El arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, tendrá todo el fin de semana de Primavera para pensar qué respuesta da a la Justicia, que le remitió por escrito, y para que responda ídem, una serie de preguntas en torno al caso que involucra a su secretario privado, el cura Mario Javier Gervasoni, que está siendo sometido a juicio oral y público, acusado del delito de falso testimonio. Puiggari es testigo ofrecido por el defensor de Gervasoni, Guillermo Vartorelli.
El juez José María Chemez, que preside las audiencias en el juicio a Gervasoni, aguardará hasta el lunes, a las 11, que la curia mande las respuestas por escrito de Puiggari. El arzobispo ya tiene gimnasia en estos menesteres: en el juicio al cura Justo José Ilarraz, que se sustanció en 2018, también declaró por escrito: el sacerdote, finalmente, fue condenado a 25 años de cárcel por abuso y corrupción de menores. Fue convocado otra vez en el juicio que se realizó este año en Gualeguay contra la monja Luisa Toledo, expriora del convento carmelita de Nogoyá, finalmente condenada a 3 años de cárcel por privación ilegítima de la libertad.
El secretario privado de Puiggari declaró el 8 de abril de 2015 en los Tribunales de Paraná cuando se estaba instruyendo la causa Ilarraz. Entonces no contó todo lo que sabía del caso Ilarraz y de los abusos en el Seminario, según entiende la Fiscalía. Esa situación quedó en evidencia luego de los testimonios de Hernán Rausch, una de las víctimas de Ilarraz, y de los testigos José Carlos Wendler y Leonardo Tovar.
El Ministerio Público Fiscal acusa al secretario privado de Puiggari por “haberse pronunciado con falsedad y reticencia, ocultando datos al juez, datos que no podía ignorar por el rol protagónico de secretario del arzobispo, con quien convive” en la residencia episcopal de la Costanera Alta. Fue cuando Gervasoni declaró como testigo en la causa Ilarraz, en 2015. Como para la Fiscalía se encontraría ya acreditado el delito, durante la audiencia de hoy ya hizo el adelanto de pedido de pena que hará para el cura: prisión condicional de 1 año y 6 meses por el delito de falso testimonio.
Este viernes se realizó la segunda jornada de audiencias públicas en el marco del juicio a Gervasoni –la primera fue el jueves– y se escuchó el testimonio de dos testigos ofrecidos por la defensa: el vicario general de la diócesis de Paraná, Eduardo Tanger, y el abogado de la curia, Mario Martínez. La defensa desistió de otros dos testimonios, los sacerdotes Silvio Fariña y Héctor José Rodríguez.
Tanger, que dijo ser vicario general desde 2012, declaró que recuerda «de una audiencia privada» del arzobispo Puiggari con una víctima del cura Ilarraz, Hernán Rausch, que asistió acompañado por el abogado Milton Urrutia. Pero después fue vago en la respuesta: «No estoy seguro. Me parece haber estado con Urrutia. Pero no tengo la precisión exacta del hecho», declaró.
A la pregunta respecto a si vio en esas reuniones de Puiggari con víctimas de Ilarraz a Gervasoni, respondió: «No». Y agregó que en las reuniones del arzobispo «el padre Mario Gervasoni nunca ha estado presente».
-¿Sabe si Gervasoni conocía algo concreto relacionado con los abusos que se le imputaron a Ilarraz? -le preguntó el defensor Vartorelli.
-No, no.
-¿Sabe en qué lugar trabaja Gervasoni? -le preguntó el fiscal Juan Francisco Ramírez Montrull.
-Es secretario privado del arzobispo -respondió Tanger-. Y normalmente en la curia no está. Va por algún trámite que le pide el arzobispo. Pero normalmente no está. Se ocupa de atender confesiones en algunos colegios, como el Huerto.
El abogado Mario Martínez hizo una primera aclaración: dijo que, en forma verbal, el arzobispo Puiggari lo había relevado del secreto profesional así que podía declarar sin ataduras. «He sido liberado por el propio arzobispo de prestar declaración. Me liberó verbalmente», anunció.
Admitió haber tomado parte de una de las varias audiencias que mantuvo Puiggari con víctimas del caso Ilarraz antes de que el caso tomara estado público. «Participé en forma persona porque el arzobispo me pide que yo esté presente en esa audiencia», relató.
En esa reunión, recordó, Puiggari le comentó a Hernán Rausch que se había tomado la decisión de suspender a Ilarraz como sacerdote en la diócesis de Concepción, Tucumán.
Negó que de esa reunión haya participado Gervasoni. El jueves, el abogado Milton Urrutia había dicho lo contrario.
El fiscal quiso saber si en algún momento, cuando se elaboraron las respuestas al pliego de preguntas que debió contestar Puiggari en el caso Ilarraz, se analizó la posibilidad de que el secreto le impidiera declarar.
-No recuerdo puntualmente lo que me pregunta -dijo Martínez.
Otro punto de consulta a Martínez fue respecto de la investigación diocesana que ordenó el ahora cardenal Estanislao Karlic en 1995 sobre los abusos de Ilarraz mientras cumplió la función de prefecto de disciplina en el Seminario Arquidiocesano de Paraná, entre 1985 y 1993. En la instrucción, Gervasoni declaró como testigo: Puiggari, que entonces era rector del Seminario, le pidió a Gervasoni, en ese año todavía seminarista, que cuente por escrito lo que supiera sobre Ilarraz.
-Ante cualquier situación de conducta irregular, de cualquier miembro de la Iglesia, siempre se hace alguna instrucción -contó Martínez-. Primero, tiene carácter de información sumaria, y tiene por objetivo llegar a la verdad de los hechos que se están investigando. Cuando hay imputación concreta, se cita a aquellas personas que pueden tener algún tipo de conocimiento. Y esas personas son interrogadas, pero las preguntas tienen un carácter que no sean indicativas, que no afirmen ningún hecho. La finalidad es que el testigo pueda decir lo que sabe de los hechos por los que se lo interroga. A partir de eso se hacen las repreguntas y ampliaciones.
Con la declaración de Tanger y de Martínez se cerró una primera etapa del juicio. El martes, en principio a las 17 -puede variar en función de la disponibilidad de sala de audiencias- será el turno de los alegatos de clausura, y se espera que el secretario de Puiggari pueda ejercer su propia defensa.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.