En el primer día de juicio que se le sigue a dos Testigos de Jehová de Santa Elena, acusados de abuso sexual agravado y corrupción de menores, una exdocente contó que comenzó a notar que algo les había sucedió a las víctimas cuando dictaba talleres en los que se hablaba de prevención de violencia y abuso.
Los acusados son Matías Vargas y su cuñado, Luciano Vito Panza. Los imputados llegaron muy temprano este miércoles por la mañana e ingresaron al edificio de Tribunales ubicado en calle Sáenz Peña, en el centro de La Paz, para evitar a la prensa y el escrache de un grupo de mujeres que se convocaron para acompañar a las víctimas.
“Cada vez que dábamos uno de esos talleres, una de las chicas lloraba mucho y la otra se autoflagelaba”, reveló María Elena Vega, exdocente de la Escuela Nº 76 Maipú y exsecretaria del Área de la Mujer de la Municipalidad de Santa Elena, en el período 2015-2019.
Vega fue una de las primeras ocho testigos que contaron lo que sabían ante los jueces María Carolina Castagno (que siguió el debate a distancia por videollamada), Gustavo Pimentel y Elvio Garzón.
En su declaración ante el Tribunal, María Elena contó que conoció en la escuela lo que podrían haber sido los primeros indicios de los abusos, que serían denunciados tiempo después, en 2017. Entonces, ella impartía clases en la Escuela Nº 76 Maipú, de Santa Elena.
“Tenía mucho conocimiento a través de los dichos de mis exalumnas. Las conozco a las dos cuando ejercí como docente en la Escuela Maipú, entre 2014 y 2017. Ellas eran adolescentes. Yo ofrecía talleres de psicología y en orientación, y en mi curricula de trabajo tenía para hacer charlas y, entre los temas, estaban también la prevención y abordaje de niños en situación de violencia y abuso sexual. Lo que pasaba era que, cuando empezaba a desarrollar las clases, Belén (NdelaR: una de las denunciantes) se descomponía en el aula y lloraba mucho. La otra chica se autoflagelaba”, contó a Entre Ríos Ahora.
Tiempo después, Vega supo de los abusos cuando Belén lo hizo público a través de la red social Facebook. Fue el 25 de abril de 2017. Aquel posteo motivó su intervención, ya desde la Secretaria de la Mujer de la Municipalidad de Santa Elena, que coordinaba.
En diálogo con Entre Ríos Ahora, Vega recordó que a poco de iniciar la causa judicial, uno de los imputados, Matías Vargas, le inició a Belén una querella por calumnias e injurias. “Recuerdo que hubo una audiencia aquí y que en el mismo espacio estaban los acusados y las víctimas, y ellos se les reían en la cara. Las chicas se desestabilizaron tanto que tuve que pedir ayuda en Defensoría”, relató.
Finalmente, la exdocentes y exfuncionaría pidió a la sociedad que “cuide a los chicos y les crea”. “Estas nenas no tuvieron un buen eco en la familia, porque encima los denunciados tenían cargos en la Iglesia. Era hasta un orgullo y honor que ingresen en la casa y nunca pensaron mal de ellos. Mientras predicaban, en el otro extremo estaban abusando. Ellas lo que quieren es que esto no ocurra más en la Iglesia”, cerró.
La defensa insistió con la prescripción
Según pudo reconstruir Entre Ríos Ahora, en el alegato de apertura del juicio, el abogado paceño Roberto Alsina, defensor de los imputados, insistió con el pedido de que se dicte la prescripción de los hechos denunciados por el paso del tiempo. Dicho planteo había sido formulado por el letrado en la etapa previa, durante la investigación y en la audiencia de remisión de la causa a juicio.
Por su parte, la Fiscalía, representada por Facundo Barbosa y la querellante Valeria Burkhard, abrieron la audiencia señalando que durante el debate se probará que Vargas y Panza abusaron de dos chicas de la congregación y que lo hicieron aprovechándose de la jerarquía que ostentaban.
Cabe recordar que la Fiscalía pide una pena de 18 años de prisión para Vargas y 15 para Panza. En tanto, la abogada querellante solicita 20 años de prisión para ambos imputados.
Vargas era Siervo Ministerial, que es un predicador, guía espiritual y colaborador directo de los Ancianos -nombre que reciben los líderes de la congregación-. Ese cargo o ‘privilegio’ –como se lo denomina en la congregación- se le retiró cuando fue denunciado. Por esa condición que supo ostentar, la pena es mayor a la de su cuñado, Panza.
Gonzalo Núñez
De la Redacción de Entre Ríos Ahora