Un año después de que la querella lo solicitara, finalmente se hará un análisis sobre las pericias psicológicas de las siete víctimas que en 2012 denunciaron al cura Justo José Ilarraz por abuso, en procura de establecer si ocurrió el síndrome de Estocolmo.
El pedido de la abogada Rosario Romero sobrevino luego de que el defensor de Ilarraz, Juan Ángel Fornerón, presentara en la Justicia una serie de cartas que las víctimas habían intercambiado con el sacerdote, cuando ya se habían alejado del Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, donde ocurrieron los hechos que investiga la jueza Susana María Paola Firpo, titular del Juzgado de Transición N° 2.
Entre hoy y mañana, los peritos se abocarán al análisis de esas pericias, según señaló una fuente de la causa.
Romero pidió en mayo de 2015 a la jueza Firpo una ampliación de la pericia psicológica a las víctimas, pero con los mismos estudios que ya se les practicaron, para no volver a someterlos al proceso y no llevarlos a una revictimización.
Siete jóvenes que acusaron al cura Ilarraz de graves abusos, hechos que ocurrieron cuando eran apenas adolescentes y cursaban los primeros años de la escuela secundaria en calidad de pupilos en el Seminario, entre 1985 y 1993. Todos ya fueron sometidos a una pericia, ordenada por el anterior juez de la causa, Alejandro Grippo. Ese estudio fue realizado por el equipo médico forense de Tribunales. Romero pidió a la jueza Firpo que se amplíe esa evaluación psicológica ante la presunción de que las víctimas pudieron haber quedado en algún momento afectadas por el denominado síndrome de Estocolmo durante el período en el que varios de ellos intercambiaron correspondencia con el cura, aún cuando se habían alejado del Seminario, y el cura ya no era su director espiritual ni su prefecto de disciplina, tareas que Ilarraz cumplió en el Seminario.
Esas dos funciones le habían sido encomendadas por el ex arzobispo Estanislao Karlic, de quien fue secretario privado no bien se ordenó cura, en 1984.
La Justicia investiga los abusos que se atribuyen al cura Ilarraz, suspendido en el oficio sacerdotal desde septiembre de 2012, a partir de una investigación de oficio que ordenó el procurador general de la provincia, Jorge Amílcar García. Siete víctimas describieron, de un modo descarnado, de qué modo el cura abusó de ellos mientras eran adolescentes, ninguno mayor de 15 años, aprovechando de su doble función de prefecto de disciplina y guía espiritual.
El síndrome toma su nombre de un hecho policial ocurrido en la ciudad sueca de Estocolmo, en 1973, cuando se produjo el asalto a un banco con toma de rehenes que duró seis días. La Policía negoció cuanto pudo con el asaltante, Jan Erik Olsson, pero finalmente decidió irrumpir por la fuerza y liberó a los rehenes, y detuvo al delincuente, aunque después, cuando se tramitó el juicio, ocurrió un hecho inesperado. Los rehenes se negaron a testificar contra el asaltante, con quien habían creado un vínculo psicológico que después, el criminólogo Nils Bejerot definió como Síndrome de Estocolmo.
Ilarraz ejerció, a su modo, ese tipo de relación dominante con sus víctimas, según se desprende de las actuaciones que se tramitan en la Justicia. Los hechos ocurridos en el Seminario fueron investigados por la Iglesia, entre 1995 y 1996, y concluyeron, ese último año, con la aplicación de una sanción ordenada por Karlic: al cura lo condenaron al destierro, le impidieron volver a Paraná y no le permitieron volver a tener trato con los seminaristas.
Pero Ilarraz, según el relato de las víctimas, mantuvo intacto la relación con sus expupilos, y lo hizo a través del intercambio de cartas. El cura no sólo enviaba cartas a sus víctimas, sino también a las familias de éstos. Eso contó una de las víctimas que debió acudir a Tribunales la última semana, citado por la jueza Firpo, para reconocer como propias las cartas que Ilarraz presentó como prueba.
La medida fue resuelta por la magistrada el 27 de abril de 2015, y en su resolución, que se hizo pública, consignó las iniciales de las tres víctimas que citó “con el fin de que realicen el reconocimiento de la documental presentada en la causa”.
Entre hoy y mañana, los peritos trabajarán sobre las pericias ya hechos, sin presencia de los siete denunciantes.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.