Es una escuela de jornada extendida, y está en uno de los enclaves pobres de Concordia. Tiene 625 alumnos que se distribuyen en dos turnos: los de la mañana ingresan a las 8 y se quedan hasta las 15,30; los de la tarde, empiezan su rutina a las 9,20 y extienden la actividad hasta las 17.

De la matrícula total de 625 alumnos, 585 chicos asisten a diario al comedor de la Escuela Nina N° 71 Independencia, ubicada en el barrio Constitución de Concordia. De los 625 estudiantes de primaria, 400 necesitan zapatillas para ir a clase. Y entonces la escuela decidió repetir por segundo año consecutivo una actividad que la excede pero que resulta prioritaria: salir a pedir donativos de zapatillas para casi toda la población escolar que las necesita, del número 24 al 38, de nivel inicial a sexto grado.

Salir a pedir zapatillas es una estrategia de la escuela para sortear la emergencia, que los alumnos estén calzados, pero además es parte de las acciones necesarias para evitar que los chicos caigan en el riesgo pedagógico, el más grave: la inasistencia. Las autoridades de la Escuela Independencia son concientes que están enclavados en una zona urbano marginal de Concordia, y que las familias de sus alumnos atraviesan una situación económica delicada: este invierno, dice Fabiana Fracalossi, directora de la escuela, viene complicado.

“El abrigo,  la ropa, es algo más fácil de conseguir. Un docente pide a algún familiar, a algún conocido, y trae y se les entrega. Se cubre esa necesidad. Pero la zapatilla es más difícil. Esto se agrava en este tiempo, con muchos días de lluvias intermitentes que hemos tenido. Tuvimos 7 u 8 días de lluvia, y eso hace que el calzado se monje. Nuestra escuela tiene calles cercanas que son de tierra, y nuestros chicos viven en zonas donde las calles son de tierra. Además, provienen de familias numerosas. Si los padres deciden comprar zapatillas es para uno de los hijos, y los otros dos o tres quedan esperando. Es por turnos. La situación económica de esas familias es muy complicada. Por eso se decidió el año pasado lanzar la campaña para recolectar zapatillas. Y como fue un éxito, decidimos repetirla este año”, cuenta.

El éxito de la campaña es haber logrado en 2018 unos 300 pares de zapatillas. Este año la cifra es mayor: necesitan aproximadamente 400 pares de zapatillas. “Lo hacemos para tener al chico en la escuela y para cuidar la trayectoria escolar –cuenta Fracalossi en una entrevista que concedió al programa Informales de Radio Costa Paraná 88.1-. No queremos que los chicos pierdan la escolaridad por la falta de zapatillas. Vemos la necesidad. Este año se ha agudizado la crisis. Este año vemos más la necesidad. Incluso en el tema comedor. Ya desde vacaciones de verano empezamos a ver el incremento en la matricula. Los chicos nuestros desayunan, almuerzan y meriendan”.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en el primer trimestre de 2019 la tasa de desocupación pegó un brusco salto en Concordia: pasó del 5%  al 10,5%, mientras que el índice de subocupación -personas que trabajan menos de 36 horas a la semana- subió de 10,1% al 15,1%.

Entre los subocupados, el 10,5% son subocupados demandantes: esto es personas que están en una situación de precarización y buscan otro empleo.

En el Gran Paraná -incluye la capital, Oro Verde, Colonia Avellaneda y San Benito- la tasa de desocupación se mantuvo sin variantes en el 5,6%. En tanto, la subocupación pasó del 9,3% al 10,4%.

Los datos que dio a conocer el Indec dan cuenta de que en Concordia hay 57 mil personas ocupadas, 7 mi desocupadas y 10 mil subocupadas.

En el último trimestre de 2018, en Concordia había 2 mil desocupados; y 5 mil subocupados.

 

El dato lo palpan a diario en la comunidad de la Escuela Independencia, del barrio Constitución, en Concordia. “Hay muchas familias cuyos padres han quedado sin trabajo. Viene mal el invierno. No han podido ir a las quintas a recoger la fruta por tantos días de lluvia, y eso también afectó a los que trabajan en la construcción. Y al cierre de quincena, tienen para cobrar uno o dos días. Encima, tienen que hacer frente al pago de la garrafa, de la boleta de la luz. Así, no hay bolsillo que aguante. Tratamos desde la escuela, en la medida de lo posible, suplir el impacto de la crisis, dándoles a los chicos un plato de comida que pueda tener las vitaminas y los complementos energéticos necesarios para que el chico esté en la escuela aprendiendo del mejor modo”, cuenta la directora.

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.