«Yo confío en que haya una sentencia, tengo muchas esperanzas de que haya. Pero si no es una sentencia favorable, tengo la tranquilidad que aporté todo lo que tenia a la Justicia desde el primer instante».

No fue favorable. El fallo fue por la absolución.

Vicente Suárez Wollert transmite la mala nueva este miércoles lluvioso: el cura José Miguel Padilla, exsuperior de la Fraternidad de Belén, en Intendente Alvear, provincia de La Pampa, fue beneficiado por la Justicia por el «beneficio de la duda» y absuelto de los cargos que pesaban sobre él.

El entrerriano Vicente Suárez Wollert lo había denunciado por abusos. En 2015, con 19 años viajó desde su ciudad, Santa Elena, hasta Intendente Alvear, para iniciarse en la vida monástica. Pero no pudo lograrlo. El cura Padilla empezó a acosarlo. Con la excusa de que lo atendiera en su salud, un día lo citó a su habitación:

“Me dijo que nadie lo iba a hacer mejor que yo. Dije que sí, que iría, y pregunté si tenía que ir con mi Ángel Guardián, que me seguía a sol y a sombra. Me dijo que no, que tenía que ir solo. Fue ahí que pasó: primero dijo una serie de incoherencias, que uno tiene que compartir el alma. Esa frase siempre la decía para justificar las groserías que decía o cuando se propasaba. Hasta ahí no había contacto físico. Me empecé a poner nervioso. Intento salir de la habitación, pero él salta de la cama, me agarró de atrás, me besó el cuello y me dijo que yo era solamente de él. Me acuerdo las palabras justas que me dijo: «Ya te siento un poquito más mío». Pensé que estaba poniendo a prueba mi castidad. Cualquier cosa pensé, menos que la persona que estaba encargada de cuidarnos, iba a tener este tipo de intenciones”.

 

En los alegatos de clausura, el miércoles 10 del actual, la fiscal Andreina Montes pidió ante la jueza María José Gianinetto que el cura José Miguel Padilla, exsuperior de la Fraternidad de Belén, de General Alvear, sea condenado a 10 años de cárcel por los abusos a los que sometió al joven Vicente Suárez Wollert, un joven santaelenense que había viajado a esa provincia para convertirse en monje pero que terminó saliendo al año de haber ingresado envuelto en los horrores que acometía el padre fundador.

A la petición de Fiscalía se sumaron los defensores oficiales Guillermo Costantino y Mauro Fernández, mientras que la defensa del cura Padilla, a cargo de los abogados Jorge Salamone y Florencia Boglietti, fueron por la absolución. Fue al término de las audiencias en los Tribunales de General Pico, que se habían iniciado el martes 2 de mayo. El sacerdote fue sentado en el banquillo acusado de graves hechos de abuso contra Suárez Wollert, ocurridos entre 2015 y 2016, cuando tenía 19 años.

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Padilla, que integró los grupos carapintada de militares que se sublevaron contra el gobierno del expresidente Raúl Alfonsín a mitad de la década de 1980,fue denunciado por abuso sexual en noviembre de 2019 por el joven oriundo de Santa Elena y exseminaritas de la Fraternidad de Belén. En diciembre de ese año el cura renunció a los cargos de superior de la Fraternidad de Belén, de los Capuchinos Recoletos, y responsable del colegio secundario Nuestra Señora de Luján, de intendente Alvear, en la provincia de La Pampa.

Vicente primero contó los abusos que padeció en un hilo de Twitter: no había pensado en denunciar en la Justicia sino en exponer lo que había pasado en la casa de Dios. Después, supo que además tenía que viajar a La Pampa y formalizar la denuncia contra el cura Padilla, que entonces abandonó la provincia y se mudó hasta San Luis, donde el obispo Gabriel Barba le asignó la parroquia de Nuestra Señora del Rosario del Trono para que dé misa una vez por semana. Vicente le escribió al obispo, el obispo dijo haber recibido ese texto, pero nunca contestó. No explicó por qué un sacerdote, con denuncia por abuso sexual, sigue al frente de un templo y oficia misas.

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Vicente Suárez Wollert había dejado su ciudad, Santa Elena, para vivir la vida monacal. Se trasladó a La Pampa, con los frailes Capuchinos Recoletos. Tenía 19 años.

Los Capuchinos Recoletos llegaron a Intendente Alvear, en La Pampa, en  año 2004 por pedido del entonces obispo Rinaldo Fidel Brédice. Tomaron a su cargo la parroquia y convento de la Inmaculada Concepción. Los frailes también tienen bajo su responsabilidad el Colegio Secundario Nuestra Señora de Luján.

Los Recoletos, que conformaron una versión dura y anclada en las viejas tradiciones del catolicismo, adoptaron el nombre de Fraternidad de Belén, y en sus estatutos dejan en claro su perfil: “Los miembros de esta fraternidad se proponen ante todo buscar la perfección de la caridad, es decir tender fervientemente a la santidad de vida para la mayor Gloria de Dios, de acuerdo a la espiritualidad franciscano capuchina, acentuando la sublime Cátedra de Belén, como camino de recolección”. Tienen tres casas religiosas. Una, en Intendente Alvear, La Pampa. Allí llegó Vicente Suárez Wollert con la pretensión de hacerse monje.

Tenía 19 años cuando ingresó a la Fraternidad de Belén. Había dejado su familia y su ciudad, Santa Elena. Permaneció enclaustrado entre diciembre de 2015 y mayo de 2016, cuando decide irse. Fue víctima de los abusos del superior de la congregación. Ahora, es un sobreviviente que denuncia y acusa. Y que espera justicia.

Permaneció enclaustrado entre diciembre de 2015 y mayo de 2016, cuando decide irse, víctima de los abusos del superior de la congregación

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora

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