Maximiliano Hilarza lloró. El llanto lo quebró a poco de empezar a testimoniar en el juicio que se inició el lunes en los Tribunales de Paraná y que tiene como único imputado al cura Justo José Ilarraz. El religioso está acusado por siete víctimas por graves casos de abuso y corrupción de menores, hechos que habrían ocurrido mientas fue prefecto de disciplina en el Seminario Arquidiocesano, entre 1985 y 1993.
Hilarza fue pupilo en el Seminario durante esos años. Cursaba la secundaria. Pero sólo duró dos años ahí adentro. Se fue abogiado por los abusos de Ilarraz.
Su testimonio fue el primero en la segunda jornada del juicio a Ilarraz. Duró más de tres horas, con varias pausas en medio. Períodos de diez minutos que le otorgaba el tribunal para reponerse y seguir. En un momento no pudo seguir y pidió salir de la sala de audiencias. Se refugió en otra sala y empezó a llorar, agobiado por un ataque de asma. Se repuso, y pidió acompañamiento para seguir declarando. Acudió Hernán Rausch, quien habían testimoniado en la primera jornada.
«Tenía que seguir. Casi no podía, me angustiaba mucho, pero sabía que tenía que seguir», contó, ya concluido el trámite ante el tribunal que conforman los jueces Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel. Contó todo cuanto pudo de aquellos años de agobio en el Seminario. Lo escuchaban con atención los fiscales Álvaro Piérola y Francisco Ramírez Montrull; los querellantes Marcos Rodríguez Allende, Walter Rolandelli, Santiago y Victoria Halle, Milton Urrutia y María Alejandra Pérez; y el defensor de Ilarraz, Jorge Muñoz.
«Fue durísimo. Cuando me senté, me sentí el chico de 13 años que estaba en el Seminario. No me sentía el adulto de 40 años que soy», dijo, concluido el trámite.
«Empecé a hablar, y me vi en la misma instancia, con los mismos miedos. Fue muy complicado en un principio.
Pero para mí ha significado sacarme un peso de encima, pero esto sigue. Va a seguir -contó-. Me alivió estar acá y declarar. Pero me aliviaría más que estuviera el responsable de todo esto. Que Karlic no declare por escrito, que lo haga como nosotros, las víctimas. Yo di la cara; él también debería dar la cara. Me gustaría que se siente y cuente su verdad, no por escrito. que dé la cara y como la dimos nosotros, porque él encubrió todo».
Estanislao Karlic es ahora cardenal, pero fue quien designó a Ilarraz como prefecto de disciplina del Seminario.
En 1995 ordenó investigarlo a partir de cuatro denuncias, y al año siguiente lo condenó al destierro. Pero esa documentación que colectó no se presentó en la Justicia sino que se guardó en el archivo secreto de la curia. Las víctimas que declararon hicieron dos juramentos ante los hombres de la Iglesia: decir la verdad y no contar nada de lo que ocurriera allí.
Nada se supo hasta 2012, cuando la Justicia inició una investigación de oficio.
Hilarza reaccionó con ira cuando supo del documento que dio a conocer la Iglesia de Paraná hace cinco días, en el que reconocen que no supieron cómo actuar con Ilarraz. «Tuvieron 30 años para hablar, y recién hablan ahora, y dicen que no supieron cómo actuar. Ilarraz se fue, volvió, o mandaron a Tucumán, y ahora sacan una carta para pedir perdón. Es una vergüenza y una burla de la Iglesia. Puiggari tabmién debería estar acá, no escondiéndose, ni escapándose bajo su investidura», reclamó.
El actual arzobispo de Paraná declarará, como lo hizo en 2014, por escrito, como se lo permite el Código Procesal Penal al ser dignatario de la Iglesia.
«Puiggari encubrió; fue el mayor responsable. Nunca nos dio apoyo en ningún momento. Ahora, me citó el tribunal eclesiástico para que declare por una denuncia que hice en el tribunal de Santa Fe en 2013. Pero no piedad, ni empatía. Me citaron el domingo a las 8 de la noche, en la parte nueva del Seminario, donde fui abusado. Deberían tener empatía con las víctimas. Y no la tienen. Por eso pido que ellos, los obispos, también se sienten acá a declarar», demandó Hilarza.
También reprochó el hecho de que ninguna autoridad de la Iglesia -aún cuando el último comunicado diga que están cerca de las víctimas- se comunicó con él, quien hace 20 años debió emigrar a Chile.
-¿Confias en la Justicia?
-Confío en la Justicia. Ilarraz va tener su condena. Y esto no sólo me va a servir a mí, sino también a mucha otra gente.
-¿Y las autoridades de la Iglesia?
-Ellos deben rendir cuenta. Pero tienen que presentarse. Esto es un escándalo del que vienen escapándose: son responsables de esto. Tienen que venir, sentarse y declarar. Abusaron de su investigar, abusaron de mí, abusaron de mi familia, de mis hermanos. Tienen que rendir cuentas.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.