Las monjas de la congregación Siervas de la Divina Providencia dejaron de regentear el hogar para sacerdotes retirados ubicado en calle Italia al 400.
Las religiosas de la congregación llegaron a Paraná en 1989. Las primeras fueron tres monjas provenientes del sur de Italia que iniciaron el trabajo de asistencia a niños y adolescentes con discapacidad en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen.
Más adelante, y luego de varias mudanzas, las religiosas deciden invertir los ahorros de toda la congregación en Italia en la construcción de una estructura en el sur de la ciudad –que se finaliza en 1995- y que da servicios de escolaridad y pre talleres. Con el tiempo, se fue adaptando a los cambios normativos y sociales y en el 2014 abre el Centro de Día Don Uva.
Una de las fuentes de ingresos para el Hogar Don Uva provino de la atención de personas con discapacidad, ya sea con cobertura de obras sociales o del plan federal Incluir Salud. Pero durante el macrismo el cambio de la modalidad de pago de las prestaciones les provocó un severo desfase financiero. En 2019 se planteó la posibilidad del cierre de la institución.
Ahora, se sabe, lo que definieron fue un retiro de una de las instituciones que tenían a cargo, el hogar sacerdotal de calle Italia al 400.
Ahora, el hogar sacerdotal, lugar al que van los curas cuando cumplen los 75 años y se retiran del servicio activo, pasó a manos del Arzobispado.
Mediante decreto del arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari se erigió la Residencia Sacerdotal Jesús Buen Pastor, en Italia 450, con la finalidad de que residan los sacerdotes que se encuentren en situación de enfermedad o ancianidad, sean de la Arquidiócesis o, en la medida de las posibilidades, de otras iglesias particulares.
A través de la norma se ha establecido que la residencia sacerdotal Jesús Buen Pastor sea administrada en sus aspectos económicos y laborales por el Economato Diocesano. Al respecto se designó a los presbíteros Benito Vernaz y Miguel Angel Velazco, como miembros del equipo de sacerdotes colaboradores para la atención y acompañamiento de la residencia sacerdotal, y el sacerdote Luis Anaya como moderador del equipo, residiendo al efecto en la casa y acompañando sacerdotes residentes. Asimismo se dispuso que los sacerdotes de este equipo y el Ecónomo Diocesano elaboren un Reglamento para la gestión de la Residencia y lo eleven para su aprobación.
El texto del decreto destaca que durante muchos años la Congregación Religiosa de las Hermanas Siervas de la Divina Providencia «tuvo la caridad de cuidar con solicitud a los sacerdotes ancianos y enfermos de la Arquidiócesis, pero desde hace algunos meses las autoridades de esa Congregación han comunicado que no pueden continuar con esa obra. Por tal motivo, el arzobispo agradeció profundamente la labor y acompañamiento que las hermanas han brindado durante todo este tiempo».
De la Redacción de Entre Ríos Ahora