Ahí, en la esquina de Laprida y Córdoba, frente al edificio de Tribunales, alguna vez hubo una garita, y en esa garita, mínima, los usuarios del servicio de colectivos se guarecían de los rigores del clima, mientras esperaban. Las esperan suelen ser extensas últimamente. La garita, mínima, cubría del sol bravo del verano, de las lluvias ocasionales. Pero ahora ya no. No hay garita. Una tormenta la tumbó, fue retirada y nunca más reemplazada. Ahora, los usuarios esperan el colectivo a la intemperie, buscando apenas el reparo de la sombra que aportan árboles minúsculos.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora