Los años de gloria pasaron rápidamente para la gualeguaychuense Bárbara Grané, prima de Germán Grané, funcionario del staff del ministro de Gobierno de Entre Ríos, Mauro Urribarri.
Cuando pisó fuerte en Fabricaciones Militares, durante la época de oro del kirchnerismo, asumió la dirección de Comunicación, Relaciones Institucionales y TIC’s en el organismo, cargo al que llegó sin ninguna formación previa y de la mano de su esposo, el camporista Santiago Rodríguez.
Allí, en Fabricaciones Militares, se ganó el apodo de «emperatriz» por sus caprichos, que incluían salmón en el almuerzo y un chofer a su disposición durante las 24 horas del día. También ordenó que el uso de la cafetería fuera exclusivo para la militancia. Y, literalmente, se cansó de viajar al exterior.
Por eso el apodo con el que se la conoció: la “Emperatriz”.

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El fiscal Guillermo Marijuán denunció al ex director de Fabricaciones Militares, Santiago Rodríguez, y a su esposa, la entrerriana Bárbara Grané, entre otras cosas, porque destinaron 800 mil dólares de fondos públicos en viajes, el alquiler de un perro y para costear gastos para asistir al festival de Cannes.
Sumaron millas y utilizaron mucho sus pasaportes. Santiago Rodríguez y Bárbara Grané fueron denunciados por defraudación al Estado. Al ex funcionario lo responsabilizan también por duplicar la planta de personal desde que asumió: de 603 empleados llevó el número a 1151. Como si con esto no alcanzara, el área que dirigía su esposa contrató 40 empleados.

Bárbara Grané, como ya informó Entre Ríos Ahora, es hija del médico otorrinolaringólogo Daniel Grané, tío del funcionario del gabinete del gobernador Gustavo Bordet. La familia de Bárbara, un personaje que se volvió mediático en las últimas horas, vive frente a la Plaza San Martín, en Gualeguaychú.
La mujer, de 34 años, ganó fama en los medios nacionales en las últimas horas luego de que se conocieran los gastos extravagantes que hizo desde su cargo de gerente de Comunicaciones de Fabricaciones Militares, puesto al que llegó de la mano de su marido, Santiago Rodríguez, exinterventor en ese organismo durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Ambos, además, militantes de La Cámpora, con sueldos de entre $30 mil y $60 mil.
Egresado del Colegio Nacional, Rodríguez formó parte de un grupo de economistas que surgió de la Facultad de Economía de la Universidad de Buenos Aires y que se gestó en torno a la cátedra que comandaban el ex ministro Axel Kicillof y el fallecido Iván Heyn. Comenzó su carrera en el Estado asesorando a la ex ministra de Producción, Débora Giorgi, en cuestiones vinculadas a PyMES, y pese a que era muy joven y no tenía experiencia, Máximo Kirchner lo llevó a Fabricaciones Militares. Su poder llegó a ser tal, que hay quienes dicen que cuando ex el ministro de Defensa, Agustín Rossi, estaba de campaña, el ministro en las sombras era Rodríguez, según publicó el sitio Infobae.
Su esposa, Bárbara Grané, oriunda de Gualeguaychú y militante kirchnerista, pero sin la más mínima experiencia, fue nombrada directora de Comunicación, Relaciones Institucionales y TIC’s en Fabricaciones Militares, desde donde se ganó el apodo de «emperatriz» por sus caprichos, que incluían salmón en el almuerzo y un chofer a su disposición durante las 24 horas del día. También ordenó que el uso de la cafetería fuera exclusivo para la militancia. Y, literalmente, se cansó de viajar al exterior.
Por eso el apodo con el que se la conoció: la “Emperatriz”.
El periodista Luis Gasulla, en su sitio Periodismo y Punto, se ocupó el 19 de febrero de la “Emperatriz”.
Barbara, la joven mujer del director camporista, desde 2013, Santiago Rodríguez, llegó a ser la tercera en orden jerárquico de toda Fabricaciones Militares, sin título, sin capacidades que la habiliten para tal puesto, escribió Gasulla.
En el año 2014, escribió Gasulla, Fabricaciones Militares pagó el viaje al Festival Internacional de Cine de Cannes, a una comitiva de 5 personas, entre los que se encontraban Barbara María Grané y un fotógrafo que había sido su novio, Leonardo Muzzopappa. La finalidad del viaje era empaparse de conocimientos sobre cine, para realizar luego una película sobre Fabricaciones Militares, que nunca rodaron.
Los pasajes y viáticos de este viaje, fueron imputados a la cuenta viáticos, lo que abultaba el gasto en personal de manera notoria, uno de los mayores problemas del presupuesto de FM. La empresa hace años que no presenta balances, pero estos gastos están en las imputaciones sobre las partidas presupuestarias. Toda la empresa se enteró de la asistencia al Festival, porque en medio del cepo, fueron capaces de conseguir los euros para asistir a Cannes. Leonardo Muzzopappa se encargaba de enviar las fotografías a su novia, del área de comercialización, de Barbara Grane, con varios directores de cine, estrellas y personajes presentes, siendo estos hechos los que le darían la experiencia para rodar en Argentina sobre FM.
Fuentes del sector de abastecimiento, recuerdan haber imputado una factura por el alquiler de un perro, por el monto de seis mil pesos, para el rodaje de un spot publicitario que nunca vieron, la compra de un drone para filmaciones desde altura, que nunca se exhibieron.
Se suma además el pago de derechos de autor a SADAIC, por el uso de la canción “Rosa, Rosa” de Sandro, nadie sabe para qué. Y hay un expediente por pagos a SADAIC por el derecho de varios temas. Existe un expediente en la Sociedad de Autores, de los temas sobre los que FM pago derechos y nunca se vieron reflejados en ninguna publicidad.
Todo con dinero del presupuesto de Fabricaciones Militares para experimentos cinematográficos que nunca se llevaron a cabo, una compañía deficitaria que no produce municiones, ni chalecos ni nada de lo que sus objetivos de existencia demandan.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.