El olor dulzón se cuela en las siestas tranquilas de este final del invierno. El olor a las flores de azahar que pretenden teñir de blanco el verde follaje de los naranjos que viste ese tramo cortísimo de la calle San Martín. Es una cuadra peculiar esa que va desde Carlos Gardel hasta Ecuador: una cuadra vestida de naranjos, cuyos frutos ahora dan paso a las flores, y con las flores el perfume de azahar que envuelve a los caminantes de toda hora.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.