El olor a humo, el clima de desesperación, los rostros de desconcierto, la impavidez ante la falta de un matafuegos. La siesta del viernes en la Escuela Bernardino Rivadavia, ese edificio de dos plantas que se levanta en la esquina de Cervantes y Tucumán, mostró el peor escenario. Chicos de primaria evacuados, docentes al borde del llanto, y un salón de la planta alta totalmente consumido por las llamas. La escuela ícono del reclamo docente terminó convirtiéndose en la peor imagen de la desidia.

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.