El cardenal Estanislao Estaban Karlic pidió no declarar en el juicio que se sustancia en los Tribunales de Paraná al cura Justo Josér Ilarraz, quien fuera su pupilo y a quien ordenara sacerdote en 1984, y al año siguiente, 1985, designara prefecto de disciplina en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo.
Ilarraz ocupó esa función hasta 1993, cuando fue autorizado por Karlic a mudarse a Roma. En el ínterin, en 1995, el cardenal ordenó investigarlo a partir de las denuncias de cuatro seminaristas que relataron los abusos a los que los había sometido el cura. Y en 1996 le aplicó la sanción del destierro, aunque no lo denunció en la Justicia por los abusos que compró una investigación que llevó adelante el cura Silvio Fariña. En vez de eso, ordenó guardar todo lo actuado en el archivo secreto de la curia.
En el actual proceso a Ilarraz, Karlic entiende que la declaración por escrito que presentó en la Justicia en 2014 –el Código Procesal Penal le otorga la prerrogativa de no ir a declarar en forma personal- es suficiente, que no tiene nada más para aportar, y peticionó al tribunal, que integran los camaristas Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel, que lo releve de esa obligación. Argumentó que su avanzada edad –tiene 92 años- y los achaques de su salud le impiden ocupar el tiempo necesario para redactar las respuestas a las preguntas que le formulen desde Tribunales.
Ante el pedido del querellante Marcos Rodríguez Allende, se designó una comisión para constatar el estado de salud del cardenal en el Seminario. Pero la sorpresa fue que cuando los delegados enviados por la Justicia llegaron, se encontraron con la novedad de que el cardenal no estaba en Paraná, sino en Buenos Aires. Aunque un escrito que ingresó el abogado Marciano Martínez, que representa al cardenal, argumentó que en realidad no estaba en Buenos Aires, sino en su médico, y que la constatación de ese hecho correrá por cuenta del doctor Miguel Nesa. Como fuere, el tribunal decidió que se enviará a médicos forenses a certificar si verdaderamente Karlic no puede declarar por escrito, como argumenta.
Encubrimiento
La tercera jornada del juicio a Ilarraz –que tiene siete denuncias por abusos ocurridos en el Seminario de Paraná- contó con el testimonio de siete testigos, entre ellos dos destacados especialmente por el Ministerio Público Fiscal y los querellantes –Marcos Rodríguez Allende, Walter Rolandelli, Lisandro Amavet, Victoria y Santiago Halle-: se trata de los sacerdotes Leonardo Bonnin y Leonardo Tovar, dos de los firmantes de una carta que en 2010 alertó al entonces arzobispo Mario Maulión de los abusos de Ilarraz, y en la que además reclamaron que el caso fuera llevado a la Justicia.
Bonnin fue el impulsor de esa carta y el encargado de redactarla, y durante su testimonio rememoró cómo fue la génesis y qué futuro tuvo luego. Pero aportó un dato clave: el testimonio de un excura que le relató la existencia de una nueva posible víctima de lo abusos de Ilarraz. A raíz de esa revelación, el tribunal dispondrá la citación de tres nuevos testigos.
“Uno de los temas abordados con gran preocupación en estas reuniones de Decanato es el relativo a los abusos cometidos por sacerdotes a menores confiados a su ministerio. Sobre todo nos preocupa la creciente notoriedad que uno de los casos está teniendo entre la gente de nuestras parroquias, el del p. Justo Ilarraz, quien fuera formador en el Seminario Menor a principios de la década del 90”.
El texto forma parte de esa carta que en 2010 un grupo de sacerdotes del denominado decanato III -la diócesis se divide en 9 decanatos- elevaron al entonces arzobispo Mario Maulión, poniéndolo al corriente de los abusos del cura Justo José Ilarraz -de los que ya había tenido conocimiento en 2005, por intermedio de dos víctimas, denuncias que no atendió-, en el que reprocharon el silenciamiento de las autoridades eclesiásticas y la falta de denuncia en la Justicia.
Luego de Bonnin, declaró el sacerdote Diego Rausch, hermano de Hernán Rausch, una de las siete víctimas, que no aportó demasiado y volcó su testimonio a favor de Ilarraz; le siguió el cura David Hergenreder –que supo de los abusos por boca de la víctima Hernán Rausch-, pero su testimonio tropezó con varias contradicciones, que llevaron a la Fiscalía a pedir que se le abra una causa por falso testimonio, a lo que el tribunal no accedió. Siguieron otros dos curas, Agustín Hertel y Daniel Ponce. Y luego fue el turno de Leonardo Tovar, cuyo relato fue ponderado por la contundencia de sus dichos, y por último, José Dumoulin. Eran cerca de las 17 cuando la actividad en Tribunales, que había empezado pasadas las 9, llegó a su fin.
Al salir del salón de audiencias, Tovar no ahorró cuestionamientos a la jerarquía de la Iglesia de Paraná. “Se va a hacer justicia. Yo sé que Ilarraz va a ser condenado, y que los que lo encubrieron van a ser condenados también. Pero primero Ilarraz: Ilarraz va a ir preso, seguro”, disparó Tovar.
“Digo lo que siempre dije, aunque a algunos les duela –señaló-: no hicieron (los obispos) lo que tenían que hacer. Porque si se hubiese hecho como se debía, hoy no estamos acá, y las víctimas no hubiesen sufrido tanto”.
-De los tres últimos obispos (Estanislao Karlic, Mario Maulión y Juan Alberto Puiggari) declara sólo uno. ¿Cuál de los tres tiene más responsabilidad?
-Para mí, es compartida (la responsabilidad). Hay responsabilidad. Los que tenían que cuidar a las víctimas, no las cuidaron y no denunciaron a Ilarraz. Ahora, cada uno a tomar lo que le corresponde.
Este martes, será la cuarta jornada del juicio a Ilarraz.
Están citados siete testigos, y además se espera que finalmente este martes declare la séptima víctima, DC.
Entre los testigos citados para este martes, se destacan tres curas: Gabriel Battello, Alfredo Nicola y José Barreto.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.