«En constancia de los hechos denunciados en la persona de un profesional médico que trabaja en el Centro Regional de Referencia Gerardo Domagk, de Paraná, el Ministerio de Salud, a través de la resolución N.º 1.740 desafectó de sus funciones al cardiólogo cuestionado y garantizó la funcionalidad del servicio desde este mismo lunes con la puesta en funciones de otro especialista».
La información la difundió el Ministerio de Salud de Entre Ríos el viernes 5 del actual y fue después de que un grupo de mujeres hiciera pública la situación del cardiólogo Oscar Reyes, con dos denuncias penales en la Justicia, y en medio de una catarata de reclamos por situaciones de acoso y abuso sexual a pacientes y trabajadoras del Hospital Gerardo Domagk, de Bajada Grande.
Pero la situación no era novedosa.
La médica Flavia Pereyra, directora del Hospital Gerardo Domagk, había hecho una presentación formal en el Ministerio de Salud el 14 de abril, y tres días después, cuando se anotició de más casos, anexó información adicional, entre ellos el caso de una adolescente de 17 años que en una asamblea vecinal de mujeres contó la situación de abuso que había soportado en el consultorio de Reyes.
Desde que supo de la primera situación -a finales de marzo una empleada de Mesa de Entradas del centro sanitario le hizo referencia respecto a un comentario inapropiado del profesional- Pereyra inició una trabajosa averiguación de antecedentes.
Reyes llegó al Domagk en «permuta» desde el Hospital San Martín, donde había sido denunciado por acoso. Lo contó el propio profesional en una reunión con la directora Pereyra pero entonces, tres años atrás, el hecho se relativizó por cuanto el profesional hizo una defensa cerrada de su actuación y tildó esos comentarios como maliciosos hacia su persona.
Pero no bien empezó a atender pacientes y a interactuar con las trabajadoras, surgieron los comentarios. Primero, sotto voce, después, se generalizaron. Cuando la directora del Domagk supo del primer comentario pidió que quienes se hayan sentido incomodadas por el médico se lo contaran. Fue dificultoso: había una «asimetría», dice la funcionaria, entre pacientes y médico.
Pero después de aquel primer testimonio de una empleada de Mesa de Entradas ocurrió lo que denunció una coordinadora de Enfermería: mientras dos enfermeras realizaban curaciones a un paciente, Reyes pasó por la habitación y le pasó la mano por la zona de la cadera a una de ellas. «Ahí empezamos activamente a intentar que las personas que habían vivido situaciones incómodas hablaran conmigo. No fue fácil. No lo hacían espontáneamente. Hacían comentarios. En Bajada Grande la gente se conoce. Siempre había alguien que sabía. Yo pedí que les tomen el teléfono, que vengan a hablar conmigo. Buscamos activamente a quienes habían pasado por esa situación. Después del primer comentario que él había hecho a la empleada de Mesa de Entradas, yo abrí el ojo», dice Pereyra.
Reyes empezó a trabajar activamente en el consultorio de Cardiología del Hospital Domagk en febrero pasado. Durante el tiempo de la pandemia no asistió a trabajar por riesgo de Covid y después empezó a presentar certificados médicos o directamente se ausentaba sin razones aparentes. Desde el Domagk le habían sugerido que iniciara el trámite de jubilación porque tiene la edad requerida. No lo hizo. Ahora, tiene un sumario abierto en el Ministerio de Salud y dos denuncias penales que tramita el Ministerio Público Fiscal por situaciones de acoso y abuso a pacientes. Una adolescente de 17, y dos mujeres, que además lograron que se le impongan medidas de restricción al cardiólogo.
Oscar Reyes, el cardiólogo denunciado por abusos, desafectado del Domagk
Aunque de momento la situación del profesional es peculiar. El 5 de mayo inició una licencia profiláctica, de dos semanas, un recaudo al que se echó mano para impedir que concurra al consultorio. Desde Salud le sugirieron a las autoridades del Domagk ubicarlo en tareas alternativas, pero hay un único cardiólogo y la demanda de pacientes es altísima. Pero además, las denuncias por situaciones de acoso no sólo provienen de mujeres que van a la consulta, sino también de parte del personal.
Después que concluya la licencia profiláctica es una incógnita qué pasará con Reyes. En el Hospital Domagk no han sido notificados de la existencia de la resolución Nº 1.740, que el Ministerio de Salud dio a conocer el viernes 5, diez días atrás. La han pedido en más de una oportunidad y hasta el viernes 12 no la habían conseguido. En los papeles, el cardiólogo Reyes no está desafectado de su cargo, como publicó el Ministerio de Salud, sino con licencia profiláctica, y con una restricción de acercamiento a las denuncias, que además viven próximas al Hospital Gerardo Domagk.
Pero en medio del escándalo de las denuncias, la demanda de atención cardiológica sigue y hubo que darles respuestas: las autoridades del Hospital Domagk debieron pedir en préstamo una licencia para poder contratar a otro cardiólogo, que se hizo cargo del consultorio.
En dos presentaciones que hizo la directora del Hospital Gerardo Domagk ante el Ministerio de Salud -el 14 de abril primero; el 17 de abril, después- requirió que se lo aparte de la función y que se le impida contacto con pacientes. Las sospechas sobre lo que ocurría al interior del consultorio de Cardiología había alertado a muchas mujeres que decidieron dejar de concurrir para la atención. Ahora, está con licencia profiláctica, y cuando finalice ese período, lo podrían sancionar con suspensión por faltar a su trabajo sin justificativo. Pero se trata de medidas transitorias. Más temprano que tarde el cardiólogo retomará su función.
Reyes no había querido usufructuar la licencia profiláctica, pero la directora del Domagk se las impuso, y por eso el médico la denunció en Salud por violencia.
La denuncia y el sumario administrativo contra el cardiólogo marcharán según los tiempos de la Administración y es probable que Reyes acceda a la jubilación antes de que aquel trámite concluya.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora