Mediante decreto, el arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, aprobó una actualización de las “Normas Arquidiocesanas de comportamiento en el trato con niños, adolescentes y personas vulnerables” y el “Protocolo Arquidiocesano de actuación ante la sospecha o descubrimiento de abusos sexuales en los que sean víctimas niños, adolescentes o personas vulnerables”, dictadas en 2018.

“Estas normas son aplicables a todos aquellos que trabajen habitualmente con niños , adolescentes y personas vulnerables  en ámbitos eclesiales de la Arquidiócesis de Paraná”, dice el documento, y plantea, punto por punto, sus alcances, recomendaciones y limitaciones .

Como “principio general”, plantea “el trato respetuoso hacia cada persona, cuidando especialmente los ámbitos donde se trabaja con niños, adolescentes y personas vulnerables. Esto implica abstenerse de cualquier comportamiento que pueda ser razonablemente interpretado como abusivo hacia cualquier persona”.

“Con respecto a la relación con niños, adolescentes o personas vulnerables, es esperable siempre un comportamiento positivo y el respeto de límites apropiados –dice-. El adulto es responsable de mantener esos límites, así como de reconocer, alertar y poner los remedios necesarios cuando corran el riesgo de ser vulnerados por cualquiera de las partes”.

La necesidad de respetar esos límites, subraya, “conduce a las siguientes disposiciones respecto del adulto en relación con niños, adolescentes o personas vulnerables:

“●     Deberá tener especial cuidado en comportarse siempre conforme a la moral, buenas costumbres y reglas de urbanidad aceptadas. Se espera en particular que no realice insinuaciones, comentarios o chistes sexuales, especialmente delante de niños, adolescentes o personas vulnerables.

“●     No deberá consumir o estar bajo la influencia de alcohol, drogas o utilizar lenguaje vulgar cuando se encuentra a cargo de niños, niñas o adolescentes.

“●     No deberá involucrarse en conductas con connotación sexual, secretas o manifiestas, con niños, adolescentes o personas vulnerables.

“●     No deberá dar o recibir regalos personales o desproporcionados a niños, adolescentes o personas vulnerables. Estos gestos, si bien pueden ser realizados con buena intención, podrían incomodarlos o generar situaciones ambiguas.

“●     Se debe ejercer siempre una extrema prudencia en el manejo de los recursos audiovisuales y virtuales que se utilicen con niños, adolescentes y personas vulnerables.

“●     Se debe respetar siempre la privacidad de los niños, adolescentes y personas vulnerables, sin que ello pueda interpretarse como justificación para no cumplir deberes de protección para con ellos o con la obligación legal de comunicar aquellas situaciones que las leyes exijan.

“●     Se debe mantener siempre una actitud profesional al interactuar con niños, adolescentes y personas vulnerables, evitando familiaridades y expresiones de afecto exageradas o injustificadas.

“●     Se debe ser sumamente prudente con el contacto físico con niños, adolescentes o personas vulnerables, respetando el espacio físico y emocional de ellos y priorizando siempre su bienestar”.

Salpicada por continuos escándalos sexuales de los miembros del clero –tres curas fueron condenados en la Justicia, Justo José Ilarraz, Juan Diego Escobar Gaviria y Marcelino Ricardo Moya-, la curia dispuso una serie de recomendaciones hacia el interior de la Iglesia de modo de cuidar las formas y evitar que se repitan los delitos de abuso.

Justo José Ilarraz.

 

Así, respecto de las reuniones a solas con niños, adolescentes o personas vulnerables la recomendación es que los adultos eviten “permanecer a solas con un niño, adolescente o persona vulnerable en una habitación u otro ámbito cerrado. Cuando ello no sea posible, la reunión tendrá lugar con la puerta al menos semiabierta, o asegurándose de alguna manera la posibilidad de ser vistos en todo momento. Nunca se mantendrán estas reuniones en dormitorios o habitaciones privadas, sino en sectores específicamente habilitados a estos efectos y en horarios previamente establecidos”.

Otro punto que plantea es cómo realizar viajes en auto con menores. Sobre ese punto, el protocolo que actualizó la Iglesia Católica de Paraná dispone que un adulto “no debe recorrer largas distancias en auto o en otro medio de transporte a solas con un niño, adolescente o persona vulnerable. Cuando sea imposible evitar esa situación o se trate de una emergencia, los padres, tutores, curadores o apoyos deben estar enterados de la situación, y ello debe constar de algún modo fehaciente”.

Juan Diego Escobar Gaviria.

Sin lenguaje inclusivo, el protocolo menciona “niño” como genérico que incluye niño y niña, según aclara a pie de página.

“Bajo ningún concepto, se debe exigir secreto o confidencialidad a los niños, adolescentes o personas vulnerables en relación a sus padres, tutores, curadores, apoyos o autoridades naturales”, postula. Y añade que los correos electrónicos, mensajes de texto “e interacciones a través de las redes sociales de un adulto con un niño, adolescente o persona vulnerable deberán ser siempre prudente y responsablemente utilizados, y no podrán constituir el canal habitual de comunicación entre ellos. En las instituciones donde se comparta el uso de computadoras, éste deberá ser adecuadamente reglamentado para evitar acciones y conductas impropias”.

Respecto de los retiros o campamentos, recomienda observar las siguientes previsiones:

“●     Para poder asistir a estos encuentros, los niños, adolescentes o personas vulnerables deberán contar necesariamente con la autorización de sus padres, tutores, curadores o apoyos, otorgada por escrito y firmada al menos por uno de ellos.

“●     Deberán concurrir al menos dos personas adultas de la organización del evento, y una de ellas debe ser del mismo sexo que los niños, adolescentes o personas vulnerables. Si el grupo es numeroso, se debe garantizar que la presencia de adultos responsables sea proporcional a la cantidad de participantes (1 adulto cada 8/10 niños, adolescentes o personas vulnerables).

“●     En las actividades con niños, adolescentes o personas vulnerables, los adultos deberán siempre trabajar en equipo, de modo de poder confrontar con los demás la marcha de la actividad, llevar a cabo los cambios necesarios y generar el ámbito para ayudarse y corregirse mutuamente.

“●     Debe asegurarse siempre un fluido sistema de comunicaciones con los padres, tutores, curadores o apoyos de los participantes, quienes podrán supervisar en todo momento las actividades.

“●     Un adulto no debe nunca pernoctar solo en habitación en hoteles, casas u otros habitáculos con niños, adolescentes o personas vulnerables. En caso de que estén en juego circunstancias de salud u otras equivalentes, deberá haber al menos dos personas adultas con el niño, adolescente o persona vulnerable, y debe obtenerse previamente y de modo fehaciente la autorización de los padres, tutores, curadores o apoyos del niño, adolescente o persona vulnerable.

“●     Los adultos no deben nunca estar a solas con niños, adolescentes o personas vulnerables en los servicios de baños, duchas, vestuarios u otras áreas semejantes. En caso de que circunstancias de salud u otras equivalentes hagan necesario que un adulto acompañe a un niño, adolescente o persona vulnerable en esos ámbitos, deberá haber al menos dos personas adultas presentes.

Marcelino Moya.

“●     Antes de llevar a cabo una actividad de esta naturaleza, todos los adultos participantes deberán firmar consintiendo estas normas y haber participado recientemente de alguna capacitación en ambientes seguros propuesta por el Arzobispado”.

 

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Foto portada: Arzobispado de Paraná

De la Redacción de Entre Ríos Ahora