El cura Justo José Ilarraz está cada vez más cerca de ir a juicio oral por los abusos ocurridos en el Seminario Arquidiocesano de Paraná, adonde fue prefecto de disciplina entre 1985 y 1993.
Ilarraz está procesado en una causa que se abrió en 2012 y cuya etapa instructoria acaba de ser cerrada por la jueza Susana María Paola Firpo. Ahora, el expediente “Ilarraz Justo José s/Promoción a la corrupción agravada” está en manos del fiscal Juan Francisco Ramírez Montrull.
Lo acusan siete víctimas. Se trata de exalumnos pupilos del Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, que entre 1985 y 1993 estuvieron bajo el ala protectora de Ilarraz que, después, terminó convirtiéndose en su abusador.
La jueza Firpo indicó este viernes que ya consideró agotada la instrucción y corrió vista del expediente al fiscal para que dictamine si resta realizar alguna diligencia o si corresponde sobreseer al imputado o elevar la causa a juicio. La postura de Ramírez Montrull será la última: va a pedir que el caso se eleve a juicio.
A esa petición se sumaría la querellante Rosario Romero, por lo cual, una vez que la jueza firme la resolución de la elevación a juicio de la causa, quedaría el camino allanado para que el defensor del sacerdote, Juan Ángel Fornerón, pueda apelar la decisión.
Firpo recibió este viernes la ampliación de una pericia psicológica y psiquiátrica que había sido dispuesta en el marco de la investigación y estaba pendiente, y estimó agotada la investigación de la causa que se le sigue a Ilarraz, procesado por el presunto delito de promoción a la corrupción de menores agravada por ser su educador, en forma reiterada.
Fue una ampliación de la pericia ya practicada a las víctimas, y se ordenó luego de que la defensa de Ilarraz presentar a modo de pruebas unas cartas que se habían intercambiado con el sacerdote, luego de abandonar el Seminario. “La pericia psicológica que ahora se practicó dice, en líneas generales, que es habitual que las víctimas de abuso demoren en contar, sigan teniendo trato con el ofensor más aún si era secreto”, contó el fiscal Ramírez Montrull.
El pedido de elevación a juicio que ya se está redactando “va a tener como eje el pedido de sobreseimiento que hice oportunamente más la valoración más minuciosa de la prueba. Voy a desmenuzar y valorar como acreditados los abusos, la concurrencia a los pabellones de noche, los privilegios, las idas a su habitación, la excusa para abusar del uso de amistad y confianza, la afectación psicológica de la víctimas (por informes psicológicos y declaraciones de víctimas y testigos), la falta de enemistad u odio hacia Ilarraz. Y que ya en el año 1993 se puso en conocimiento de los hechos” a las autoridades de la Iglesia.
Ilarraz fue procesado el 10 de julio de 2015 por la jueza Firpo, y esa medida fue luego confirmada por el Tribunal de Juicios y Apelaciones. El cura, que fue prefecto de disciplina en el Seminario Arquidiocesano de Paraná, entre 1985 y 1993, está acusado de haber abusado de adolescentes que cursaban la escuela secundaria como pupilos.
En 1995, el entonces arzobispo Estanislao Karlic ordenó investigarlo, y probó los hechos. Como consecuencia de ello, Ilarraz fue condenado al destierro y se le prohibió volver a la diócesis de Paraná.
Al dictar el procesamiento, la jueza Firpo consideró clave el testimonio de las víctimas y los informes periciales. “No obstante –dice en su dictamen de 2015– es necesario precisar que hechos como los aquí denunciados, básicamente configurativos de delitos contra la integridad sexual, más aún si se trata de víctimas -por aquél entonces- menores de edad, tienen la característica de perpetrarse en un ámbito de extrema privacidad, íntimo y protegido de la vista, conocimiento e intromisiones de terceros y ello determina que los dichos de las víctimas y los informes técnico-periciales médicos y psicológicos practicados a las mismas cobren superlativa importancia para la elucidación de los hechos”.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora