona entraba a la guardia a las 9 de la mañana, entonces se metieron en la casa a las 9,20. Se tomaron su tiempo. Cocinaron, comieron, hicieron lo que quisieron. El martes pasado ingresaron por el fondo a la casa de una pareja. También se fueron por el fondo, sabían lo que hacían, estaban tranquilos”, dicen. “Un rato antes llamé a la policía, vino el móvil, fue hacia otro lugar que aquel donde yo había señalado. Di aviso, pero no sirvió de nada”, dijo otra vecina.

El Consejo de Seguridad intentó contar sobre el trabajo que articulan con aquellos barrios a los que son convocados, hablaron de participación ciudadana, de la posibilidad de canalizar aquellas denuncias por narcomenudeo frente al temor de los particulares por denunciar, pero los vecinos de Urquiza al Oeste pedían respuestas: concretas, inmediatas, algo que les quitara el miedo y la bronca del cuerpo. “Queremos acciones, saber qué hace la policía, si no tienen recursos aportamos más y que mejore la presencia en el lugar”, decían mientras el jefe de la Departamental de Policía, César Primo, trataba de explicar que no se trataba de recursos, que se habían aumentado los efectivos en la zona, que “se están llevando tareas investigativas que no vamos a revelar para no perjudicar el trabajo de la Justicia. Los estamos buscando, pero también trabajamos en la prevención de los delitos”, decía una y otra vez Primo en medio de las frecuentes interrupciones de quienes se rehusaban a escuchar las mismas formulaciones que otros funcionarios policiales y políticos hicieron antes.

Desde las motos con conductores sin casco ni prudencia que corren picadas a cualquier hora, hasta el terreno frondoso y descuidado de la familia Baggio –por el que ingresan y se van luego de su cometido los delincuentes, según señalaron los vecinos-  que la Municipalidad no puede controlar “por una problemática sucesión” según explicó la viceintendenta Lorena Arrozogaray, hasta las cámaras que no funcionan en Loteo Florida, la falta de vehículos patrullando en horas del día, etc, cada reclamo fue cobrando calor.

Lo cierto es que ante un importante grupo de vecinos hartos por los ilícitos, preocupados por las características de los últimos atracos y agotados de reclamar una y otra vez mayor presencia del Estado, la reunión terminó con pocas o nulas propuestas, más enojos que certezas, y la sensación manifiesta de algunos miembros del Consejo de Seguridad de que no lograron comprender a tiempo que se enfrentaban ante un público más que difícil: atemorizado.

Política pública en materia de seguridad es mucho más que la buena voluntad y un presupuesto traslúcido, es competencia de todos los poderes del Estado. Solo así habrá plan a corto, mediano y largo plazo.

La intervención del concejal Juan Boari enumerando cuantos de los presentes tenían su número de teléfono como para gestionar mejoras en la zona, o la pobre explicación de la viceintendenta, que parecía liderar una ONG en vez de ser la mujer de mayor relevancia institucional de la gestión municipal, hizo que el bullicio estallara una vez más sobre todo cuando dijo que su trabajo en el Consejo de Seguridad era ad honorem, mientras exigía respeto al momento de usar la palabra. Vale aclarar que su trabajo allí será ad honorem luego del 10 de diciembre, cuando deje de estar al frente del Legislativo y de cobrar por ello un sueldo. La ausencia de la oposición que tiene bancas representando a todos los ciudadanos –incluso a los vecinos de Urquiza al Oeste- también fue un verdadero escándalo.

 

El miedo no es amigo de la paciencia ni contribuye al diálogo entre quienes están en desigualdad de condiciones. No colabora al desempeño de buenos modales, no aporta nada bueno. Aunque es, sobre todo, pura consecuencia de todo lo otro, lo que no depende de la voluntad de quienes temen. Tal vez la noche de este viernes no era el mejor  momento para exigirles a los vecinos que optimizaran su performance de participación ciudadana, sobre todo sin comenzar por reconocer que aquellos que tienen autoridad real de gestión ante este tipo de cuestiones deben asumir que las cosas no están bien y que las herramientas que existen son insuficientes. Que no se trata de números –por ejemplo 149 cámaras, monitoreadas 24 horas al día- ante la irrefrenable comprobación de la realidad. No hay cámara que alcance si no hay una política integral para prevenir el delito y mejorar las condiciones de vida de los vecinos.

“Acá tendrían que estar los legisladores”, dijo otra vecina al final. “Son ellos los que tienen que actualizar, que mejorar las leyes, para que la Justicia pueda trabajar”, soltó. Un rato antes, el coordinador de los fiscales de la Unidad Fiscal de Gualeguaychú, Lisandro Beherán, explicó los límites para investigar delitos contra la propiedad en el marco de los plazos establecidos en el actual Código Procesal Penal de Entre Ríos. “Nosotros cumplimos la ley, trabajamos con la ley, y nuestra función no es prevenir, es lograr que lleguen a juicio los delitos ya cometidos. Que serían muchos los delitos que se evitarían si cambiaran algunas leyes al momento de investigar, es cierto, pero hacer la ley es tarea del legislador, y esto es algo que la comunidad tiene que tener muy presente”, señaló.

Por último, desde el Consejo de Seguridad propusieron hacer reuniones para coordinar esfuerzos entre las diferentes paradas de Urquiza al Oeste y barrios aledaños. La convocatoria a los legisladores también será parte de la agenda. Mientras tanto, los vecinos solo quieren que se termine esta película horrible.

 

Texto: Paola Robles Duarte

Fuente: R2820Radio