“Señora”. Así la llamó el presidente del tribunal que juzga a los dos imputados por el brutal crimen de la pequeña Nahiara Luján Cristo, de 2 años, ocurrida el 7 de agosto de 2019, el juez Gervasio Pablo Labriola, a la experta Raquel Asensio, coordinadora de la Comisión sobre Temáticas de Género de la Defensoría General de la Nación, cuarta testigo en la jornada de este jueves del juicio, que habló como experta en (o de la falta de) perspectiva de género en el Poder Judicial.
Labriola cultiva una corrección que en ocasiones parece algo exagerada, y no suele utilizar el apelativo “señor” o “señora” cuando se refiere a un abogado o a una abogada. Raquel Asensio es abogada, experta en Derecho Constitucional. Le dijo “señora”. Quizá porque Asensio vino a constituirse en un elemento disruptivo en un trámite en la Justicia donde los actores suelen ser siempre previsibles.
En el juicio por el crimen de Nahiara –la niña que perdió la vida víctima de los malos tratos y de un avanzado estado de desnutrición-, su papá, Miguel Ángel Cristo, y la expareja de éste, Yanina Soledad Lescano, están acusados de homicidio triplemente agravado, por el vínculo, por alevosía y ensañamiento y para quienes los fiscales Juan Malvasio y Santiago Brugo han pedido perpetua, se ventiló una situación peculiar: la violencia de género que habría dominado la vida de Lescano. Una psicóloga y una abogada del Centro de Asistencia a la Víctima del Delito, Candela Acebal y Marcia López, dieron cuenta de ello. López, además, reveló de qué modo a veces el propio Estado desdeña a las víctimas y las revictimiza: intervino en un caso de violencia de una amiga de Lescano, Gimena Miño, y le recomendó hacer la denuncia en la comisaría 15°.
Pero una vez en la dependencia policial, Miño y Lescano se encontraron con nada más que una agente policial, y el agresor al lado. Nadie pudo tomarle la denuncia por cuanto había ocurrido un accidente y todo el personal había salido. La abogada Marcia López llegó hasta el lugar, subió a las dos mujeres a su vehículo, y las trasladó hasta Tribunales.
Con la oposición de los fiscales Malvasio y Brugo, la experta Raquel Asensio contó ante el tribunal –que conforman Gervasio Labriola, Carolina Castagno y Alejandro Cánepa- de qué modo los “estereotipos” tiñen la acción de los operadores judiciales y los llevan a condenar a personas que sólo son víctimas. Había sido convocada como testigo de contacto por los defensores de Lescano, Miguel Cullen y Patricio Cozzi. Los jueces debieron resolver un recurso de reposición para evitar que Asensio testimoniase en el juicio por Nahiara planteado por Fiscalía. Al final, le permitieron quedarse. Ocurrió entonces una situación que pocas veces se da en Tribunales: una experta en perspectiva de género ilustró a todas las partes lo que ocurre con la mujer en los procesos judiciales. También se opuso el defensor de Cristo, Carlos Antico.
“Mi función es velar para que los operadores judiciales incluyan la perspectiva de género de modo de asegurar el acceso a la justicia de las mujeres y otros colectivos”, dijo Asensio al comienzo de su exposición. Cuando explicó de qué se trata la perspectiva de género, señaló que “es una categoría de análisis, un instrumento que permite evaluar en qué medida las normas, procedimientos, prácticas institucionales, incluyen las vivencias de las mujeres. Es importante contar con la perspectiva de género para exterminar categorías discriminatorias. Cargamos con vivencias e historias que hacen que nuestras miradas estén impregnadas de estereotipos”.
Resaltó que hay pactos internacionales a los que Argentina ha adherido y que tienen rango constitucional que resaltan la necesidad de la perspectiva de género en los procesos judiciales, “y a diferencia de cualquier ciudadano, nosotros, como funcionarios públicos, tenemos el deber de cumplir esos compromisos internacionales, de modo de erradicar prácticas discriminatorias”. Y reclamó “una mirada atenta” de fiscales, defensores y jueces para determinar “cuál es el estereotipo que está detrás de una investigación judicial”. Y dio un ejemplo: qué hace que un investigador privilegie un elemento probatorio y descarte otro. “Desde que se inicia la investigación judicial hasta que concluye, los estereotipos aparecen. Hay que estar para ver de qué forma impactan”, observó.

“El Derecho pretende ser objetivo y neutral, pero fue creado por y para varones. Y han dejado de lado las necesidades y vivencias de las mujeres. Esto redunda en lo que se conoce como resultado discriminatorio”, analizó Asensio. Entonces puso su mirada en los “delitos omisivos”, como la aparente falta de asistencia, en este caso de Yanina Lescano a Nahiara, que era víctima del maltrato de su padre, para ponerla a salvo. “Cuando aparece una mujer acusada, hay una mirada de género que tiene que estar presente”, alertó Asensio.
Dijo que pidió partes del expediente que le envió la defensa de Yanina Lescano y así pudo armar su posición respecto del caso Nahiara.
-¿Advirtió esos estereotipos en esta investigación judicial? –preguntó el defensor Cozzi.
-Advertí elementos de alarma, por lo pronto –respondió.
Una mujer que aparece acusada de la muerte de una niña, en este caso en su rol de madre sustituta, es representada como una “mala madre”, analizó la experta. “Entonces, entran en juego representaciones sociales acera de qué tiene que hacer una mujer para ser una buena madre. Así, una buena madre es la que todo lo sabe, todo lo puede, todo lo debe. Es esa idea de madre como sacrificio y abnegación. Eso esconde un mandato moral acerca del ejercicio de la maternidad como entrega total”, apuntó.
En esa línea de pensamiento, analizó que en la Justicia se categoriza si era “buena o mala madre para saber si era asesina, como razonamiento lógico”. Entonces, agregó, Yanina Lescano “debió advertir la situación de Nahiara, y ahí aparece el estereotipo de la buena madre, pero no se investigó, dijo, y es deber de los operadores judiciales hacerlo, la denuncia de la mujer de ser víctima de violencia de género.
En vez de investigarse ese delito, la violencia de género, se parte de un prejuicio o estereotipo, dijo Asensio, para determinar si miente o no. “No hay que partir de la desconfianza del relato de las mujeres víctimas de la violencia de género. Ese pensamiento está asociado a los prejuicios de la violencia de género. Entonces, se descree de la denuncia de la víctima no en base a pruebas sino a preconceptos. Otro de los mitos que aparecen es que las mujeres, si quieren, pueden salir de la relación de violencia. Si no salen es porque no quieren estar, es porque esa relación violenta es consentida, o porque están mintiendo. No hay que pensar que por el hecho de que la víctima no denunció violencia en una primera instancia no haya que creerle. Los obstáculos que atraviesa una víctima para hacer la denuncia son enormes, muchísimos, estructurales, administrativos, de todo tipo”, aseveró.
Y después apuntó: “Que una mujer denuncie tarde una situación de violencia no puede ser indicio de mendacidad. Cuando lo detienen a Cristo con los documentos de ella y de los hijos de ella más las tarjetas de débito y de planes sociales habla de una situación de dominio del varón”, dijo, pero después cayó en la cuenta de que “el ámbito penal suele ser un ámbito muy poco receptivo de los intereses de las mujeres. Suele ser un ámbito muy masculino”.
Dentro de los estereotipos que guiaron, a su criterio, la causa Nahiara, ubica la violenta separación de Yanina Lescano de su beba recién nacida mientras estaba en la cama del Hospital San Roque, con el argumento de que los cuatro hermanos quedarían bajo la custodia del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf). “Separar a una bebé recién nacida de su mamá me parece una medida estereotipada”, añadió.
La exposición de Asensio absorbió la mayor parte del tiempo de la cuarta jornada del juicio por Nahiara, que continuará el martes, con los alegatos de clausura.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.