El 16 de agosto de 2013, cuatro víctimas de los abusos del cura Justo José Ilarraz en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo enviaron una carta al papa Francisco a través del arzobispado.

El texto lo recibió el entonces vicecanciller de la curia, el sacerdote Héctor José Rodríguez, y una copia de esa carta fue incorporada al juicio a Ilarraz, que se desarrolló entre el 16 de abril y el 21 de mayo, y que concluyó con la condena a 25 años de cárcel, por cinco casos de corrupción agravada y dos casos de abuso deshonesto.

El 7 de mayo de 2018, la Iglesia de Paraná envió una copia protocolizada de esa nota a la Justicia.

Las cuatro víctimas -entre ellos Fabián Schunk, Hernán Rausch, José Riquelme e I A (nunca quiso revelar su nombre en público)- le pidieron al Pontífice «su intervención, dándonos respuesta a los reclamos que hemos venido realizando ante las autoridades eclesiásticas de la Arquidiócesis de Paraná por el término de casi 20 años. Así hemos acudido a monseñor Estanislao Esteban Karlic, Monseñor Mario Bautista Maulión y Monseñor Juan Alberto Puiggari. Ellos, en todo tiempo han estado en conocimiento de los hechos acontecidos en nuestra menor infancia dentro del Seminario Menor, al cual entramos con profundo deseo de servir a la obra de Dios Padre Creador, siendo puros cuerpo y espíritu».

Y recordaron que «durante muchos años hemos llevado en soledad y en el más absoluto sigilo nuestros padecimientos psíquicos y espirituales producto de los abusos sexuales y psicológicos cometidos por quien fuera nuestro prefecto de disciplina en el Seminario Menor». Y que a pesar de haber respetado lo indicado por Karlic y por Puiggari, sólo recibieron de ambos «falsas promesas y mentiras». Y agregaron: «A nuestro entender es una absoluta abominación y herejía que un criminal como lo es el Pbro. Ilarraz siga consagrando el pan en cuerpo y el vino en su sangre de Cristo».

«Que le queremos dejar en claro que nunca recibimos apoyo ni ayuda espiritual por parte de los monseñores Karlic, Maulión y Puiggari; ellos sabían todo puesto que teníamos sendas reuniones con los mismos, nos dejaron librados a nuestra propia suerte y fortuna; que hay una investigación diocesana (irregular y no ajustada al derecho canónico vigente en aquel tiempo), que avalan nuestros dichos», dice el texto. Y agrega la carta remitida en 2013 a Francisco que Puiggari «estaba en pleno conocimiento de los hechos desde el año 1989».

La carta, dijeron las cuatro víctimas, es a los fines de hacer formal denuncia ante el Papa «de los delitos de pedofilia cometidos por el Pbro. Ilarraz en nuestras personas; Monseñor Puiggari nos ha cerrado las puertas de su Arquidiócesis y nos ha manifestado que él no tiene ya nada que entender en el tema, que acudamos a Usted directamente».

La carta finaliza así: «Que, a fin de evitar futuras violaciones a los derechos humanos de niños y adolescentes por parte del Pbro. Ilarraz es que solicitamos a Usted su intervención, tomando medidas concretas sobre este caso».

Francisco nunca respondió a las cuatro víctimas.  «Francisco no contestó nada de nada -recuerda Fabián Schunk-.  Y sabemos que la carta le llegó: fue por vía diplomática».

 

 

Francisco, claro, nunca contestó.

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora