El obispo emérito de Paraná, Mario Luis Bautista Maulión, siempre fue muy cercano a la Asociación Clerical Cruzada del Espíritu Santo, la congregación religiosa a la que pertenece el padre Ignacio Peries, y de la que surgió Juan Diego Escobar Gaviria, ahora a la espera de la sentencia de la Justicia en la causa por abusos y corrupción de menores ocurridos en Lucas González.

Maulión y la Cruzada del Espíritu Santo tienen una relación formal. Después de que se retiró del servicio activo –en 2011 lo suplantó al frente de la Iglesia de Paraná Juan Alberto Puiggari– pasa sus días de retiro junto a la Cruzada, en Rosario.

En 2006,  Maulión, siendo arzobispo de Paraná, se convirtió en el obispo benévolo de la Cruzada del Espíritu Santo, y ese hecho se tradujo en la incardinación en Paraná de todos los sacerdotes que dependen del padre Ignacio.

Desde entonces, religiosos de Gran Bretaña, Venezuela y Estados Unidos están incardinados en Paraná. Por eso, cuando el Vaticano pidió una nueva formalidad al padre Ignacio, contar con una casa de la congregación, el lugar adonde elegido no podría ser otro que la capital de Entre Ríos: es la casa que funciona en calle Comandante Espora al 500. Allí, fue uno de los lugares adonde fijó residencia Escobar Gaviria cuando debió salir de apuro de Lucas González.

A Paraná llegaron muchos sacerdotes de distintas nacionalidades, que luego lentamente se fueron yendo. Uno de los últimos, Hubeimar Alberto Rua, colombiano, que en 2012 fue enviado a Lucas González por el arzobispo Juan Alberto Puiggari. Allí estuvo poco tiempo.

Fue enviado, según el decreto N° 67 firmado por Puiggari,  ante «la conveniencia de que haya otro sacerdote para colaborar ministerialmente con el Párroco de San Lucas Evangelista, presbítero Juan Diego Escobar Gaviria,  de la misma asociación».

Pero Hubeimar duró poco en Lucas González. Marcos Cabrera, esposo de Nancy Ruiz Díaz, recuerda un diálogo que tuvo con el sacerdote en el confesionario de la parroquia San Lucas Evangelista. Fue antes, bastante antes de que estallara el escándalo que ahora tiene en prisión al cura Escobar Gaviria. «Cuidá a Alexis», le dijo, pero entonces Marcos Cabrera no entendió qué le quiso decir.

Ahora, Marcos Cabrera hace una lectura distinta de aquella recomendación: le estaba pidiendo que lo cuidara de Escobar Gaviria. Alexis es Alexis Endrizzi, uno de las víctimas del cura, y denunciante en la Justicia.

«Alexis fue sometido a las peores humillaciones, fue obligado a mantener relaciones sexuales contrarias a sus inclinaciones (ya tenía novia cuando el cura lo seguía abusando), lo que implica un grado doble de sometimiento», dijo en su alegato, el lunes 28 de agosto, en los Tribunales de Gualeguay, el fiscal Federico Uriburu.

De nada de todo lo que se ha ventilado en los Tribunales de Gualeguay ha dicho algo la Iglesia de Paraná. Tampoco el obispo emérito Maulión, quien en la foto que ilustra esta nota comparte encuentro con Escobar Gaviria, Leovigildo Escorcia, el cura responsable de la casa en Paraná de la Cruzada del Espíritu Santo, presente en Gualeguay para «acompañar» a los seguidores del cura enjuiciado, y con todos ellos, Ignacio Peries, párroco de Natividad del Señor, de Rosario, y jefe supremo de todos ellos.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.