La ciudad no tolera el pensamiento distinto. Un sector de la ciudad, más exactamente. Cuesta aceptar lo diferente. Cuesta respetar derechos al otro.

Las mujeres que integran la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito lo saben desde hace rato: hablar de aborto en esta ciudad no ha sido fácil. Ni gratis. El mural que siempre se intentó mantener en la ochava del viejo Seminario Arquidiocesano de Paraná, donde funciona la Facultad de Ciencias Económicas, en La Rioja y Urquiza fue vandalizada, borrado, repintado.

Nunca tuvo paz.

No tenía por qué tenerla la pintada que se hizo frente a la Iglesia Catedral, sobre el mandapeatón, instando a la sanción de la ley de interrupción voluntaria del embarazo (IVE), que ya cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados de la Nación, y que el 8 de agosto espera la sanción definitiva en el Senado.

Sobre el pañuelo verde -que identifica la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito-, pintado sobre el piso del mandapeatón, se dibujó un feto, en color azul, el color de los antiaborto, de los así llamados pro vida.

El martes al caer la tarde hubo una actividad allí, convocada por estudiantes, de apoyo a la sanción legislativa de la ley de legalización del aborto. Y se empezó a repintar el piso. En eso estaban las mujeres cuando de pronto irrumpió una mujer, vestida con una campera naranja característica de los trabajadores de la Municipalidad de Paraná, y empezó a agredirlas, y a tirar las pinturas, y repartir sopapos.

La contuvieron. Dejaron la pintada más o menos como había sido en forma original: dibujaron pañuelos verde, y dejaron una inscripción: «La ley de aborto sale. 8/8».  Así estuvo hasta primeras horas de la tarde. Pero ya al caer la noche se produjo el enchastre. Pintura fucsia echada con total saña de modo de borrar todo lo que estaba escrito. Ni rastros de los pañuelos verdes. Un gran manchón.

La intolerancia en esta ciudad es así. Voraz.

 

 

 
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.